¿De qué gravedad habrá sido el pecado que cometió el contralor Iván López Fernández para ser no solo expulsado del edén duartista sino para que, además, el jefe del Ejecutivo estatal decidiera sustituirlo de manera oprobiosa por su peor enemigo político: Mauricio Audirac Murillo?
Y es que hace un año, precisamente, entre ambos contadores públicos se dio una fuerte guerra política y mediática, en la coyuntura del proceso legislativo para designar al nuevo auditor general del Órgano de Fiscalización Superior (ORFIS) del estado.
Desde a mediados de 2012, Audirac había acordado presuntamente con el gobernador Javier Duarte de Ochoa prorrogar su permanencia en la titularidad del ORFIS por un periodo más, pero el contralor López Fernández y otros influyentes miembros del gabinete duartista lograron echar abajo de última hora la pretensión reeleccionista de Mauricio, quien en agosto de 2006 había sido electo por el pleno de la LX Legislatura local, con 43 votos a favor y 7 abstenciones, como auditor general del ORFIS en sustitución del contador René Mariani Ochoa.
Iván López, por estar impedido legalmente, al final tuvo que declinar su aspiración. Y es que para ser Auditor General del máximo ente fiscalizador del estado debía cumplir cabalmente con los requisitos que establecen los artículos 58, fracciones I, II, IV, y V, y el 67, fracción III, de la Constitución Política del estado; así como lo que estipulan el 66 y 70 de la Ley de Fiscalización Superior, y el 7 y 11 del Reglamento Interior del ORFIS.
Según trascendió en aquella ocasión, sobre el escritorio del abogado cuenqueño Francisco Loyo Ramos, secretario general del Congreso local, presuntamente estaba listo el borrador de un decreto para otorgarle la dispensa de ley a López Fernández.
Como esa intentona legaloide no prosperó, entonces decidió empujar la candidatura del CP Lorenzo Antonio Portilla Vázquez, quien se desempeñaba a su lado como director de Control y Evaluación de la Contraloría General del Estado.
Entrevistado a finales de julio de 2012 por Aurelio Contreras Moreno, director editorial de la revista Líder, el contralor estatal declaró en aquella ocasión: “Desde el punto de vista profesional, estar en el Órgano de Fiscalización debe ser un buen reto, es algo que profesionalmente te complementa. Pero mi visión hoy es el Gobierno del Estado. Agradezco a mucha gente que me quiere mucho y que quiere verme allá, pero hoy mi trabajo está aquí, junto al Gobernador, y estar con él hasta que él diga”.
Orgulloso entonces de la responsabilidad que en esta administración le había encomendado su jefe Javier Duarte, el contralor expuso hace un año: “La gente que está hoy en el gobierno sabe que está en un proyecto, sabe quien lo encabeza, y quien no, hay que recordárselo muy seguido. Y saben por dónde debemos caminar todos. La gente que no se sienta motivada está haciendo mal, en el sentido de no aprovechar esta oportunidad que se le da para actuar, en cuanto a esa libertad que el Gobernador te permite en tu gestión y en tu desarrollo profesional. Quien no lo entienda no tiene futuro ni espacio en este gobierno”.
Al parecer, López Fernández tampoco lo pudo entender pues hasta ahora no se le ve futuro ni espacio en esta administración, ya que apenas anteayer se enteró de manera extraoficial que el gobernador Duarte de Ochoa prepara varios cambios en su gabinete, entre ellos el de la Contraloría General del Estado que el mandatario decidió poner en manos de Mauricio Audirac, uno de los siete comensales que este lunes fueron invitados a comer por el Ejecutivo estatal a la Casa Veracruz, donde se cocinaron también los próximos cambios en las Secretarías de Gobierno, de Desarrollo Social y de Comunicaciones.
Y es que de los funcionarios que serán removidos, todos serán reacomodados con excepción de López Fernández, de quien aún no se ha dicho a dónde lo podrían mandar. Gerardo Buganza, por ejemplo, pasaría de la Secretaría de Gobierno a la de Comunicaciones en lugar del ingeniero Francisco Valencia, el cual sería reubicado en otra área que todavía no se especifica. Marcelo Montiel dejaría la Secretaría de Desarrollo Social para presidir el CDE del PRI o encabezar la delegación de la Sedesol del Gobierno Federal. Y Erick Lagos Hernández sale de la dirigencia priísta para ser el titular de la Segob.
A menos que por su experiencia como auditor, a Iván López le den como premio de consolación la Secretaría de Fiscalización del Congreso del Estado que dejará vacante el priísta porteño Marlon Ramírez, quien será colocado en la Subsecretaría de Gobierno en sustitución de Enrique Ampudia Mello. Habrá que ver qué le depara el destino.
AMPUDIA A LA PGR
El que con todo el dolor de su corazón dejará el estado de Veracruz es Enrique Ampudia Mello, quien luego de servir más de un año en la Subsecretaría de Gobierno tuvo que pedir la anuencia del gobernador Javier Duarte de Ochoa para aceptar una envidiable invitación que a principios de este mes le hizo formalmente su amigo Jesús Murillo Karam, titular de la Procuraduría General de la República.
Así, pues, si en un par de semanas no pasa nada extraordinario, Ampudia asumirá la Oficialía Mayor de la PGR, desde donde pretende seguir sirviendo al gobernador y a los veracruzanos.
Bien dicen que “nadie sabe lo que tiene hasta que lo ve perdido”.
VALENCIA, BLINDADO
El más sorprendido con los cambios filtrados extraoficialmente ayer ha de haber sido el ingeniero Francisco Valencia, secretario de Comunicaciones del estado.
Y es que apenas este lunes había comenzado a realizar algunos cambios en la estructura de la SECOM que, según ha trascendido, estaría por ser ocupada por el ingeniero Gerardo Buganza Salmerón, quien finalmente sí será sustituido por el presidente del CDE del PRI, Erick Lagos Hernández, en la Secretaría de Gobierno.
Sin embargo, tal como se ha dicho, Valencia no quedará en el desamparo.
Menos ahora que su hijo está por contraer nupcias en septiembre próximo y cuyos padrinos serán el matrimonio Duarte-Macías.
¿Les suena?