Por Catón
Columna: De política y cosas peores
2012-10-14 | 19:57:40
La mujer de don Algón sospechaba que su cachondo esposo tenía trato íntimo con su secretaria. Así, un día irrumpió súbitamente en la oficina. En efecto, la linda muchacha estaba sentada en las rodillas del salaz ejecutivo mientras éste le dictaba. Sin inmutarse a la vista de su esposa don Algón siguió dictando: “Entiendo bien, señores del consejo, la necesidad de evitar gastos, pero no puedo realizar bien las funciones de esta oficina si en ella hay una sola silla”…
En esto que voy a decir no hay irreverencia. Doy gracias a Dios de no ser Dios. Si lo fuera no podría dormir. Los sucesos mundiales me desvelarían; el curso de los astros me mantendría despierto por temor a que los cuerpos celestes chocaran entre sí, y los millones de peticiones diarias me impedirían pegar los ojos.
Por fortuna no soy Dios. Puedo entonces dejarlo todo en manos de Dios e irme a dormir tranquilamente. No sufro insomnio, ni lo he sufrido nunca. De noche cuando pongo mis sienes en la almohada -o al menos una sien- me quedo súpito al momento. (Según el lexicón de la Academia “súpito” es lo mismo que súbito o repentino.
Inexplicablemente la docta agrupación no ha recogido la acepción mexicana, tan usada, en cuyos términos estar “súpito” significa estar profundamente dormido, como un lirón o un diputado en la sesión de la mañana).
Alguna vez relaté el cuento del provecto señor que se quejó con su doctor de que ya no podía hacer obra de varón. El médico le dijo que a su edad eso era natural. Los hombres, le explicó, vamos a hacer el sexo determinado número de veces en la vida. Completada esa cifra fatal aquello se termina.
Es -recurrió a una comparación- como tener una ristra de mil cohetes. “Avienta usted al aire sus mil cohetes –le dijo-, y llega el momento en que ya no tiene más cohetes que aventar”. “Sí, doctor -concedió el tipo-. Pero yo no creo haber aventado al aire mis mil cohetes”. Le indicó el facultativo: “También cuentan los que le tronaron en la mano”.
Al día siguiente de haber narrado yo ese chascarrillo uno de los que lo escucharon comentó en el desayuno que la noche anterior había sido atacado por el insomnio. “Pero me troné un par de cohetes –dijo con gran sinceridad-, y me quedé súpito”. (Aviso importante: Hay muchos y muy variados fármacos contra el insomnio. Ésta del cuento sería medicina alternativa. El abuso de la misma podría ser nocivo para su salud. Consulte a su médico).
Si yo tuviera mayor conciencia de las cosas las divisiones de la izquierda –de las izquierdas- no me dejarían dormir. He dicho muchas veces que este país necesita un gobierno de izquierda que mire por los pobres. Los izquierdistas, sin embargo, hacen oídos sordos a mi preocupación.
¿Tendré que tomar Reforma o hacer un plantón en el Zócalo para que me hagan caso? Las células de la izquierda se dividen con mayor velocidad que las de los organismos naturales. López Obrador ha traído con su Morena una nueva división, y a su vez el partido que el tabasqueño se propone crear ha empezado a dividirse aun antes de nacer: en Zacatecas apareció ya el monrealismo, primera de una serie de tribus que seguramente surgirán en el seno de la novísima organización.
AMLO despotrica contra lo que llama el prian, o sea contra el PRI y el PAN, pero nadie está favoreciendo más que él a esos partidos. Su salida del PRD y el hecho de crear su propia organización política disminuyen las posibilidades de que la izquierda llegue al poder en el país y lo ejerza en beneficio de los pobres. Es una pena, pero la izquierda desunida siempre será vencida…
Don Frustracio le pidió al dependiente de la zapatería un par de zapatos del número 8. “Creo, señor –arriesgó el encargado, que usted debe usar del 12”. “Dámelos del 8” –insistió el cliente. El muchacho los trajo y don Frustracio se los puso.
Obviamente le apretaban mucho. “Me los llevo” –dijo. “Señor –insistió el de la zapatería-, esos zapatos no le quedan. Le van a ocasionar una gran incomodidad, y hasta dolor”. “Mira, muchacho –replicó don Frustracio-. Odio el trabajo que tengo. Mis hijos varones son unos inútiles a los que debo mantener. Mi hija se fue de la casa y vive con un pelafustán. Mi mujer cocina pésimamente, y siempre se niega a tener sexo conmigo. El único placer que tengo en la vida es llegar a mi casa por la noche y quitarme los zapatos”… FIN.

MIRADOR
Armando FUENTES AGUIRRE
El señor de la casa recibió un anónimo. Decía: “Todo se sabe y todo se sabrá”. Al punto el señor huyó de la ciudad.
El mismo día y a la misma hora la esposa del señor recibió otro anónimo. Decía: “Todo se sabe y todo se sabrá”. De inmediato la señora huyó de la ciudad.
A la misma hora del mismo día el hijo y la hija de los esposos recibieron sendos anónimos. Decían: “Todo se sabe y todo se sabrá”. Al instante el muchacho y la muchacha huyeron de la ciudad.
En este momento una mano desconocida está escribiendo un anónimo más con las mismas palabras: “Todo se sabe y todo se sabrá”.
¿Quién lo recibirá?
¡Hasta mañana!...

MANGANITAS
AFA
“… Se robaron un cuerpo muerto…”.
Esa noticia recibo,
y al momento me pregunto
si el mencionado difunto
no va a aparecer muy vivo
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