Por Raymundo Jiménez
Columna: Al pie de la letra
* CÓRDOBA, EL LUNAR
2011-01-02 | 20:51:51

Francisco Portilla Bonilla fue uno de los primeros aliados de Javier Duarte de Ochoa en su proyecto por la gubernatura, desde que a principios de 2009 el joven ex secretario de Finanzas y Planeación fue perfilado primero como candidato del PRI a la diputación federal por el distrito electoral de Córdoba.

Por eso resultó extraño que el pasado viernes 31 de diciembre Duarte no hubiera estado en su tierra natal para acompañar a Portilla en su toma de protesta como presidente municipal.

Ahora se sabe por qué. Al ex diputado local y ex subsecretario de Gobierno le echaron a perder la ceremonia. Primero el regidor de Convergencia, José Sierra, quien en un afán protagónico se levantó de su asiento y gritó a todos los presentes que esa era una sesión fraudulenta porque era mentira que el PRI hubiera ganado la elección. Y luego de abandonar el recinto del teatro cordobés “Pedro Díaz”, el edil del partido naranja declaró a los medios de comunicación: “Esto es un fraude, porque la leyes del estado de Veracruz, el Instituto Electoral Veracruzano, es un fraude, por eso me retiro. Yo ya tomé protesta, no voy a esperar a que el señor haga su ridículo (Francisco Portilla) y su ‘panchito’. Fue un fraude la elección, no estoy de acuerdo, no soy su ridículo, ni su panchudo. ¡Apretarse el cinturón, teniendo el presupuesto que tenemos, no! ¡Que se lo apriete él, que se robaron el presupuesto del estado de Veracruz y que se acabaron el dinero en las campañas!”.

Sierra pasó por alto que la validez de la elección de Córdoba fue confirmada por los tribunales electorales, tanto por el del estado como por el del Poder Judicial de la Federación.

Pero el berrinche de Sierra no fue el único. También el diputado local Juan Carlos Castro, del PAN, abandonó el recinto oficial minutos después del regidor de Convergencia. El argumento del legislador panista fue que “yo me voy por otra cosa, hay diputados de primera y de segunda. Los priistas adelante, en la mesa donde está el nuevo alcalde y ediles, y a nosotros ni siquiera nos mencionaron; nosotros hemos dicho que queremos unir las fuerzas por Córdoba, pero ellos no lo desean así”.

Castro dijo que la gente ya está harta del mismo discurso cuando que la realidad es otra. “La ciudad se está desbaratando, dicen que todo está bien y no es verdad, estamos cansados que digan que en Veracruz todo está bien, que no pasa nada, que es el número de uno cuando la realidad es distinta”, recriminó el diputado de Acción Nacional.

A Duarte no debió sorprenderle este “show”, pues desde el proceso electoral de julio del año pasado sabe que Portilla no las tiene todas consigo. Traía, por ejemplo, pleito casado con la familia de su antecesor, el ex alcalde Juan Antonio Lavín Torres. Su suegro, el poderoso empresario Domingo Muguira, padre de la diputada local Paulina Muguira Marenco de Lavín, fue el principal detractor de Bonilla. Por ejemplo, en un evento en Boca del Río donde Duarte presentó su proyecto de financiamiento de las grandes obras de su sexenio, Muguira le reprochó haber impuesto en Córdoba al peor de los candidatos a la alcaldía.

Muguira es un antiguo mecenas del ex gobernador Dante Delgado, fundador del Partido Convergencia, con el cual el empresario aún mantiene una estrecha amistad.

Duarte seguramente sabía del ambiente político crispado que aún persiste en Córdoba, ciudad de donde también es oriundo su principal operador político: el secretario de Gobierno, Gerardo Buganza Salmerón, un ex correligionario del diputado Castro.

Pero además sorprende que Portilla, con toda su experiencia política, no haya detectado y sofocado a tiempo estos infiernillos; lo que parece explicar por qué Duarte no acompañó el pasado viernes 31 de diciembre al nuevo munícipe de su terruño, y en cambio el joven mandatario estatal prefirió estar mejor con los ediles electos de Tuxpan, Poza Rica, Xalapa, Veracruz, Boca del Río, Tierra Blanca y Coatzacoalcos.

GÁNDARA, POR FIN

El comunicador Alfredo Gándara Andrade cumplió por fin su aspiración de ser presidente municipal de Poza Rica, su tierra natal.

Ahí estuvo su ex compañero de gabinete, el gobernador Javier Duarte, para refrendarle ante más de dos mil pozarricenses todo el respaldo de su administración estatal.

A diferencia de lo sucedido en Córdoba, la primera sesión del Cabildo de Poza Rica se desarrolló con gran solemnidad pero también con la espontánea algarabía de los trabajadores de Pemex y las sonrisas de los cientos de invitados especiales que festejaron algunos errores verbales producto del nerviosismo del nuevo munícipe, los cuales corrigió muy hábilmente.

Gándara logró reunir a once ex alcaldes y a varios ex diputados, tanto del PRI como de la oposición, a los cuales hizo –uno por uno– un reconocimiento público.

El más emocionado fue el empresario alemanista Jorge Elías Rodríguez, quien el sexenio antepasado fue legislador y presidente municipal.

El empresario hotelero dijo no haber visto un evento similar en Poza Rica, como tampoco recuerda que otro candidato priista haya logrado sacar la histórica votación que obtuvo Gándara en las elecciones del 4 de julio pasado, en la que rebasó los 40 mil votos.

Por eso Duarte viajó a la llamada capital del norte del estado, la cuarta ciudad más grande de la entidad veracruzana, donde prometió apoyar al ayuntamiento en materia de seguridad pública y en algunas obras de infraestructura urbana, principalmente el proyecto hidráulico anunciado por Gándara Andrade para abastecer de agua a todas las colonias de Poza Rica.

ZITA SÍ LLEGÓ

El gobernador Javier Duarte de Ochoa no estuvo en Pánuco, pero mandó en su representación al general Sergio López Esquer, secretario de Seguridad Pública del estado, un militar muy cercano al secretario de la Defensa Nacional, general Guillermo Galván.

El mensaje fue inequívoco para las bandas del crimen organizado que tienen asolada esa región, razón por la cual había trascendido que la alcaldesa electa Zita Pazzi Maza no quería tomar posesión de la presidencia municipal.

Según trascendió, alguien muy allegado familiarmente a la ex directora del Sistema Estatal del DIF abogó ante el gobernador Duarte para que no dejaran sola a la señora Pazzi y se le arropara política y policiacamente ante la difícil situación de inseguridad que enfrenta el municipio que se dispone a gobernar.

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