Por Raymundo Jiménez
Columna: Al pie de la letra
Rector de diez
2011-06-09 | 21:41:28
Para este viernes 10, a las 10 horas de la mañana, toda la comunidad de la Universidad Veracruzana (UV) había sido convocada para guardar 10 minutos de silencio en sus escuelas y centros de trabajo como una manifestación de protesta contra la violencia y la inseguridad en el estado.

Este llamado, que apareció insertado el miércoles 8 a plana entera en los principales diarios de la entidad, fue firmado por el rector Raúl Arias Lovillo, por los vicerrectores de las regiones Tuxpan-Poza Rica, Córdoba-Orizaba, Veracruz-Boca del Río y Coatzacoalcos-Minatitlán; por los secretarios Académico, de Administración y Finanzas, y de la Rectoría, así como por los demás miembros de la administración universitaria y del sindicato del personal académico de la UV (Fesapauv) que lidera el diputado local priísta Enrique Levet Gorozpe.

El motivo de la protesta silenciosa era por el reciente asesinato del profesor e investigador de la Facultad de Pedagogía de la UV, doctor José Luis Martínez Aguilar, que en opinión de los firmantes “ha lesionado profundamente a nuestra comunidad universitaria y a la sociedad veracruzana”.

“Constituye una acción execrable contra un académico destacado y de reconocida trayectoria, respetado y querido por la comunidad.

“Se trata de la pérdida de un ser humano valioso y una alarmante agresión a la noble aspiración civilizatoria de la Universidad. Se atenta contra la inteligencia y las libertades.

“En consecuencia, la Universidad Veracruzana expresa su indignación y repudio ante este hecho y se pronuncia:

“En solidaridad con el dolor de la familia y comunidad universitaria.

“Porque el Estado de Derecho se imponga frente a la violencia y porque el crimen proditorio cometido contra el profesor José Luis Martínez Aguilar se investigue y se aplique todo el peso de la ley a los culpables.

“Por acudir y exigir en todas las instancias de procuración de justicia el esclarecimiento de este crimen.

“Por convocar a todos y cada uno de los integrantes de la comunidad universitaria a expresar su rechazo a la violencia.

“A llevar a cabo todas las medidas y acciones que construyan las condiciones de seguridad y protección de los miembros de nuestra institución.”

Y finalmente convocaban “a todos los universitarios para que este viernes 10 de junio, a las 10 de la mañana, protestemos en silencio durante 10 minutos en sus escuelas y centros de trabajo contra la violencia y la inseguridad.”

“La sociedad y la Universidad Veracruzana –resumían– deben luchar unidos contra la violencia y por la vigencia plena del Estado de Derecho.

“Las instituciones del Estado mexicano deben escuchar y atender sin dilación ni excusas el reclamo de justicia y el rechazo a la impunidad que todos los veracruzanos expresamos en estos momentos.”

Arias Lovillo pronto obtuvo respuesta. No sólo recibió vía telefónica un fuerte “apretón” de un personaje de Palacio de Gobierno sino que fue atendido personalmente por el procurador Reynaldo Escobar, quien se trasladó hasta la sede de la Rectoría, en cuya Sala de Juntas se reunió con los principales colaboradores del rector, a los cuales expresó la solidaridad del gobernador Javier Duarte de Ochoa y su compromiso de esclarecer este homicidio.

Por eso, desde la noche del mismo miércoles, el rector boletinó la suspensión de la manifestación silenciosa anunciada para este viernes 10, para lo cual tuvo que mandar a insertar también otro aviso pagado en los diarios del estado informando “a la comunidad universitaria” y “a la sociedad en general” del recule de su protesta convocada.

Esta acción precipitada de Arias Lovillo sorprendió y obviamente molestó en Palacio de Gobierno, donde son muy sensibles al tema de la seguridad pública. Pero además porque este ruido mediático de la abortada protesta del rector se dio a casi un año del trágico crimen todavía impune del matrimonio formado por el joven empresario Fouad Hakim Santiesteban e Irene Méndez Hernández-Palacios, que en junio de 2010 sacudió también a la comunidad universitaria y a la sociedad de Xalapa.

Por cierto, a ver si el esclarecimiento del homicidio del académico de la UV no sigue el mismo curso de las pesquisas sobre el secuestro y asesinato del hijo del empresario Alfredo Hakim Aburto. Y es que, como se recordará, presionado por los familiares y amigos del joven matrimonio victimado, el entonces gobernador Fidel Herrera Beltrán se reunió en privado y por separado con parientes y representantes de las cámaras empresariales de Xalapa que en aquella ocasión también firmaron y mandaron a insertar desplegados periodísticos protestando por la inseguridad y exigiendo justicia, a los cuales acalló el mandatario al informarles acerca de la principal línea de investigación que vinculaba a Fouad Hakim con un presunto narcotraficante centroamericano, el cual habría reclamado una fuerte cantidad de dinero que desde dos años atrás había invertido en un edificio de apartamentos y locales comerciales de la avenida Araucarias, que hasta la fecha ni siquiera han podido cimentar.

En el caso del doctor Martínez Aguilar la principal línea de investigación apunta hacia delicadas situaciones de su vida personal. El académico de la Facultad de Pedagogía, quien fue funcionario de la Secretaría de Educación en el sexenio del gobernador Miguel Alemán Velasco (1998-2004), no fue víctima de robo ni asalto porque su camioneta acaba de ser hallada. Y por la forma en que fue asesinado y encontrado su cadáver, todo parece indicar que se habría tratado de un crimen pasional.

Efectivamente, la víctima tenía fama de ser un buen académico. Era muy respetado por sus compañeros y admirado por sus alumnos, sobre todo por las estudiantes, pues dicen que era un hombre físicamente muy atractivo. Pero en las indagatorias ha salido a relucir que además de vivir en unión libre, solía buscar relaciones sexuales con las más guapas jóvenes universitarias, una de las cuales presumiblemente tendría vínculos con un miembro del crimen organizado.

Martínez Aguilar, quien era conocido como “Chelito” en el puerto de Alvarado donde fue criado por un homosexual que de niño lo adoptó, presuntamente también tenía inclinaciones bisexuales.

El académico de la UV es investigado además sobre sus propiedades, pues entre éstas aparece un rancho en el municipio alvaradeño, en donde según versión de algunos de sus conocidos, frecuentemente organizaba los fines de semana “reventones” a los que invitaba a las más bellas y guapos de sus alumnos.

Ojalá pronto se esclarezca este crimen y trascienda toda la verdad, para que se apacigüe el acelerado rector y se tranquilice la indignada comunidad universitaria.

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