Por Raymundo Jiménez
Columna: Al pie de la letra
LA INQUINA DE CALDERÓN
2010-07-12 | 21:41:22
Al parecer, a Miguel Ángel Yunes Linares no lo mandó el presidente Felipe Calderón a ganar la elección por la gubernatura de Veracruz sino a fastidiar al gobernador Fidel Herrera Beltrán, por quien el jefe del Ejecutivo federal siente una especial aversión desde la sucesión presidencial de 2006.
Para Calderón, como para cientos de resentidos políticos veracruzanos y ex funcionarios que tuvieron que abandonar el gobierno de la Fidelidad antes del fin de sexenio, el mandatario estatal es un agarrapen… tontos.
Y dicen que el repudio al gobernador Herrera que el presidente gusta de hacer evidente en cada ocasión que se le presenta –la última vez fue en la Regata Internacional Bicentenario que tuvo lugar dos semanas antes de las elecciones en el puerto de Veracruz– tendría que ver precisamente por un compromiso incumplido que Fidel habría hecho supuestamente hace cuatro años con Josefina Vázquez Mota, a la sazón coordinadora de la campaña presidencial de Calderón.
Como testimonio de la presunta palabra comprometida por Herrera Beltrán existe una fotografía en la que aparecen en el balcón de Palacio de Gobierno el mandatario veracruzano y la actual lideresa de la bancada del partido blanquiazul en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.
Por eso, aseguran, Calderón maniobró personalmente para impulsar a Yunes como candidato del PAN a la gubernatura. El presidente lo hizo con premeditación, alevosía y ventaja porque sabe que el ex director del Issste es el peor enemigo político del gobernador Herrera desde que militaba en el PRI. Sin embargo, también el michoacano estaba consciente de lo vulnerable que política y electoralmente sería su ex colaborador como candidato, pues ya lo había vetado previamente para el Senado de la República en el proceso electoral federal de 2006.
No obstante los negros antecedentes de Yunes Linares, el presidente Calderón lo empujó no sólo al pastel de aniversario de la fundación del Issste, sino a la candidatura del PAN, a la que se opusieron abiertamente el ex candidato Gerardo Buganza Salmerón y el ex dirigente nacional Manuel Espino.
Ahora, por lo que se ve, Yunes no ganó la elección del pasado 4 de julio pero sigue siendo el mejor instrumento de presión contra el gobernador Herrera, a quien Calderón buscará mantener bocabajo y con la bota sobre el cuello hasta que el Tribunal Federal Electoral resuelva y dictamine si la elección de gobernador del estado de Veracruz –que se atribuye el candidato del PRI, el fidelista Javier Duarte de Ochoa– fue legal y, por ende, válida.
No se hagan bolas: si Calderón en realidad hubiera querido arrebatarle a Herrera Beltrán el poder en Veracruz, entonces le habría dado línea a su ex secretario particular César Nava, actual presidente del CEN del PAN, que negociara con el PRD y Convergencia una alianza opositora en Veracruz, tal como sí lo hizo en Oaxaca, Puebla y Sinaloa, donde rompieron por primera vez la octogenaria hegemonía priista.
En Veracruz era sabido que las cúpulas locales del PRD y Convergencia iban a rechazar a Yunes como candidato de la coalición opositora. ¿Por qué entonces el PAN no aceptó nominar al senador Dante Delgado, quien muy posiblemente como único candidato opositor habría sumado mucho más del 13 por ciento de la votación que obtuvo? Quizá la objeción habría sido por la cercanía del ex gobernador sustituto con Andrés Manuel López Obrador, pero en Oaxaca ganó el también convergente y lopezobradorista Gabino Cué.
En Veracruz, Calderón sabía que no iba a ganar con Yunes, pero tenía la certeza que terminaría por doblegar al arrogante presidente de la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago), quien en una de las sesenta grabaciones telefónicas clandestinas difundidas hace un mes por el PAN, presume de estar en la cúspide del “pinche poder”.
Y tanto saben que Yunes Linares no ganó realmente la elección, que el mismo domingo 4 de julio por la noche, mientras el ex priista alardeaba de haber ganado la gubernatura de Veracruz, en el Comité Ejecutivo Nacional del PAN, César Nava sólo reconocía haber triunfado en alianza con el PRD, Panal y Convergencia en los estados de Oaxaca, Puebla y Sinaloa. La reacción de la dirigencia panista se dio hasta media semana después, por la insistencia de Yunes y la inquina de Calderón, quien desde noviembre de 2009 habría amenazado al gobernador Herrera que vendría “con todo” por Veracruz. Por eso ahora, deliberadamente, el presidente sólo ha felicitado telefónicamente a otros candidatos ganadores, menos al veracruzano Duarte.
Pero mientras el PAN se deja arrastrar por el odio y el rencor de su candidato perdedor, el PRI ha asumido una postura grupal y ha cerrado filas para apuntalar el triunfo de Javier Duarte, como este lunes 12 quedó demostrado en la presentación que tuvieron la dirigencia nacional priista encabezada por Beatriz Paredes Rangel, Jesús  Murillo Karam y Emilio Gamboa Patrón.
Además fue muy simbólica la presencia de los coordinadores del PRI en el Senado y en la Cámara de Diputados, Manlio Fabio Beltrones y Francisco Rojas Gutiérrez, quienes con su aval emitieron el mensaje de que la negociación electoral no pasará por Veracruz y que, por lo tanto, cualquier ofensiva federal o panista tendrá una reacción legislativa contundente.
Ante los representantes de los medios de comunicación capitalinos y de la élite nacional del PRI, Duarte de Ochoa mostró las actas distritales avaladas por todos los partidos políticos, las cuales acreditan su victoria clara y contundente.
El candidato triunfador sostuvo que ganó “a la buena” porque argumentó que la jornada electoral convocó la participación de 3 millones 216 mil 764 votantes, equivalentes al 61.9 por ciento del padrón de electores del IFE, una elección histórica y ajena a la manipulación de los resultados porque –dijo– fue celosamente cuidada por los ciudadanos.
Ayer mismo, el CEN del PRI dejó en claro que su victoria en Veracruz no es negociable y, mucho menos, sujeta a chantajes. Su mensaje fue inequívoco: ni con marchas, marchitas, ni con ofensas o advertencia de pedir la anulación de la elección, el PAN podrá atentar contra la voluntad de la mayoría de los veracruzanos.
Para el CEN del PRI, Duarte de Ochoa será declarado gobernador electo cuando el Tribunal Estatal Electoral dictamine la validez de la elección, tal como lo hizo también hace cuatro años el TRIFE a favor de la pírrica ventaja de medio punto porcentual que obtuvo Calderón sobre “El Peje” López Obrador, quien paradójicamente hoy es la figura inspiradora del reaccionario activismo del partido blanquiazul.
Ver, para creer.

LIBRO SOBRE 2012

Este miércoles 14 será presentado aquí en Xalapa el más reciente libro de Rafael Loret de Mola que lleva por título “2012: la sucesión, de las escenografías criminales a las alianzas turbias”.
La cita es a las 18:00 horas en el Ágora de la Ciudad. Fungirán como presentadores los periodistas José Ortiz Medina y Sergio González Levet.
Al día siguiente, el jueves 15, harán lo propio Marco Antonio Aguirre y Jaime Velázquez, a las 11:00 horas en el Auditorio de Usos Múltiples del IVEC, en el Puerto de Veracruz.

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