Por Catón
Columna: De política y cosas peores
2012-10-21 | 21:03:51
He aquí las cinco palabras que una mujer quiere oír durante el sexo: “Te amaré toda la vida”. He aquí las cinco palabras que un hombre quiere oír durante el sexo: “Te haré lo que quieras”… Meñico Maldotado, infeliz joven con quien se mostró avara la naturaleza, le comentó tristemente a un amigo: “Llevo tres meses haciéndole el amor a Pirulina, pero al parecer ella todavía no se entera”… John the Cock y Cock the John eras hermanos, leñadores ambos en un remoto paraje montañés. Acudieron los dos a una clínica rural, John porque su esposa iba a dar a luz, Cock porque había decidido hacerse la vasectomía. Nació el niño, y Cock fue preparado por el médico para practicarle la sencilla operación. En el momento en que su hermano iba a ser llevado al quirófano, John se presentó ante él llevando con orgullo al bebé recién nacido. “Piensa bien en lo que vas a hacer –le dijo-. ¿Acaso no te gustaría tener un bebé como éste? ¿No me darás nunca un sobrino?”. Respondió Cock: “¿De veras quieres tener un sobrino?”. “¡Claro que sí!” –exclamó John con regocijo, pensando que había hecho cambiar de opinión a su hermano. “Pues felicidades –le dijo entonces éste-. Lo tienes en tus brazos”… Todo es cuestión de una letra, señoras y señores. Si no queremos SNTE tendremos CNTE. Sólo de esas dos sopas hay por ahora. O debemos resignarnos a que siga existiendo el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, organismo que con todos sus defectos –muchísimos , variados y mayúsculos- mantiene en paz a un gremio que de suyo es inquieto y demandante, o corremos el riesgo, que puede ser fatal, de que esa agrupación, oficialista y por tanto sujeta a una disciplina corporativa, caiga en el anarquismo y caos con que los líderes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación manejan a sus afiliados, de quienes hacen perpetua carne de manifestaciones, huelgas y plantones. Cosa no sólo de sentido común, sino aun a veces de supervivencia, es escoger el menor de dos males. En este caso el mal menor se llama SNTE. Dicho de otra manera: se llama Elba Esther Gordillo. Esto en modo alguno constituye una defensa de la persona a quien sin ningún motivo se conoce como la Maestra. Mis palabras son simple aplicación del sentido de la realidad a una situación que por ahora no tiene compostura. Lejos, muy lejos está el SNTE de la democracia. Los profesores han preferido la economía a la política, y con tal de conservar las ventajas y prestaciones de que gozan han aceptado que siga sin cambios el statu quo en que han vivido durante muchas décadas. El sindicalismo, no cabe duda, ha rendido buenos frutos en la defensa del legítimo interés del magisterio y en el logro de innegables beneficios para quienes pertenecen a él. Los maestros no quieren que eso cambie; antes bien esperan siempre mejorar su situación con nuevas “conquistas sindicales”. Hoy por hoy la única persona capaz de conseguirles eso es la señora Gordillo, por el poder que tiene frente al Estado, y porque para mantenerse en su sitio debe luchar –así se dice- por lograr de los gobiernos nuevas y sustanciosas concesiones tanto para ella como para los sindicalizados. Pasarán los años –unos 200, por lo menos- y el cambio de los tiempos hará que un personaje como la Maestra resulte inexplicable. Por ahora debemos resignarnos a ella. Todo es cuestión, señoras y señores, de una letra… Una joven señora acostumbraba tomarse todas las mañanas un cafecito con su vecina, joven también como ella. Cierto día le comentó: “Estoy muy preocupada por la sexualidad de mi marido. Encontré en el bolsillo interior de su saco un juego de ropa íntima de mujer, de encaje negro con aplicaciones rojas”. “¡Vaya! –exclamó la vecina-. ¡Ahora sé quién se lo llevó!”… Aquella secta religiosa era sumamente estricta. Uno de sus feligreses fue entrevistado por una periodista. Declaró el hombre: “Nos está prohibido bailar, beber licor y tener contacto con mujer. Pero eso no es problema, pues hemos encontrado sustitutos: en vez de bailar cantamos himnos de alabanza; en lugar de beber licor tomamos té de hierbas…”. Inquiere la entrevistadora: “¿Y en vez de mujer?”. Responde con naturalidad el de la secta: “Tenemos travestis”… FIN.

MIRADOR.
Por Armando FUENTES AGUIRRE.
Variación opus 33 sobre el tema de don Juan.
El Papa le dijo a don Juan:
-Gracias por haber defendido a Roma contra sus enemigos.
Don Juan olvidó pronto esas palabras.
El rey de España le dijo a don Juan:
-Gracias por haber mantenido con tu espada la integridad de mi reino.
Don Juan olvidó pronto esas palabras.
Una mujer hermosa de cuerpo y bella de alma le dijo a don Juan:
-Gracias por existir.
Don Juan no olvidó nunca esas palabras.
¡Hasta mañana!...
MANGANITAS.
Por AFA.
“… Algunas normales rurales son fuente de agitación…”.
Esas normales rurales
-si me piden mi opinión-
son, en más de una ocasión,
más rurales que normales.
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