Por Raymundo Jiménez
Columna: Al pie de la letra
El mal tono
2011-11-07 | 20:32:27
Pasada la medianoche de este sábado 5, el edificio que alberga las instalaciones del diario “El Bueno Tono”, en la ciudad de Córdoba, prendió en llamas.
Este lamentable hecho ha servido para que algunos medios de comunicación de la ciudad de México que desde hace tres meses vienen desplegando una campaña sistemática en contra de la administración del gobernador Javier Duarte volvieran a arremeter en contra del gobierno de Veracruz deslizando insinuaciones tendenciosas. Por ejemplo, un diario capitalino manejó ayer el siguiente encabezado: “Incendian periódico contrario a Duarte”.
¿Se atrevería el gobernador a fraguar un atentado de esta naturaleza cuando precisamente acaba de estar en el ojo del huracán por las decenas de cadáveres que a finales de septiembre le fueron a arrojar en la zona conurbada Veracruz-Boca del Río, o tras el linchamiento mediático que enfrentó también por la detención de un par de tuiteros porteños y por la recién aprobada reforma al Código Penal del estado que ha tipificado el delito de perturbación social?
Lógicamente que no. Es más, Duarte de Ochoa –quien casualmente la tarde de este sábado 5 había estado en el club de golf de Córdoba departiendo amigablemente con algunos destacados empresarios y otros militantes del PAN que en el proceso electoral de 2010 apoyaron precisamente a José Abella García, ex candidato panista a la alcaldía cordobesa y propietario del periódico siniestrado– de inmediato manifestó su solidaridad con directivos, comunicadores y personal que labora en dicha publicación, e instruyó al procurador Amadeo Flores Espinosa que acelerara la investigación y el peritaje para esclarecer los hechos.
El mandatario veracruzano estuvo muy pendiente del incidente, de la participación de las fuerzas de auxilio en la sofocación del fuego y se comunicó con el dueño del rotativo, José Abella, a quien le ofreció todo su apoyo para el esclarecimiento de estos acontecimientos, en donde no hubo daños personales sino solo materiales.
La Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) abrió la investigación ministerial 1658/2011 por el delito de estragos, y realizó todas las pruebas periciales para determinar las causas que originaron el incendio en la redacción, única área siniestrada.
Ahora sí que como reza el trillado dicho popular, “el que nada debe, nada teme”. Así que el gobernador Duarte debe ser el más interesado en que todo se esclarezca y que se proceda penalmente, con todo el rigor de la ley, contra quien resulte responsable.
Y es que según versiones extraoficiales filtradas por personal del periódico, previo al incendio un supuesto grupo de hombres armados ingresó a la redacción del diario y la rociaron de gasolina.
Afortunadamente no atentaron contra el equipo y material más valioso de la empresa periodística, pues no dañaron la rotativa ni los depósitos de papel, pese a que la versión difundida asegura que un bidón de 10 litros de combustible fue hallado en una de las bodegas de la publicación.
Los supuestos agresores tampoco intentaron dejar víctimas humanas, ya que los primeros peritajes de la PGJE confirmaron que no se encontraron cartuchos percutidos ni restos de granadas de fragmentación.
“No hay datos de detonación, ni de activación de algún arma, entonces pues no se puede investigar algo que no se denuncie ni se tengan datos”, declararon funcionarios del gobierno del estado al diario capitalino “Reforma”, que ha remarcado que “El Buen Tono” es un diario que desde que comenzó a circular el pasado 5 de octubre “mantiene una línea editorial crítica contra la administración del gobernador Javier Duarte”.
Sin embargo, lo sospechoso es que “en medio del clima de violencia que vive Veracruz” – como subrayó en su nota informativa de este lunes 7 el periódico “Reforma”, que le dio un gran despliegue informativo al suceso–, y por la línea editorial crítica que “El Buen Tono” mantiene contra el gobierno de Duarte y algunos alcaldes priistas de la región, el editor propietario no se haya preocupado por blindar sus instalaciones periodísticas y proteger muy bien a sus empleados, máxime que Abella García es dueño también de la empresa “Alger Carabineros de Seguridad Privada” (ALGER).
El gobernador Duarte debe ser el más interesado en que este deleznable hecho sea esclarecido por la PGJE lo más pronto posible, ya que sus detractores y malquerientes lo han querido estigmatizar como un enemigo de la libertad de expresión.
El caso de “El Buen Tono” debe investigarse hasta sus últimas consecuencias y por ende se tiene que proceder con todo el rigor de la ley contra los que resulten responsables de este aparente atentado.
Las investigaciones deberían alcanzar a todos los que pudieran figurar como sospechosos, desde alcaldes afectados por las recientes publicaciones como algunos funcionarios del gobierno del estado que tienen conflictos legales e intereses empresariales encontrados con el propietario de la publicación.
Pero, además, los enemigos de Abella García –que no son pocos– sugieren que se le investigue también porque tampoco descartan que el siniestro pudiera haberse tratado de un “autoatentado”, una hipótesis que por más descabellada que suene el Ministerio Público estaría obligado a considerar por los dudosos antecedentes que persiguen al propietario de “El Buen Tono”, quien en abril de 2010 fue acusado penalmente por el abogado porteño Jorge Reyes Peralta de “fraude simulado”.
Y, bueno, al menos existe una versión acerca de que hace más de tres sexenios, en el puerto de Veracruz, el dueño de un diario porteño amarillista habría simulado de común acuerdo con un jefe policiaco un autoatentado que se les salió de control, pues presuntamente planearon que el exterior del edificio de su publicación fuera rafagueado después de que saliera todo el personal de redacción, pero se les olvidó el policía velador que resultó muerto.
Ojalá que en Veracruz no se esté reeditando la trama de la famosa novela negra “El Todopoderoso”, del desaparecido periodista norteamericano Irving Wallace, quien precisamente aborda el tema de la simbiosis manipulación periodística-sumisión de los políticos a través de su personaje Edward Armstead, heredero de un emporio editorial neoyorquino que siempre vivió sojuzgado por su padre y que tras la muerte de éste decide competir con él fundando su propio diario, “The Record”, el cual levanta inventando primicias, merced a un grupo terrorista que actúa directamente bajo sus órdenes.


ACAYUCAN, DEFINIDO

Por su arraigo y trabajo político que desarrolló en su momento como diputado local en el distrito de Santiago Tuxtla –mismo que ahora sigue realizando pero en todo el estado desde la Subsecretaría de Gobierno–, a Erick Lagos Hernández se le ubicaba como el candidato natural para ser abanderado en el proceso electoral federal del año próximo por el distrito con cabecera en Acayucan.
Sin embargo, ha trascendido que la candidata del PRI a la diputación federal por esa demarcación será la alcaldesa Regina Vázquez Saut, a quien Lagos apoya y ve con mucha simpatía.

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