Por Raymundo Jiménez
Columna: Al Pie de la Letra
Panismo o Yunismo
2010-10-24 | 21:37:26
En su primera aparición pública como grupo legislativo, los 18 diputados electos del Partido Acción Nacional (PAN) firmaron la semana anterior un desplegado para acusar al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) de antidemocrático, irresponsable y fraudulento.
Al referirse a las resoluciones del puerto de Veracruz y la asignación de diputados plurinominales, cuyos fallos no les favorecieron, calificaron la acción del TEPJF como “un acto de pillaje público”.
El exabrupto mediático panista fue lamentable pero no se podía esperar menos, pues a leguas se notó la mano del candidato perdedor a la gubernatura de Veracruz, Miguel Ángel Yunes Linares, un neopanista cuya fallida carrera política de más de 30 años –de los cuales 24 los usufructuó como militante del PRI– se ha caracterizado por los insultos, las agresiones, las amenazas y bravuconerías.
La desesperación de Yunes Linares es tal que ahora mandó a sus pupilos, guiados por el diputado electo Danilo Alvízar Guerrero, a criticar el trabajo de la máxima instancia jurisdiccional del país, cuyos magistrados, en apego a Derecho, han ratificado triunfos que legítimamente también obtuvieron los propios panistas en las urnas.
A juzgar por sus acciones y por la agenda del TEPJF que muy posiblemente confirmará la validez de la elección de gobernador de Veracruz, los panistas buscan curarse en salud ante lo que se anticipa como la ratificación de su derrota, de ahí que se lancen desde ahora contra la instancia judicial electoral y muestren la rijosidad con que seguramente se conducirá el grupo legislativo blanquiazul en cuanto se instale la LXII Legislatura local en la primera semana de noviembre próximo.
Al mismo tiempo evidenciaron que su tutor sigue haciendo uso de las prácticas de espionaje, mentira y persecución que utilizó durante su desempeño como secretario general de Gobierno en la administración del gobernador Patricio Chirinos Calero, cuando sus incondicionales Enrique Ampudia Mello, Eutiquio Franco Huerta, Jorge Ramírez Pérez y una pléyade de personajes más grababan conversaciones telefónicas privadas, vigilaban a periodistas, sacerdotes, dirigentes políticos y líderes sociales, y desde el famoso “palomar” de Palacio de Gobierno o la “Plaza Morelos” armaban fichas informativas personales para saber cómo destruir o descalificar a los presuntos “enemigos” del Estado.
Ahora han intentado intimidar a los magistrados electorales federales con amenazas públicas.
Sin pruebas fehacientes, los panistas han recurrido a la desacreditación mediática con acusaciones que requerirían incluso de una investigación de tipo ministerial, pero no han aportado más que sus propios dichos. Este grupo de diputados electos del PAN sólo han seguido la asesoría de Yunes Linares, acostumbrado a la vieja práctica aquella de que “difama que algo queda”.
Sin embargo, el absurdo de sus tronantes declaraciones, guiadas más bien por el encono que por argumentos y pruebas reales, finalmente se ha caído con mucha más facilidad que los puentes y árboles derribados por el huracán “Karl”. El primer caso, por ejemplo, el de la elección del puerto de Veracruz, su procedimiento de conteo pasó por todos los resquicios que marca el Código Electoral 307 para el Estado de Veracruz, pero aún así los yunistas insisten en decir que ellos ganaron cuando todos los votos se volvieron a contar uno por uno públicamente.
La semana anterior, el PAN y Yunes Linares volvieron a recibir un duro revés con el recuento de votos ordenado por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación en los municipios de Córdoba, Poza Rica, Ixhuatlancillo y Coatzacoalcos, donde con ligeras variaciones en los cómputos fueron ratificadas las ventajas de los candidatos priístas.
En efecto, parece un cuento de nunca acabar, pero más bien es una historia de la desesperación y de la falta de madurez de un grupo político que –movido por el encono– no supo jugar ni pudo aceptar las reglas de juego de las instituciones democráticas y que ahora ha demostrado que tampoco sabe perder ni estaba preparado para gobernar.
¿Qué destino le esperaba al pueblo veracruzano con un aspirante a gobernador que se quiere imponer con exabruptos, agresiones y amenazas?
Aunque desde antes del inicio del proceso electoral Yunes Linares quiso proyectar otra imagen muy diferente al cliché que él mismo contribuyó a que le formaran como el “hombre fuerte” del chirinato, lo cierto es que el ex priísta no ha logrado cambiar ni ha podido olvidar la cruz de su parroquia, con prácticas que pervierten la política y todo lo que toca.
Ahora mismo, al interior del propio PAN, Yunes ha propiciado la unidad en su contra de los líderes de los principales grupos internos del panismo veracruzano, los cuales le acaban de mandar con su encuentro en la ciudad de México el mensaje inequívoco de que están decididos a evitar su apoderamiento del partido blanquiazul en la entidad.
El ex director del ISSSTE ya perdió la elección de gobernador y ahora está por perder también el control directivo del partido que pretendía para su hijo primogénito Miguel Ángel Yunes Márquez, alcalde saliente de Boca del Río.

Con el munícipe boqueño en la presidencia del CDE del PAN y con su otro hijo, Fernando Yunes, en el Congreso local, el ex priísta buscaba cerrar las tenazas para el control absoluto del partido blanquiazul, pues además presume tener de incondicionales a la mayoría de alcaldes y regidores plurinominales de Acción Nacional en los 212 municipios de la entidad.

Sin embargo, en la próxima renovación del Comité Directivo Estatal del PAN se medirá el verdadero peso político de Yunes Linares en el panismo veracruzano. De la consolidación de su hegemonía dependerá obviamente su futuro político, pues en el 2012 se decidirán las dos candidaturas al Senado de la República y a las 21 diputaciones federales. Pero obviamente serán las senadurías las más disputadas por los grupos doctrinarios del PAN, que desde ahora buscan cerrar filas para que en el 2016 ningún otro oportunista los despoje de la nominación al gobierno del estado.

¿Lo lograrán? Ya se verá, porque para Yunes no hay otra alternativa más que seguir en Acción Nacional. El ex priísta no va a renunciar ahora al PAN y afiliarse al PRD, al PT o a Convergencia Su otra opción sería Nueva Alianza, pero al partido de la maestra Elba Esther Gordillo lo desairó abiertamente cuando hace dos años decidió afiliarse formalmente al instituto político del presidente Felipe Calderón.

El cálculo le falló, pues si además las versiones son realmente ciertas, de que la relación política personal de Yunes Linares con Gordillo y Calderón ya no son tan buenas como antes de las elecciones locales del pasado 4 de julio, entonces la suerte del ex director del ISSSTE estaría más que echada.

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