Por Catón
Columna: De Política y Cosas Peores
2013-06-17 | 22:16:55
Susiflor le informó a su mamá que la noche anterior había perdido la virginidad. La señora hizo ¡gulp! en su interior, pero pensó –también en su interior- que ni siquiera tenía caso preguntar quién se la había encontrado.
Trató de actuar conforme a la modernidad, y le dijo a la muchacha: “Ojalá eso haya sido para ti una experiencia deleitosa”. Respondió Susiflor: “Únicamente con los tres primeros. Con los demás ya me resultó cansado”. (No es por hacer comparaciones –“Cuando a dos se les compara, uno de los dos repara”-, pero se dice que Lucrecia Borgia podía dar buena cuenta de 16 viripotentes mancebos en una sola noche, y luego se levantaba a jugar varios partidos de tenis con su hermano César.
Eso indica el aguante de Lucrecita, pues ya se sabe que el tenis es un deporte que exige mucho esfuerzo)…
La esposa de Ovonio Grandbolier, el hombre más perezoso del condado, le reprochó enojada a su marido: “Nunca planeas para el futuro”. “Eso no es cierto -se defendió el harón-. Precisamente acabo de comprar dos six de cerveza en vez de uno”…
En la reunión de parejas don Cornulio elogiaba las cualidades de su esposa. “Es una magnífica cocinera –proclamó orgulloso-. Sus recetas pueden rivalizar con las de los mejores chefs del mundo: August Escoffier, Ferrán Adriá, Santi Santamaría... Además es virtuosa, pura, honesta y casta. Siempre me ha sido absolutamente fiel”.
Al oír aquello tres o cuatro maridos tosieron, nerviosos, y las señoras cambiaron picarescas sonrisas entre sí.
La mujer de don Cornulio le dice con tono de ligereza: “No hablemos de cosas de recámara. ¿Por qué no regresamos mejor a la cocina?”. (Este relato acerca de la esposa del mitrado señor me hizo recordar aquella lápida de cementerio cuyo epitafio dice: “Aquí yace doña Fulana de Tal. Hija ejemplar. Madre abnegada. Esposa regular”)…
Pregunta: ¿Por qué algunas chicas tienen la bubi derecha más grande que la izquierda? Respuesta: Porque sus novios son zurdos…
Pregunta sin respuesta: ¿Por qué los hombres y las mujeres gastamos tanto dinero en ropa, si los mejores momentos que pasamos son cuando estamos sin ella?...
Una joven madre sumamente atractiva amamantaba con toda naturalidad a su bebé en un parque público. Pasó un borrachito y le dijo inclinándose ceremoniosamente ante ella: “Señora: ¡quien tuviera 55 años 6 meses menos!”…
La autoridad electoral de Baja California debería propiciar la firma de un pacto de civilidad entre los candidatos del PRI y el PAN.
Las campañas políticas, en efecto, están subiendo de tono. Menudean las palabras llamadas altisonantes, y que en verdad deberían llamarse “bajisonantes”. Quienes ocupan el tinglado público son objeto de la atención general, y les toca el deber de dar altura a los procesos de elección en vez de abatir el nivel de la confrontación política.
Esto que digo no es moralismo: es civismo, materia que desapareció de los programas educativos, y que quizá por eso está desapareciendo también de nuestra vida nacional…
Don Avaricio Cenaoscuras, señor ahorrativo, visitó a su hijo en la universidad donde estudiaba. Le preguntó: “¿Estás saliendo con muchachas?”. “No, padre” –contestó el chico. “¿Por qué?” –se inquietó el cutre. Respondió el muchacho con acento sombrío: “Padezco un grave problema sexual”. “¡Dulces Nombres!”–exclamó don Avaricio-. (La jaculatoria debe ser: “¡Jesús, María y José!”, pero al decir “¡Dulces Nombres!” Cenaoscuras se ahorraba dos palabras). ¿Qué grave problema sexual es ese que te impide salir con mujeres?”. Replicó, hosco, el hijo de don Avaricio: “Nunca traigo dinero”…
El doctor Barnardo Yekabed, cardiólogo de fama, pasó a mejor vida. El cuerpo médico de la ciudad acompañó el de su ilustre colega al cementerio. Uno de los doctores no pudo ocultar una sonrisa cuando vio que la tumba en que reposaría el difunto tenía la forma de un corazón, pues eso había dispuesto el cardiólogo para su reposo final. Alguien que advirtió la sonrisa del facultativo le preguntó, intrigado: “¿De qué te ríes?”. Contestó el galeno: “Pienso en la forma que tendría mi tumba. Yo soy ginecólogo”. (Nota: Quizá su monumento funerario podría inspirarse en el célebre y celebrado cuadro “L’Origine du Monde” que en 1866 pintó Gustave Courbet. Es una mera sugerencia)… FIN.
OJO: Dice “Barnardo”, no “Bernardo”. Gracias.

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