El cable 124636 procedente de Washington, del 4 de diciembre de 2009, desclasificado por el sitio de internet WikiLeaks, ya evidenciaba desde entonces la inquietud de la secretaria de Estado, Hillary Clinton, acerca de que el presidente Felipe Calderón “y su gobierno están actualmente bajo un gran estrés debido a la guerra contra las drogas, el colapso económico y la derrota de su partido en las elecciones de medio periodo”, por lo que la alta funcionaria de la administración de Barack Obama solicitaba a su cuerpo diplomático acreditado en México información sobre “cómo estos acontecimientos están afectando su personalidad y estilo de gobernar y cómo ese estilo afecta el funcionamiento del gobierno; especialmente a la luz de los cambios recientes en el gabinete”.
Ahora, a poco más de un año, Calderón debió haber disparado la preocupación del régimen del presidente Obama, pues la economía familiar de los mexicanos no mejora; siguen los incrementos a los precios de la tortilla, gas doméstico, luz eléctrica y gasolinas; la escalada de la violencia generada por los cárteles de la droga va en aumento –como se ha registrado últimamente en los estados de Nuevo León, Chihuahua, Tamaulipas y Guerrero–, y en el PRI los grupos de poder que buscan recuperar la Presidencia de la República en el 2012 se han unido para ungir como nuevo dirigente nacional al gobernador con licencia del estado de Coahuila, Humberto Moreira Valdéz, el único con el que el mandatario mexicano ha tenido los más fuertes roces y desencuentros.
Por eso, algunos analistas políticos han considerado que la decisión de Calderón de anunciar este viernes 7 la segunda ronda de cambios en su gabinete fue un acto de “real politik” que no solamente tiene que ver con un reacomodo de peones y alfiles en el ajedrez panista ante la futura sucesión presidencial sino que además buscó opacar en lo mediático el registro de Moreira como candidato único a la presidencia del CEN priísta.
Con este coahuilense en la dirigencia del partido tricolor, Calderón tendrá un enemigo probadamente duro, rudo y frontal.
El último entripado que Moreira le hizo pasar al Presidente fue a mediados de diciembre del año pasado, cuando Calderón realizó una gira de trabajo por Saltillo, donde inauguró un nuevo hospital. Ahí, el gobernador se despidió públicamente de él porque anunció que a principios de 2011 solicitaría licencia al Congreso local. No precisó por qué, pero todo mundo sabía que era para buscar la dirigencia nacional del PRI.
“Me da mucho gusto recibirlo y quizá, salvo que usted quiera venir a pasar Navidad aquí con nosotros, quizá sea la última vez que lo reciba yo como gobernador. Me retiraré del gobierno del estado en los primeros días del mes de enero. Me da mucho gusto, pues, que se pueda concretar antes de que yo solicite licencia al Congreso del estado, que se pueda concretar su visita”, le dijo eufórico a Calderón, al cual le anticipó que “lo recibo, pues, por última vez como gobernador, pero nos seguiremos viendo muchas veces, señor presidente”.
Sin embargo, a pesar de la efusividad de Moreira, Calderón, al tomar la palabra, no mencionó nada sobre la despedida del que será el próximo líder nacional del PRI. Es más, ni siquiera le dio la mano al retornar el gobernador a su asiento, y los actos posteriores de la gira del presidente fueron recortados.
Pero en la relación de Moreira con Calderón ha habido otros episodios mucho más penosos.
A principios de junio de 2010, por ejemplo, aparecieron en Saltillo, Coahuila, leyendas inscritas en muros y anuncios electrónicos en contra del jefe del Poder Ejecutivo federal. “Calderón: Por andar de borracho estás hundiendo al país” y “Calderón: Cuando tomes no manejes. Atentamente El País”, fueron los mensajes que aparecieron en al menos seis muros ubicados en diversas colonias de Saltillo. En tanto, varios letreros luminosos lucían las siguientes leyendas: “Calderón corrupto”, “Calderón sinvergüenza”, “A Greg (Sánchez, a la sazón candidato de la alianza PRD-PT-Convergencia a la gubernatura de Quintana Roo) sí, ¿A tu compadre cuándo lo detienes?”, en alusión al senador panista Guillermo Anaya, quien efectivamente encompadró con el presidente y es el más fuerte aspirante del PAN al gobierno de Coahuila, donde contenderá precisamente contra Rubén Moreira, el hermano del futuro dirigente nacional del PRI. El senador Anaya acusó directamente al mandatario estatal de promover los ataques contra Calderón.
“Por supuesto que es el gobernador y su hermano. Esto es un acto cobarde porque ya lo había anunciado con ‘el que se lleva se aguanta’”, acusó el senador panista.
En efecto, las pintas contra Calderón aparecieron un día después de que Moreira externó su enojo por la circulación de un cómic panista. “El que se lleva se aguanta. Después que no anden llorando porque uno les contesta. Ahí andan como gallinas descabezadas diciendo que soy muy peleonero”, advirtió el mandatario priísta de Coahuila. El panfleto, de 32 páginas, narraba la historia de una familia que se disgusta por la detención de dos mujeres que protestaban contra el uso electoral de la Tarjeta de la Gente, en alusión a la aprehensión de dos regidoras panistas ocurrida en marzo de 2010 en La Laguna. Los personajes criticaban al gobierno de Moreira por la actuación de la Policía Estatal y por la renovación de placas vehiculares.
Pero las diferencias de Moreira con Calderón ya venían de más atrás. Por ejemplo, el escritor y periodista Rafael Loret de Mola, en la página 190 de su libro más reciente, “2012: La Sucesión”, revela la siguiente conversación con el entonces mandatario de Coahuila:
“Platico con el gobernador Moreira el miércoles 9 de Septiembre 2009 en Saltillo, la del limpio aire que viene del norte. Él puntualiza: -¿Qué puede esperarse de un presidente con el que sólo se cuenta media jornada? La otra se pierde. Ha llegado a cancelar cenas de Estado.
“-¿Por alcoholismo, gobernador?
“-Eso se dice. Lo grave es que, al parecer, el aparato de seguridad del Estado está encerrado con él en Los Pinos.”
Más recientemente, en la penúltima semana de diciembre anterior, en una entrevista concedida a una publicación local, Moreira advirtió que como líder nacional del PRI demandaría respeto del presidente Calderón en las elecciones de 2011 y 2012, “lo que quiere decir que no se valen juegos perversos, sucios, de mentiras y de utilización de los recursos públicos para promover al PAN”.
Adelantó que una vez investido como líder del partido tricolor propondrá a Calderón un “acuerdo para recuperar México, un llamado, que espero lo acepte, de anteponer al país, con lo que puede trascender como el Presidente de la reconciliación nacional”.
Advirtió que si Calderón deja ir la propuesta, “va a ser el Presidente que generó la gran división nacional”, al costo de un mayor desastre para el país.
Engallado, Moreira afirmó que el PRI será invencible en 2011 y 2012, y que en el marco de la sucesión presidencial “las opciones reales de Felipe Calderón serán tres: se salva él como persona, salva al país o salva a su partido. Las dos primeras pueden ir juntas”.
Detalla las alternativas de Calderón: “Salva al país y se salva él como mexicano en la historia y en el recuerdo de los mexicanos”, o prefiere actuar por el triunfo electoral del PAN, “que implica generar una serie de destrozos en la democracia, en la vida y en la paz de este país”.
Y cuando le preguntan que cómo será su relación con el nuevo dirigente del CEN del PAN, Gustavo Madero, el priísta responde que “¡no!, el verdadero presidente del PAN es Calderón. Él asumió ese cargo en el Auditorio Nacional, cuando se puso a hablar de política y de partido. Me decían el otro día de un debate con Madero… ¡por favor, yo hablo con el dueño del circo, no con los payasos!”
Con estos desplantes del inminente líder del priísmo, es muy posible que Calderón termine los últimos dos años de su administración sumamente “estresado”. En Washington deben estar parpadeando los focos rojos.