* LA OTRA ‘ELECCIÓN’ DE DUARTE

Si como todo parece indicar, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación confirma la validez de la elección de gobernador de Veracruz, en la entidad se dará –en sentido estricto– no una transición sino una mera transmisión del poder.
Aunque muchos esperan –después del apretado triunfo electoral que finalmente obtuvo por menos de 3 puntos porcentuales sobre Miguel Ángel Yunes Linares, del PAN– que más temprano que tarde Javier Duarte de Ochoa se deslinde del mandatario estatal saliente Fidel Herrera Beltrán, lo cierto es que el gobernador electo no podrá romper esa especie de cordón umbilical antes de la sucesión presidencial de 2012, para la que su tutor político busca ser encartado.
Y es que esa habría sido la principal razón por la que Herrera fue preparando y promoviendo a Duarte para que primero fuera el candidato del PRI a la gubernatura, y luego se impusiera en la elección. Nadie más de los aspirantes priistas a sucederlo le inspiró mayor confianza y fidelidad.
El proceso electoral no fue un día de campo. Herrera midió fuerzas directamente con el presidente Felipe Calderón, quien maniobró al interior del PAN para que fuera postulado como candidato Yunes Linares, quien entre los calderonistas era el idóneo para despedazar al gobernador priista de Veracruz, ya que el bravucón ex director del Issste es considerado una especie de feroz Rottweiler –el animal canino llamado inicialmente así por ser un perro de carnicero de Rottweill, una región de Alemania–, que en su origen fue criado para cuidar y conducir ganado mayor y defender a su amo y sus posesiones, y a partir de 1910 se le amaestró para desempeñar actividades policíacas.
Pero la batalla electoral del pasado 4 de julio fue la primera que dirimen el presidente Calderón y el gobernador Herrera. En realidad la guerra a morir será en el 2012, cuando se defina la Presidencia de la República, para lo cual el máximo líder panista ha mandado señales de una potencial alianza hasta con el PRD para evitar el retorno del PRI a Los Pinos. Ese fue el mensaje del PAN al unirse con el partido del sol azteca en Oaxaca, Puebla y Sinaloa, donde sacaron al tricolor de los palacios de gobierno.
Por ello, ahora ambos generales empiezan a mover estratégicamente sus tropas. Calderón decidió operar el cambio en el Comité Ejecutivo Nacional del PAN: le ha ordenado a su dirigente César Nava replegarse y no buscar su reelección. El ex secretario particular del mandatario también se ha descartado para la candidatura presidencial del 2012.
En Veracruz, Herrera Beltrán comienza igualmente a maniobrar para ir armando con Duarte el equipo de gobierno que a partir de diciembre próximo coordinará el ex titular de la Sefiplan. En el gabinete duartista, por lo que se advierte, tendrán obviamente prioridad los operadores político-electorales que ya probaron su eficacia en los comicios del pasado 4 de julio.
En este contexto se da la anunciada incorporación del alcalde de Coatzacoalcos, Marcelo Montiel, quien ha solicitado licencia al Congreso local para separarse de sus funciones en ese ayuntamiento. Se presume que el próximo sexenio el munícipe sureño sería el secretario de Desarrollo Social y Medio Ambiente, una dependencia que será clave en las elecciones futuras por los recursos y programas asistenciales que maneja.
Otro de los llamados presuntamente al gabinete de Duarte sería el doctor Pablo Anaya, diputado local electo por el distrito de Poza Rica, uno de los pocos municipios del norte de la entidad donde el ex candidato priista a la gubernatura arrasó en las urnas, sacándole una gran diferencia de votos a Yunes Linares, del PAN.
Anaya, según ha trascendido, sería nombrado en la Secretaría de Salud, para lo cual el ex alcalde y galeno pozarricense ya habría empezado a invitar a futuros colaboradores, algunos de los cuales, junto con él, se han dado a la tarea de buscar casas en renta en exclusivos fraccionamientos del puerto de Veracruz porque no desean radicar en Xalapa.
La administración municipal de Montiel sería concluida los próximos cuatro meses por su suplente Ángela Pulido Guerrero, esposa del líder moral de la Sección 11 del sindicato petrolero, Ramón Hernández Toledo.
Herrera y Duarte, pues, han decidido a refrendar sus alianzas con los grupos regionales de poder que el pasado 4 de julio lograron salvar la elección de gobernador a pesar de la feroz embestida del gobierno federal, que se valió de la difusión de grabaciones telefónicas ilícitas, de la presencia intimidatoria del Ejército y la policía federal, de la manipulación de sus programas de apoyo al campo y del combate a la pobreza, así como de la millonaria compra de credenciales de elector, para intentar arrebatarle al PRI la gubernatura de Veracruz.
Los panistas, que aún no se resignan a aceptar su derrota, todavía mantienen viva la expectativa de que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación puede anular la elección de gobernador; pero en caso de que esta última instancia legal del país les diera un revés, ya están preparándose para ir nuevamente con todo en la elección federal que viene.
En tal caso seguramente dirán que perdieron una batalla pero no la guerra.
Por eso Humberto Alonso Morelli, el ex candidato del PAN a la presidencia municipal de Boca del Río –el reducto panista de la familia Yunes Márquez–, ha amenazado con que si el TRIFE confirma también el triunfo del candidato del PRI, Salvador Manzur, él se encargará de no dejarlo gobernar.
Al parecer es la misma estrategia que el ex candidato blanquiazul a la gubernatura pretende desplegar en la entidad si el Tribunal Federal Electoral ratifica la validez de la elección del priista Duarte.
Ha trascendido, al menos, que Yunes Linares buscaría mantener de aquí hasta el año 2012 la misma estructura electoral en los 30 distritos electorales del estado, de los cuales ganó la elección de gobernador en más de la mitad, 16, aunque Duarte triunfó en 14, pero con un margen mayor en la votación.