Por Maquiavelo
Columna: Se dice que...
Un estado con miedo
2010-08-24 | 22:13:39
Un reciente estudio de Francisco Rojas Aravena, secretario general de la Fundación Latinoamericana de Ciencias Sociales, pone de manifiesto que la desigualdad y falta de oportunidades de los jóvenes es lo que creó el fenómeno de extrema violencia que se vive en nuestro país.
El tráfico de drogas y la facilidad para obtener armamento de todo tipo actúan como un acelerador de la criminalidad.
A esto hay que sumar la falta de credibilidad y la debilidad de las instituciones del gobierno de Felipe Calderón.
La corrupción generalizada y la percepción de impunidad les otorgan a las mafias y a los cárteles mexicanos la posibilidad de edificar un escenario de grandes privilegios para operar y por ello el crimen organizado afirma que están ganando la guerra. Una guerra declarada de manera inexcusable e impopular por la actual administración federal del partido Acción Nacional.
No se justifica aquel pretexto del general Álvaro Obregón de que “Aquí todos somos un poco ladrones. Pero yo no tengo más que una mano, mientras mis adversarios tienen dos”.
Se repite en todo el país, incluido el estado de Veracruz una constante: Aquellos rincones de la entidad en donde el Estado no llega o llega sólo por la vía de la represión, otra fuerza viene a ocupar su lugar.
Callar sobre lo que ocurre en el estado por miedo, es una flaqueza inadmisible en esta época de sombras. Se puede admirar a un hombre por su sensatez, pero odiar por su cobardía.
La emigración de las zonas campesinas y pobres de la entidad acabó ocupando un cono urbano humilde y marginal dentro de las ciudades importantes.
Los jóvenes tanto del campo como de las urbes, carecen de oportunidades para acceder a un trabajo digno y perciben que las autoridades federales como las estatales, no los atienden y mucho menos son escuchados. En cambio las bandas criminales les garantizan seguridad y un modus vivendi.
Si se trata de un problema fuertemente enquistado, la respuesta del gobierno calderonista ha sido la militarización de carreteras y ciudades, lo cual ha venido a empeorar la situación.
El ejército mexicano ha sido acusado repetidamente de proceder contrariamente a lo establecido en las convenciones de los derechos humanos.
En México, la ofensiva en contra del narco provocó una espiral de violencia que ha cobrado más de 28 mil víctimas y ha alimentado un estado natural de terror.
La inseguridad ciudadana se sitúa como la principal preocupación del pueblo. Cerca del 80 por ciento de los veracruzanos tiene miedo de ser víctima de un delito violento. Aunado a que el costo que ha tenido para el país no sólo se cobra con el elevado número de muertos sino por un alto valor en el deterioro económico.
De aquel Veracruz tranquilo, de las noches tibias y calladas sólo queda el recuerdo que se niega a perderse en las brumas de la nostalgia. Hay que tener cuidado con los lamentos, porque se convierten en un vicio.

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