A convocatoria del Instituto Veracruzano de Desarrollo Municipal (Invedem) que dirige la ex diputada local y ex alcaldesa de Vega de Alatorre, Marilda Elisa Rodríguez, ayer se realizó en esta ciudad capital el curso-taller “Criterios para la Elaboración del Plan Municipal de Desarrollo 2011-2013”, al cual asistieron legisladores locales y funcionarios estatales, así como ediles y representantes de 44 municipios de seis distritos electorales del centro de la entidad.
Obviamente, la anfitriona fue la alcaldesa xalapeña Elizabeth Morales, la cual fue objeto de una gran rechifla que colaboradores cercanos a la munícipe capitalina aseguran que no fue espontánea sino que hubo “mano negra”.
¿Quién puede atentar así en contra de una mujer que además es la máxima autoridad municipal del pueblo xalapeño?
Elizabeth debe intuirlo y en consecuencia está obligada a tomar de ahora en adelante todas las providencias necesarias no sólo para mantenerse en el poder sino para hacer un papel decoroso en este cargo al que llegó con grandes expectativas por la votación histórica de cerca de cien mil sufragios que obtuvo en los comicios locales de julio de 2010.
El problema de la alcaldesa es que hasta ahora parece no saber cómo recomponer su relación política-personal con el gobernador Javier Duarte de Ochoa, quien públicamente se muestra amable y sonriente con ella, pero cuyo afecto aún no se traduce en apoyos efectivos como en cambio el titular del Poder Ejecutivo del estado sí lo ha hecho con otros ediles predilectos, como Salvador Manzur, de Boca del Río, o Alberto Silva, de Tuxpan.
Elizabeth, además, ha abierto otros flancos con enemigos a los que ha regateado o despojado de algunos cotos de poder que en el anterior trienio municipal mantenían en estratégicas áreas del Ayuntamiento.
Hasta con el ex alcalde David Velasco Chedraui ha tenido algunos diferendos. Y aunque muchos minimizan al flamante director general del Comité Organizador de los XXII Juegos Centroamericanos y del Caribe Veracruz 2014, pero el empresario xalapeño aún mantiene una red de operadores políticos que podría desestabilizar a la administración municipal de Morales.
A veces Elizabeth pareciera olvidar que ya no es la poderosa comunicadora de televisión a la que funcionarios estatales y municipales se desvivían por complacer, sino que ahora forma parte de una clase política que para sobrevivir o ascender tiene que someterse a conductas indignas o de lo contrario ser víctima del canibalismo.
El abucheo que recibió este jueves fue otro mensaje más que se acumula al de la reciente filtración periodística de la nómina municipal, la cual detonó un escándalo mediático por las exorbitantes compensaciones que presuntamente habría decidido pagarse a sí misma y a un selecto grupo de empleados de confianza.
Este asunto la tomó tan de sorpresa que apenas el domingo 13, Elizabeth pudo encontrarle una salida a esta situación. La alcaldesa tardó más de una semana para transparentar los nuevos sueldos y recortar las compensaciones.
La munícipe se ha ganado además el repudio de los representantes de Banobras en la entidad, pues hace tres días un grupo de colonos xalapeños fue a tomar sus oficinas de la avenida Orizaba en protesta porque en el Ayuntamiento les argumentaron que no les pueden hacer las obras de saneamiento debido a la millonaria deuda que desde hace seis años mantiene el municipio con esta institución crediticia del gobierno federal.
Elizabeth ha declarado que quiere renegociar con Banobras el endeudamiento del Programa Integral de Saneamiento que inició en 2004 Reynaldo Escobar al final de su administración municipal, y que luego reestructuraron con cargo a las participaciones federales los alcaldes Ricardo Ahued Bardahuil y David Velasco Chedraui.
Con esta abultada deuda y sin el apoyo efectivo del gobernador Duarte, la alcaldesa Morales no tiene grandes perspectivas para ejecutar una obra histórica en la capital del estado.
Además, aunque Duarte de Ochoa quisiera apoyarla como el ex gobernador Fidel Herrera lo hizo con Velasco Chedraui, el jefe del Poder Ejecutivo difícilmente podrá hacerlo debido al desastre financiero que le heredó su antecesor. Y por lo menos hasta noviembre del año 2012, que será el de la sucesión presidencial, de la Federación no van a recibir recursos extraordinarios sino los indispensables.
Las expectativas, pues, tanto del gobernador Duarte como de la alcaldesa Morales estarían centradas en que el PRI recupere la Presidencia de la República; pero para entonces a la edil sólo le restará prácticamente un año, el 2013, de su trienio municipal.
El abucheo de ayer debería preocupar a la munícipe. Sobre todo si, como se presume, pudo haber sido orquestado desde Palacio de Gobierno. Y es que cuatro días atrás el secretario de Desarrollo Agropecuario, Forestal y Pesquero, José Tomás Carrillo Sánchez, también fue objeto de un trato similar, pero mucho más rudo, pues desde varias columnas periodísticas le mandaron el mensaje de que podría ser el primer secretario de despacho cesado si no se ponía las pilas y trabajaba en sintonía con el gobernador Duarte. El lunes 14, además, en el mero Día del Amor y la Amistad, le mandaron a un grupo de campesinos que pintarrajearon el edificio de la Sedarpa y con pancartas exigieron su renuncia.
Elizabeth debe recordar que en Xalapa ya existe un antecedente de un alcalde priista forzado a solicitar licencia por un gobernador de su mismo partido. Ocurrió hace 30 años, en 1981, cuando Carlos Padilla Becerra se le rebeló a don Agustín Acosta Lagunes precisamente por la administración del agua potable.