Por Catón
Columna: De política y cosas peores
Nos tiene agarrados la CNTE
2013-09-02 | 09:52:03
Tres hombres se hallaban en una mesa de café, la de Los Minifaldos, nombrada así porque todos sus integrantes son de avanzada edad: como las minifaldas, están a 5 centímetros del hoyo. Sumidos en un hondo silencio los tres señores bebían, meditabundos, su café. Estuvieron así largos minutos. De pronto uno de ellos dejó escapar un suspiro congojoso. Por la mejilla del segundo resbaló una furtiva lágrima. Dice entonces el tercero, con enojo: “¡Si van a hablar de política me voy!”.
Horas difíciles vivimos hoy por hoy en el país. A un lampo de esperanza siguió una calígine de protervidad. (Caón, de esta última frase no entendí ni madre. ¿Qué es eso de “lampo”, “calígine” y “protervidad”?) Me encrespan los escribidores que en vez de usar términos sencillos emplean voquibles rimbombantes, campanudos, magnílocuos, prosopopéyicos, facundos, altitonantes y finchados. Consulté el diccionario y encontré que “lampo” es un brillo fugaz y breve, como el de los relámpagos; “calígine” es tinieblas, y “protervidad” es obstinación en la maldad, hagan ustedes de cuenta la de la CNTE al perturbar la vida diaria de millones de personas en el Distrito Federal.
Bien empezó el gobierno de Enrique Peña Nieto, y eso hizo nacer en muchos de nosotros la esperanza de días mejores para México. Ahora tal parece que la pita se le ha enredado al Presidente, y con él a su equipo más cercano, lo mismo que a los diputados y senadores, y al Jefe de Gobierno del DF. Reinan en la capital el caos y el desorden impuestos por un grupo que ejerce presión violenta como medio para lograr sus pretensiones. Cuidado, pienso yo. Desde luego lo que voy a decir no es cosa que pueda venir pronto, pero sí es cosa que algún día puede venir. No son pocos los países de América Latina en que ante la anarquía, ante la ingobernabilidad, los militares se han hecho cargo del poder, las más de las veces con la aprobación y aun el contento de la ciudadanía. La gente se cansa del desorden, y llega a aceptar de buen grado un gobierno de mano dura, aunque sea ilegítimo, de hecho, que imponga el orden público y la seguridad. Desde luego en estos casos el remedio es siempre peor que la enfermedad, pero no por eso se debe descartar la posibilidad de que lo acontecido en otras partes llegue a suceder aquí si el desorden y la inseguridad se perpetúan y se extienden en otros movimientos. Con lo dicho no estoy pidiendo represión para los manifestantes: sólo digo que es necesario ya que se reúnan el Presidente de la República, el Jefe de Gobierno del Distrito Federal, los supuestos representantes populares y los gobernadores de los estados donde la CNTE tiene sus reductos, para acordar juntos una estrategia que proteja a los ciudadanos, hartos ya de la prepotencia y arrogancia de los sedicentes profesores.
¿Diálogo con ellos? De nada servirá, ya lo veremos. Por principio de cuentas no es posible dialogar si tu interlocutor te tiene agarrado por los testes, dídimos o compañones. Luego, a los capitostes cenetistas no les interesa que se arreglen los problemas: les conviene que se compliquen más, pues ellos suelen pescar a río revuelto. Entiendo que la situación es delicada, y que es muy fácil ver los toros desde la barrera, pero el sentido común me dicta una sencilla solución a este conflicto: si en cumplimiento de la ley, y en recta justicia, tanto los gobiernos locales como el federal dejan de pagar su salario a los maestros que falten a su trabajo; si no se les entrega después lo que dejaron de percibir, como si lo hubieran ahorrado, y se hace llegar ese dinero a organismos de beneficencia no gubernamentales para ayudarlos a cumplir con su labor, se verá que bien pronto se presentarán a trabajar esos que han hecho de la holganza y la ilegalidad su profesión.
Y es que, exceptuando una patada allá donde les platiqué, el golpe que más duele es el que se recibe en el bolsillo. Y nadie diga que mi propuesta es represión: es aplicación lisa y llana de la ley. A cualquiera que falta sin motivo a su trabajo no se le paga el día. ¿De qué privilegio o fuero gozan los afiliados a la CNTE que se les exime de esa disposición, y encima se les tolera que para mantener sus privilegios y conseguir otros mayores dejen sin escuela a más de un millón de niños y de jóvenes, y que atenten en forma sistemática contra el legítimo derecho de cientos de miles de mexicanos a transitar libremente por su ciudad? Y otra pregunta hago, tras de lo cual pasaré a retirarme: ¿cuál es la capital de Dakota del Sur?... FIN.
MIRADOR
ARMANDO FUENTES AGUIRRE
Este hombre está jugando una partida de ajedrez.
La está jugando solo: él mismo mueve las piezas blancas y las negras.
Sus jugadas son lentas; las medita despacio, las pondera y estudia sus efectos.
Luego mueve una pieza o un peón. Avanza la dama; hace que retroceda un alfil; protege con el enroque al rey.
Termina la partida. ¿Ganaron las blancas o las negras? No lo sé. Quizás hicieron tablas, como sucede casi siempre en el juego entre los hombres y la vida.
Una cosa sí puedo decir, porque la vi: al terminar el juego las piezas han tomado al jugador y lo han metido en una caja.
¡Hasta mañana!...
MANGANITAS
POR AFA
“... No mejora la economía nacional...”.
Eso aseguran los críticos,
pero hay una economía
que mejora cada día,
y esa es la de los políticos.

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