Por Raymundo Jiménez
Columna: Al pie de la letra
Los primos Yunes
2011-03-22 | 22:23:36
¿Alguien recuerda lo que le ocurrió a Miguel Ángel Yunes Linares cuando inmediatamente después de la elección federal de julio de 1997 decidió dejar su confortable oficina de la Secretaría General de Gobierno para ir a presidir por segunda vez consecutiva el Comité Directivo Estatal (CDE) del PRI?
En esa ocasión, Yunes Linares hizo que el Revolucionario Institucional perdiera por primera vez en la historia electoral de Veracruz más de la mitad de las presidencias municipales. Fue, en ese entonces, la peor debacle del priismo veracruzano. Nomás perdió 107 de las 210 alcaldías existentes, entre ellas las más relevantes como las de Xalapa, el puerto de Veracruz, Boca del Río, Córdoba, Orizaba, Tuxpan, Coatepec, Coatzacoalcos, Minatitlán, Cosoleacaque, Acayucan, Cosamaloapan, etcétera, etcétera, etcétera.

¿Las causas? Aparte de la ciega confianza en sus operadores político-electorales y demás incondicionales –los cuales no sólo vendieron candidaturas al mejor postor sino que le mostraron encuestas muy infladas y nóminas de presuntos electores comprometidos que a la mera hora no salieron a votar o de plano les dieron la espalda–, a Miguel Ángel Yunes lo hicieron zacandillar los grupos de otros aspirantes priístas a la gubernatura que, como él, buscaban suceder al gobernador Patricio Chirinos en 1998.
En ese espejo de su primo-hermano debería verse ahora el nuevo dirigente estatal del PRI, Héctor Yunes Landa, cuyos corifeos se han dado a la tarea de vociferar que el ex diputado local ha llegado al CDE tricolor con una estructura política propia –la de Alianza Generacional–, con la cual buscará llegar al Senado de la República en el 2012 y de ahí al Palacio de Gobierno en el 2016.
Ello, obviamente, podría colocar a Yunes Landa y al partido que dirige en una posición harto vulnerable, pues el ex subsecretario de Gobierno no es el único aspirante priista a senador y mucho menos a la gubernatura.
Este Yunes, al igual que su pariente que ahora milita en el PAN, ya sabe lo que es el “fuego amigo” al interior del PRI, pues en la sucesión estatal de 2004 lo hicieron perder como candidato a diputado local por el distrito de La Antigua.
Por eso lo más prudente sería que Yunes Landa desacelerara a sus seguidores y simpatizantes, pues flaco favor le hacen a él pero sobre todo al partido tricolor que el año próximo enfrentará una de las elecciones presidenciales más competidas.
No vaya a ser que por sus aspiraciones personales, en el 2012 el PRI se vaya nuevamente al tercer lugar de la votación como sucedió en 2006 con la candidatura de Roberto Madrazo Pintado.
Y eso que Veracruz era gobernado en aquél entonces por un reconocido y eficaz operador electoral del priismo nacional como Fidel Herrera Beltrán, quien ya había asumido plenamente el control político de la entidad y su administración despegaba sin la pesada deuda pública que, por ejemplo, ahora le heredó a su sucesor Javier Duarte de Ochoa.
Seguramente Yunes Landa, como a muchos otros militantes del PRI, los desborda el optimismo de contar con una precandidato presidencial como el gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, quien actualmente le lleva una ventaja en las preferencias electorales de casi 4 a 1 al perredista con licencia Andrés Manuel López Obrador, su más cercano competidor; pero, en realidad, las encuestas más confiables son las que se hacen cerca de la elección, sobre todo después de que los partidos hayan procesado no solamente sus candidaturas presidenciales sino el reparto de las demás nominaciones: las del Senado de la República y las diputaciones federales.
En política resulta letal la pérdida de la memoria. Y es que los priístas no deben olvidar lo que ocurrió precisamente en la sucesión presidencial de 2006, en la que al inicio de las campañas el candidato de la coalición PRD-PT-Convergencia le sacaba 20 puntos de ventaja en las encuestas a Felipe Calderón Hinojosa, del PAN, quien al final, luego de la ruda campaña mediática que le desataron al ex jefe de gobierno del Distrito Federal, logró rebasarlo en la elección por medio punto porcentual, según las cifras oficiales del Instituto Federal Electoral (IFE).
Por eso, al día siguiente de su toma de posesión como presidente del CDE del PRI, Yunes Landa fue conminado por otros destacados miembros de la nomenclatura priísta veracruzana –uno de ellos fue Alejandro Montano Guzmán, secretario general de la Federación Estatal de Organizaciones Populares, de la CNOP, un ex aspirante a la gubernatura en la administración del ex gobernador Miguel Alemán Velasco; y el otro fue Inocencio Yáñez Vicencio, presidente de la Fundación Colosio Veracruz, muy afín al grupo del ex gobernador Herrera Beltrán– a que no se distrajera de la encomienda recién obtenida de dirigir al Revolucionario Institucional, pues le recordaron que no es el único priísta que aspira a la senaduría y que aún no son los tiempos para definir esa candidatura.
Y es que tanto Montano como Yáñez Vicencio simpatizan más con otros prospectos del PRI al Senado de la República, como por ejemplo el actual diputado federal por el distrito electoral de Coatepec, José Francisco Yunes Zorrilla, cuya postulación descartaría automáticamente a Yunes Landa por llevar el mismo apellido aunque en realidad no existe ningún parentesco entre sí.
Sin embargo, habrá que ver si el temperamental dirigente priísta y su grupo logran dominar su apetito de poder.

RESPALDO LEGISLATIVOUna vez que la Contraloría General del Estado concluya la exhaustiva investigación que efectúa a 156 empresas constructoras que habrían causado perjuicio al estado y revisa con lupa los supuestos adeudos oficiales a proveedores, el Congreso local anunció que hará su parte y fincará las responsabilidades en el ámbito de su competencia.
El diputado local José Murad Loufte Hetty, del PRI, adelantó que como representantes populares respaldarán al gobierno de Javier Duarte de Ochoa así como al reclamo ciudadano que exige proceder contra los responsables.Murad, quien es diputado local por Coatzacoalcos, está convencido de que sí es posible lograr en Veracruz que la rendición de cuentas y la transparencia constituyan una política de estado.

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