Por Raymundo Jiménez
Columna: Al pie de la letra
2010-09-27 | 21:46:46
* DAMNIFICADO DUARTISTA

Si las campañas electorales son devastadoras para los aspirantes a un cargo gubernamental, los días posteriores a la fecha de la elección y previos a la asunción al poder del candidato triunfante también suelen ser periodos muy estresantes y complicados que al final ser convierten en verdaderos tragaderos de hombres… y mujeres.
Ahí está, por ejemplo, el caso de Bertha Hernández Rodríguez, actual dirigente estatal de la CNC y comadre de la lideresa nacional del PRI, Beatriz Paredes Rangel, a quien hace seis años durante su campaña Fidel Herrera Beltrán “destapó” como la única segura para formar parte de su gabinete en un puesto estelar, pero la cual solamente obtuvo al final un cargo menor –la coordinación de las Juntas de Mejoras del Estado– porque no logró sobreponerse a las intrigas de los más allegados al candidato a gobernador.
La ex diputada local y federal por el distrito de Coatepec y ex alcaldesa de Emiliano Zapata, a la sazón secretaria general del CDE del PRI, tuvo fuertes fricciones con otros fidelistas que le disputaron algunas candidaturas municipales en ese proceso electoral.
En esta misma situación parece estar ahora, también, el secretario de Gobierno Reynaldo Escobar Pérez, quien hasta antes de las elecciones del pasado 4 de julio se daba como un hecho que continuaría en ese mismo cargo en la administración duartista.
La versión cobró fuerza a partir de que Javier Duarte de Ochoa lo elogió como el mejor secretario de Gobierno en toda la historia de Veracruz, en un evento partidista celebrado en la ciudad de Córdoba.
Sin embargo, a partir de entonces, Escobar Pérez comenzó a cometer una serie de errores políticos; el más grave fue haber perdido en julio pasado la elección de gobernador en Xalapa, su feudo electoral desde que fue alcalde por el Partido Convergencia en el cuatrienio 2000-2004. Inexplicablemente, en la capital veracruzana todos los demás candidatos priístas ganaron –los aspirantes a diputados locales Américo Zúñiga Martínez y Carlos Aceves Amezcua, y la abanderada a la presidencia municipal Elízabeth Morales–, menos Duarte de Ochoa, quien fue literalmente “barrido” por Miguel Ángel Yunes Linares, del PAN.
Por eso ahora, en un par de ocasiones que algunos oficiosos le han preguntado en público al gobernador electo acerca de que Escobar Pérez pudiera formar parte de su gabinete, Javier Duarte se ha abstenido de confirmar esa posibilidad pese a que ya ha muestreado abiertamente a algunos de sus futuros colaboradores, como han sido los casos del alcalde de Coatzacoalcos con licencia, Marcelo Montiel; del ex senador, ex diputado federal y ex panista, Gerardo Buganza Salmerón; del ex dirigente estatal del PRI, Adolfo Mota Hernández; del ex subsecretario de Desarrollo Político, Juan Antonio Nemi Dib, y, entre otros, de la comunicadora María Gina Domínguez Colío, su vocera oficial. Tomás Ruiz González fue el primero en ser “destapado” por Duarte en una comida con radiodifusores organizada casi tres semanas después de las elecciones del 4 de julio, pero ha trascendido que el actual coordinador de la transición administrativa estaría tambaleándose luego de un escándalo que protagonizó la semana anterior en un restaurante porteño en plena emergencia por el huracán “Karl”.
Y es que quienes han visto la prudencia y cautela políticas con que se ha venido conduciendo Duarte sobre todo después de la cerradísima elección, se atreven a asegurar que al gobernador electo debió haberle caído como sal en una herida abierta el criticable incidente que protagonizó el pasado fin de semana Ruiz González en un comedero público de la zona conurbada Veracruz- Boca del Río.
Ciertamente, hace un par de meses, ante los radiodifusores del estado Duarte anunció que el ex dirigente nacional del Partido Nueva Alianza y ex subsecretario de Ingresos de la Secretaría de Hacienda asumiría una primera comisión estelar: “Le he pedido al licenciado Tomás Ruiz González, un destacado veracruzano con gran trayectoria en la administración pública y particularmente en el área financiera, que a partir de hoy inicie los trabajos” de la transición administrativa.
.“Tomás –remarcó Duarte– posee las mejores credenciales y el mayor prestigio en su ámbito profesional, además de mi absoluta confianza.” Y refirió que la de Ruiz era “la primera de una serie de encomiendas que iré haciendo públicas en las próximas semanas a destacados veracruzanos y veracruzanas” que obviamente estarían llamados a colaborar con él en su administración.
Sin embargo, Ruiz González, quien en 2004 le disputó a Fidel Herrera la candidatura priísta a la gubernatura, debería verse en el espejo de Bertha Hernández y de Reynaldo Escobar, una desplazada de última hora de la primera línea del gabinete estatal hace seis años y el otro a punto de quedar fuera de la próxima administración pese a que públicamente fue reconocido por el ahora gobernador electo como “el mejor secretario de Gobierno” que ha habido en toda la historia de Veracruz.
Lo que está claro es que Duarte no está dispuesto a echar por la borda el proyecto generacional que el priismo y el electorado veracruzano le han encomendado y que a pesar de fuertes resistencias ha ido haciendo avanzar.
Por eso, una vez que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) ratifique la validez de su triunfo electoral, se espera que el gobernador electo mande señales inequívocas de que el 1.4 millones de votantes que sufragaron por él no se equivocaron, y que en su gobierno no se repetirán las frivolidades, corruptelas, ineptitudes ni protagonismos que después de 70 años de poder le costaron al partido tricolor la pérdida de la Presidencia de la República en el 2000 y de los gobiernos priístas de Oaxaca, Puebla y Sinaloa en las elecciones locales de julio de este mismo año.
Más de un duartista debe tener presente el sabio dicho popular de que “del plato a la boca se puede caer la sopa”, y que por ahora ni el propio Javier está totalmente seguro hasta que el TEPJF no lo valide legalmente como gobernador electo de Veracruz.
Por eso cayó tan mal en el bunker de Duarte el reciente escándalo de Tomás, pues dicen que ni siquiera el jefe ha sido ratificado todavía por la última instancia jurisdiccional del país, y su virtual “colaborador” –a quien se candidatea para ocupar la Secretaría de Finanzas y Planeación– ya anda haciendo un jactancioso alarde de su futuro poder.

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