¿En qué situación se encontraría Fidel Herrera si se hubieran perdido las pasadas elecciones?
La estrategia del gobierno Felipe Calderón era la de derrotar a las figuras emblemáticas del poder priísta en el país. Lo logró en los casos de Ulises Ruiz de Oaxaca y Mario Marín de Puebla. El único que se salvó y,--por escasos tres puntos de esta bien orquestada masacre electoral--, fue el gobernador veracruzano, Fidel Herrera Beltrán.
Contra Oaxaca y Puebla se usaron misiles combinados de una alianza partidista. Para Fidel Herrera se utilizó un sofisticado armamento nuclear. Algunas de las bombas mediáticas a nivel nacional están como reservas estratégicas dentro del arsenal panista para hacerlas estallar en el momento político adecuado.
Son conflictos que no tienen solución a través de la Conago. Toda situación pública esta conformada por una aglomeración de males particulares.
No hay intermediarios políticos, es una cosa personal entre los jefes nacional y estatal.
De todos los peligros, el mayor es subestimar al enemigo.
Fidel Herrera debe pensar igual que Jacinto Benavente, el dramaturgo español, “Si se ha de ser una presa, al fin y al cabo,
mejor serlo del león, que del lobo.”
Nunca pensaron los ejecutivos estatales y la cúpula del PRI que se podrían perder estos bastiones poblano y oaxaqueño,
Estaban seguros los gobernadores Ruiz y Marín que sus delfines seguirían y que sus espaldas quedarían cubiertas de la manera tradicional priísta. Una costumbre bien arraigada de siete décadas de abusos de poder y graves fechorías.
Eran considerados los gobernadores de Puebla y Oaxaca como expertos mapaches, tramoyistas políticos, que habían arrasado en las pasadas elecciones federales intermedias, por lo que seguían confiados que repetirían el costoso circo electoral.
La situación que viven los gobernadores perdedores es bastante delicada. Corren el inminente riesgo de iniciar el próximo año en alguno de los remodelados reclusorios federales. Ante esta amenaza de presentarse ante un juez, están instrumentando medidas desesperadas como la aprobación atropellada de sus cuentas públicas y limpiar todo rastro de corrupción, aprovechan que aún conservan en los congresos locales la mayoría parlamentaria.
Ante la desventura que viven sus grandes camaradas priístas y el haber superado la jornada del cuatro de julio es lo que permite el optimista estado de ánimo del gobernante veracruzano.
¿Qué se perdieron más de un centenar de alcaldías y que no se va a contar con una mayoría en el congreso local?
Son pequeños detalles sin ninguna importancia ante la adversidad e infortunio que viven sus entrañables socios y compañeros de las entidades vecinas.
Mientras siga la buena suerte política y se siga sacando la lotería…se puede seguir endeudando el gobierno estatal por los próximos sexenios.
Al igual que don Fernando Gutiérrez Barrios, no se resiste don Fidel Herrera a la tentación de que lo recuerden como el gobernador leyenda. Se trata de una patente veracruzana.