Por Maquiavelo
Columna: Se dice que...
Celos políticos
2010-08-10 | 21:51:22
Lo que siempre ocurre, aparecieron las recelosas desavenencias entre los equipos de los gobernadores,--uno constitucional el otro electo--, Fidel Herrera y Javier Duarte, respectivamente. A unos les corre la prisa por tomar posesión y a otros les interesa prolongar esta demora hasta el último segundo de la gestión.
Esto fue el motivo central sobre las especulaciones que surgieron sobre las declaraciones de Herrera Beltrán y Duarte de Ochoa, al parecer contrarias, sobre los tiempos formales que se avecinan de la entrega-recepción.
El desencanto político de esta relación ya se dio con el sorpresivo cambio de la dirigencia estatal del PRI donde Jorge Carvallo con su nueva camiseta duartista salía prácticamente por piernas y entraba el fidelista más fidelista de los secretarios, don Ranulfo Márquez. Con ello se quería dejar asentado que sigue el gobernador Fidel Herrera Beltrán con el “pinche poder”.
Héctor Yunes Landa, como las novias de rancho. El político italiano, Giuseppe Mazaini, dice que “Las promesas son olvidadas por los príncipes, nunca por el pueblo”.
Fue sin querer queriendo que el nuevo dirigente priista Márquez Hernández, hiciera omisión al no mencionar al veracruzano que asumirá la gubernatura el próximo primero de diciembre e ineludiblemente será su futuro jefe. Los discursos oficiales de carácter político a veces son supervisados y en algunos casos tienen su corrector de estilo que censura párrafos o nombres.
El vacío patronímico en esta ocasión fue muy obvio.
Discretamente y guardando las formas diplomáticas jarochas, el gobernador electo, Javier Duarte, se fue al viejo continente a fin de que no se agudizara el indispuesto celo del actual gobernante veracruzano y que éste conservara hasta el último momento la hegemónica atención mediática y la preeminencia del quehacer oficial.
Son los días nublados del final sexenal cuando la sensibilidad política se encuentra a flor de piel.
Dentro de las reglas no escritas de la política mexicana, existe una norma vital y forzosa que exige que para legitimarse como gobernador Javier Duarte de Ochoa, deberá romper muy pronto con la corriente política de Fidel Herrera. Es un precepto ineludible del sistema.
El pueblo veracruzano y de cualquier parte del mundo no acepta más de lo mismo.

La danza millonaria

Gente amante de los números y de las estadísticas electorales, llegaron a la cifra de 30 mil votos como el equivalente a un punto en las encuestas. Tomando como referencia estadística de los pasados comicios del mes de julio de este año, se calculó que serían aproximadamente cerca de tres millones de ciudadanos veracruzanos los que sí acuden a votar.
Con ello se deduce que si la compra de sufragios llegó en esta ocasión a cotizarse hasta en cinco mil pesos, cada punto tuvo un costo de 150 millones de pesos.
Para mantener o remontar una variante de 15 puntos en una elección de gobernador, esto significaría una erogación de dos mil doscientos cincuenta millones de pesos.
Son especulaciones que se mantienen en las agendas del dinosaurio de la clase política.
Los verdaderos problemas electorales surgen cuando el dinero programado se queda en los bolsillos de los operadores y no llegó al votante.

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