Por Catón
Columna: De Política y Cosas Peores
Fox tiene razón
2013-06-11 | 22:23:59
Un socio del club de golf entró por equivocación en los baños donde se duchaban las mujeres. Todas de inmediato se cubrieron con brazos y manos el Mons Veneris y las bubis, menos una, que se tapó el rostro. “¿Por qué hiciste eso?” –le preguntaron luego. Respondió la interrogada: “No sé a ustedes, pero a mí los socios me conocen por la cara”…
En el lujoso restorán llamado “Los optimismos de Leopardi” el enojado cliente le reclamó al mesero: “Hay una mosca en mi sopa”. “Perdóneme, señor –se disculpó, cortés, el camarero-. Creí que las había sacado todas”…
Silly Kohn, vedette de moda, le confió a su compañera Nalgarina un dato interesante: jamás usaba bragas rojas. “¿Por qué?” –se sorprendió la otra. Explicó Silly: “Porque en los semáforos el rojo significa alto, y no quiero que eso desanime a mis amigos”…
Algunos escribidores confunden la labor crítica con el ataque sistemático. Criticar no es decir solo lo malo. El crítico se distingue del criticón en que, a diferencia de éste, aplica la razón para juzgar acerca de las cosas, y las censura o alaba imparcialmente conforme a un código de reglas o valores.
El criticón, en cambio, todo lo encuentra mal; reprocha por sistema, en automático, y es incapaz de decir bien de algo o de alguien. (“¡Qué hermoso el mar!”. “Demasiada agua, ¿no?”). Hay quienes son sujetos favoritos de los que critiquizan. Hablan mucho, y lo hacen con poco apego a la sindéresis, que es mesura, recto juicio, discreción.
El blanco más fácil es el negro, o sea el que está en posición de desventaja. De ahí viene aquello de “tírenle al negro”. Uno de los más frecuentes blancos del critiqueo es el expresidente Fox. A decir verdad se ha ganado a pulso ese papel. Es verboso, parlero, garlador, facundo, lenguaraz, faramallero, hablador, gárrulo y locuaz, aunque admito que quizá no necesariamente en ese orden.
Ahora se le vino el mundo encima porque se mostró partidario de la legalización de la mariguana y dijo que si se legaliza la hierba, mota, cannabis, juanita o Mary Jane estaría dispuesto a cultivarla como parte de sus tareas de agricultor.
Las buenas conciencias, casi siempre muy malas, se lanzaron ipso facto contra él. Y sin embargo Fox está en lo cierto. En todo el mundo civilizado –y México está en el mundo, si bien no por completo en el civilizado- se habla ya de la necesidad de debatir acerca de la legalización no solo de la mariguana, sino igualmente de otras drogas.
Nada menos en la reciente junta de la OEA, en Guatemala, se mencionó el absoluto fracaso de la llamada guerra contra las drogas, y se escucharon voces en el sentido de abordar ese problema desde otras perspectivas que no sea la criminalización, cuya ineficacia está sobradamente demostrada.
En vez de unirme a la corriente facilona de quienes anatematizan a Fox por su declaración, yo, que gusto mucho de los políticamente incorrecto, lo aplaudo y felicito por su valentía para decir una verdad aun a costa de arrostrar las cuchufletas de las izquierdas mochas y las iras de las derechas fundamentalistas.
No seré yo uno de los clientes que tendrá Fox cuando saque su primera cosecha de Acapulco gold o cola de borrego, pero desde ahora puedo asegurar que el tiempo le dará algo que don Vicente muy raras veces ha tenido: la razón…
¿Cuál es la diferencia entre temor, error, terror y horror? Temor es cuando tu esposa queda embarazada. Error es cuando tu amiguita queda embarazada. Terror es cuando tu esposa se entera de que embarazaste a tu amiguita. Y horror es cuando tu esposa y tu amiguita quedan embarazadas y no fuiste tú el que las embarazó…
Un pintor invitó a sus amigos y conocidos al vernissage de su obra más reciente. Presentó un óleo que mostraba a tres hombres de piel completamente negra. Un detalle llamó la atención de quienes vieron la pintura: el hombre que estaba en medio tenía el atributo varonil blanco.
“¿Qué significa eso? –le preguntó al artista un sesudo crítico de arte, don Ruskino Bernardson-. ¿Es acaso la representación figurativa de nuestra voluntad telúrica de dar pureza y limpidez a nuestra sexualidad? ¿O es onírica simbolización expresionista de una secreta nostalgia por la inocencia que perdimos? ¿Por qué uno de los negros tiene blanca su parte de varón?”.
Respondió el pintor: “Mi obra no significa nada de eso. Y los hombres no son negros; son mineros del carbón. Uno de ellos aprovechó la hora del lonche para ir a su casa y hacerle el amor a su esposa”… FIN.

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