Por Raymundo Jiménez
Columna: Al Pie de la Letra
Atrapado por el pasado
2013-08-19 | 21:53:34
En 1996, cuando todavía despachaba como secretario general de Gobierno y comenzaba a preparar el terreno para suceder en la gubernatura a Patricio Chirinos Calero, Miguel Ángel Yunes Linares se sacó de la manga una Consulta Democrática entre cuyas reformas se incluyó la de la autonomía de la Universidad Veracruzana, la cual, en su momento, sorprendió a la apática comunidad universitaria que se había olvidado ya de esa vieja demanda.
Hasta agosto de 1997, año en que entró en vigor la Ley de Autonomía de la UV, el último rector designado directamente por el titular del Ejecutivo del estado fue Emilio Gidi Villarreal, un incondicional de Yunes Linares al que en la campaña electoral de 1992, desde la presidencia del CDE del PRI, había promovido como candidato a diputado local plurinominal para controlar el Congreso del estado durante la transición gubernamental.
Una vez concluida esa encomienda, al asumir Chirinos la gubernatura en diciembre de 1992, Yunes propuso a Gidi para la Rectoría de la UV donde sustituiría al dantista Rafael Hernández Villalpando.
Cinco años después, una vez decretada la autonomía universitaria, Gidi comenzó a preparar su sucesión ya que a partir de entonces el nuevo rector no sería nombrado por el gobernador en turno sino electo por una Junta de Gobierno constituida por académicos internos y externos.
Su candidato era Octavio Ochoa Contreras, quien tenía un amplio conocimiento de la UV porque se desempeñaba precisamente como director de Planeación Institucional.
La candidatura de Ochoa fue arropada de inmediato por otros académicos y funcionarios de la administración de Gidi, entre ellos Raúl Arias Lovillo y Alberto Olvera Rivera.
El problema para Yunes, Gidi y su clan universitario en esa ocasión fue que de última hora se les atravesó el doctor Víctor Arredondo Álvarez, quien por ese entonces aún se desempeñaba en el gobierno federal como director general de Educación Superior de la Secretaría de Educación Pública, cargo en el que había coincidido entre 1991 y 1993 con Ernesto Zedillo Ponce de León, cuando antes de ser Presidente de la República ocupó la titularidad de la SEP.
El “centralazo” se fraguó precisamente durante una gira presidencial a principios de 1997, en la que Zedillo vino a inaugurar las nuevas instalaciones de la Facultad y del Instituto de Investigaciones de Sicología de la UV. Ahí, el último mandatario mexicano de extracción priista le recomendó a Chirinos al doctor Arredondo.
El gobernador le pidió a Yunes que preparara todo para la elección del candidato del presidente Zedillo. El secretario de Gobierno cumplió cabalmente con la orden de Chirinos. Esa vez, el rector Gidi y su séquito tuvieron que tragar camote.
Por eso no fue casual que en plena campaña por la gubernatura, en junio de 2010, al encontrarse circunstancialmente en una funeraria de la avenida Murillo Vidal, de Xalapa, donde eran velados los cadáveres de los hijos del empresario Alfredo Hákim Aburto y de la maestra universitaria Esther Hernández Palacios, asesinados por sicarios del crimen organizado, Yunes Linares agrediera verbalmente al ex rector reclamándole que ahora él no lo apoyara. Presuntamente lo amenazó con auditarlo y fincarle responsabilidades como titular de la Secretaría de Educación de Veracruz si llegaba a la gubernatura.
El ex candidato del PAN a gobernador no pudo vengarse personalmente de Arredondo, pero indirectamente lo ha hecho ahora a través del grupo de Gidi que gobierna la UV.
Y es que el ex rector chirino-yunista, quien despacha como titular de la Defensoría de los Derechos Universitarios –una instancia creada exprofeso en noviembre de 2006 por el Consejo Universitario General a propuesta de sus ex subalternos–, fue el primero en cuestionar públicamente la legalidad de la reventada candidatura de Arredondo; Arias Lovillo, el rector saliente.
Tácitamente excluyó a su antecesor al reiterar una y otra vez que los universitarios “en ningún sentido” buscaban “regresar al pasado” y rechazó tajantemente cualquier intento de intromisión e imposición por fuerzas ajenas a la UV; y Olvera Rivera es uno de los ocho miembros de la H. Junta de Gobierno que se encargó de consumar el descarte del ex titular de la SEV porque supuestamente no les convenció su “independencia real y manifiesta ante los intereses económicos y políticos, de modo que pueda representar efectivamente la autonomía de la Institución”, según se deduce del escueto comunicado oficial difundido este viernes 16.
Desde el 3 de septiembre 2012, en su mensaje dirigido al término de la lectura de su tercer informe de labores correspondiente a su segundo periodo administrativo, el rector Arias Lovillo había advertido que “contra el indeseable autoritarismo” la mayor victoria sería la consolidación de la autonomía universitaria.
En su discurso que duró poco más de una hora en la sesión solemne del Consejo Universitario, efectuada en la Unidad de Servicios Bibliotecarios y de Información (USBI), el rector aceptó que las estructuras formales de la institución están hechas para que se impongan métodos verticales que devienen, en no pocos casos, en un desfigurado e indeseable autoritarismo.
Pero sentenció que “contra estas rutinas peligrosas en el gobierno universitario a las que yo mismo no soy ajeno, contra la tradición acrítica de la comunidad que la complementa, ha sido nuestra lucha”.
“En esta etapa de la vida de la Universidad Veracruzana, puedo decir que la mayor victoria moral de los universitarios ha sido la conquista de la libertad, la deliberación colegiada y la consolidación de la autonomía universitaria.
“Este es el resultado intangible más entrañable, el más universitario de nuestros años como rector: el aire de libertad y de respeto que cubre los campus de la Universidad Veracruzana”, remarcó ante la comunidad universitaria e invitados especiales encabezados por el gobernador Javier Duarte, quien a diferencia de sus antecesores Patricio Chirinos y Fidel Herrera Beltrán no se atrevió a entrometerse en este proceso de sucesión rectoral.
¿O a poco no a finales de noviembre de 2004 el gobernador electo Fidel Herrera y Arredondo, a punto de asumir la titularidad de la SEV, acordaron dejar en la Rectoría a Raúl Arias como interino y luego, en 2005, cabildearon para que la Junta de Gobierno –todavía controlada por el ex rector– eligiera a Lovillo para su primer periodo?
Quizá el error de Arredondo fue creer que el gobernador Duarte podía ser igual de autoritario que Zedillo y Chirinos. Pero, además, en la Secretaría de Gobierno del régimen duartista tampoco hay operadores políticos con la mano dura de Miguel Ángel Yunes para hacer efectivo, como antaño, un acuerdo cupular si es que acaso se hubiese dado como en el zedillato.
Porque francamente es difícil de creer que Arredondo se haya lanzado a esta aventura apostándole sólo a la “gratitud” de quien hace nueve años recibió tersamente de sus manos el gobierno pleno de la UV.

MANZUR AL PRI

Ha trascendido que finalmente quien suplirá a Erick Lagos Hernández en la Presidencia del Comité Directivo Estatal del PRI será el ex alcalde de Boca del Río, Salvador Manzur Díaz. Y para la Secretaría General de este instituto político será propuesta la ex regidora xalapeña Corintia Cruz Oregón, suplente del diputado local electo David Velasco Chedraui.
Nos cuentan que a propuesta de quien manda en Veracruz el nombre de Manzur ha sido palomeado por los altos mandos del Comité Ejecutivo Nacional del partido tricolor ya que el ex munícipe boqueño tejió buenas relaciones con la cúpula priista cuando fue presidente de la federación de alcaldes.
De hecho, por intervención del gobernador Javier Duarte, Salvador Manzur se entrevistó en varias ocasiones con el entonces candidato presidencial Enrique Peña Nieto para tratar temas relacionados con los ayuntamientos del país.

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