Por Raymundo Jiménez
Columna: Al Pie de la Letra
Silva
2013-08-05 | 10:00:44
Alberto Silva Ramos ha solicitado al Congreso local licencia para separarse de la presidencia municipal de Tuxpan.
A menos de cinco meses de que concluya su exitosa administración municipal, el retiro de Silva Ramos de la alcaldía porteña será por tiempo indefinido, ya que está por incorporarse al gabinete del gobernador Javier Duarte de Ochoa como titular de la Secretaría de Desarrollo Social.
Precisamente el sexenio anterior, el tuxpeño, exiliado políticamente en el Distrito Federal, durante la primera mitad del fidelato, por las intrigas de algunos amigos y colaboradores del gobernador Fidel Herrera Beltrán, retornó finalmente a Veracruz para hacerse cargo primero del modesto Centro de Desarrollo Municipal y posteriormente de la Subsecretaría de Infraestructura de la Secretaría de Desarrollo Social y Medio Ambiente (Sedesma), desde la cual comenzó a apoyar a finales de 2009 el proyecto del entonces diputado federal Duarte de Ochoa, para la sucesión gubernamental de 2010 y empezó a construir su candidatura municipal para ese mismo año.
A partir de entonces, entre Duarte y Silva se fue fraguando una sólida alianza política, pues en su momento ambos debieron enfrentar a los mismos malquerientes, sobre todo a los del grupo de dinosaurios fidelistas que por antigüedad se creían con más derecho para heredar de Fidel Herrera la gubernatura.
Por eso no fue casual que la primera gira de Duarte realizada minutos después de haber rendido protesta ante el Congreso del estado como gobernador constitucional de Veracruz, haya sido a Tuxpan para dar el banderazo a la autopista que pretende unir a ese puerto veracruzano con el de Tampico, Tamaulipas, una obra estratégica que la administración panista del presidente Felipe Calderón desairó, pero que ahora ha sido incluida en el paquete anunciado por el presidente Enrique Peña Nieto el mes pasado.
Hasta hace un par de años, el único desacuerdo manifiesto entre Duarte y Silva era sobre la corriente política que el sucesor de Herrera Beltrán se resistía a impulsar en la entidad. Y es que a finales de 2011, en una reunión privada con periodistas, el mandatario negó rotundamente que en Veracruz, como en sexenios anteriores, él pretendiera alentar el surgimiento de un nuevo “ismo” en el estado. Sin embargo, el 12 de diciembre de ese año, al rendir su primer informe de resultados y agradecer públicamente el extraordinario apoyo del gobernador durante el primer año de su administración municipal, el alcalde tuxpeño hizo en presencia del cordobés una clara definición del “duartismo”, cuya esencia, dijo, es “una nueva generación de gobernantes, jóvenes políticos, con orden en las finanzas, con transparencia, con eficacia, con firmeza, con sentido social, con obra pública, con responsabilidad, cercanos a la gente, creando un mejor ambiente de felicidad, dedicados a construir la confianza que nos da fe en el futuro”.
Silva Ramos definió desde entonces que “el duartismo es la unión de orden, responsabilidad financiera, obra pública y transparencia”. Que, “el duartismo, es gobernabilidad, civilidad y diálogo, de mano firme y manos limpias”. Que, “el duartismo, es construir nuestros sueños, sin odios y sin rencores”. Y que, “el duartismo, es entreverar generaciones y aprovechar la experiencias de otros”.
Al pronunciar un breve mensaje después de que Silva finalizó la lectura de su informe, el gobernador Duarte no hizo alusión a esa parte del discurso político del alcalde, pero en cambio reconoció públicamente que todos estos logros alcanzados en su primer año de administración se debían a que el de Tuxpan era un gobierno municipal con estrategia, planeación y orden.
En efecto, en ese primer año Silva informó que gracias a la atracción de fuertes inversiones públicas y privadas destinadas a proyectos portuarios y comerciales, Tuxpan había aportado el 15 por ciento de los empleos generados en la entidad veracruzana, y que su administración había ejercido 280 millones de pesos en obras públicas cuando sólo tenía un presupuesto limitado de 57 millones de pesos. “¿Cómo le hicimos? Primero, la gestión eficaz. Segundo, en que las obras, ahora, valen lo que valen, no más, ni menos. Por eso lo pudimos hacer. No hay varitas mágicas ni trucos de ilusionismo que valgan. Pitágoras nunca se equivoca. Ahí está la mano amiga del gobernador Duarte y el federalismo auténtico del presidente Felipe Calderón. Ellos son los gobernantes que trascienden, con grandes obras, como la del puente Tampamachoco, con inversión de 40 millones de pesos”, detalló.
Ahora, año y medio después, a punto de separarse de la alcaldía y a menos de 5 meses de que concluya su administración municipal, Silva acaba de exponer que ante el alto déficit de infraestructura que se presentaba en colonias y comunidades de Tuxpan, el Ayuntamiento que preside echó a andar el programa de obra pública más grande e histórico de Tuxpan, para darle solución a gestiones ciudadanas que tenían 10 y hasta 50 años para tener una calle completamente pavimentada.
La semana pasada todavía puso en marcha un nuevo paquete de obras en diferentes colonias de la ciudad, que se sumarán a las 264 que ya fueron entregadas oficialmente a la población. “Antes los presidentes municipales pavimentaban 12 calles en un año, hoy ese mismo número de obras se han ejecutado en tan solo 3 días, de este tamaño es el esfuerzo que el gobierno realizó a favor de la población”, expresó Silva este fin de semana ante vecinos de diversas colonias, a los cuales aclaró que todo ello “fue posible gracias al respaldo del gobernador Javier Duarte”, ya que, “sin él, muchas acciones hubieran sido imposibles llevarlas a cabo”.
Así se lo había manifestado también públicamente al mandatario veracruzano durante su primer informe municipal, en diciembre de 2011, cuando le dijo: “Usted construyó, desde el primer día, este presente de sueños y realidades, de orden y seguridad, de progreso y desarrollo, de confianza y obras de infraestructura, de nuevas inversiones y empleos. Sobre todo, creó en Tuxpan enormes esperanzas en un futuro que ya nos alcanza. El suyo, es el sexenio del norte de la entidad, seis años de lujo, 2 mil 190 días en que por fin nos está haciendo justicia la Revolución”.
“Nace aquí un gran emporio industrial, portuario, comercial, turístico, hotelero y de servicios”, remachó Silva, quien en más de una ocasión le agradeció al gobernador por todo el apoyo recibido durante ese primer año de su gobierno. “Nunca acabaremos de repetirlo: ¡gracias, jefe Duarte!”.
Ahora, el edil tuxpeño está por incorporarse al gabinete duartista en una posición estelar, como titular de la Sedesol, donde obviamente el gobernador Duarte lo coloca porque ha de esperar de él un desempeño eficaz como el que ya demostró en la alcaldía de Tuxpan, con la operación de programas de apoyo comunitario.
No faltarán seguramente quienes comiencen a hacer especulaciones de futurismo político ante la aún lejana sucesión gubernamental de 2016, pero Silva es un político profesional, que aparte de su manifiesta y probada lealtad al gobernador en turno, también tiene muy bien plantados los pies sobre la tierra, no obstante que su discurso favorito es el del soñador de la montaña que pronunció el legendario activista afroamericano Martin Luther King días antes de que lo asesinaran.
Precisamente en diciembre de 2011, Silva expresó que “hace un año pude perder la elección, pero nunca perdería mi sueño”. Y parafraseando a Luther King recitó: “Se los juro, soñé y vi el Tuxpan del mañana, el Tuxpan que hoy estamos alcanzando. Tengo la fuerza, tengo la fe para llevarlos ahí. No tengo miedo. Les protesto, les juro, porque he estado ahí, que vamos a llegar a vivir un Tuxpan diferente, grande, limpio, moderno, de colosal progreso. Ese Tuxpan de enorme potencial turístico, de crecimiento portuario, de empleo para todos, el motor de la producción industrial y el faro que ilumine a Veracruz. Ese Tuxpan está cerca”.
Ese primer sueño, con el apoyo del gobernador Duarte, asegura haberlo cumplido a plenitud. Ahora falta ver hasta dónde llegará como secretario de Desarrollo Social para bien de la población más vulnerable de los otros 211 municipios veracruzanos.

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