Por Raymundo Jiménez
Columna: Al pie de la letra
* OTRO MESÍAS TROPICAL
2010-07-06 | 22:12:10
Hace cuatro años, en entrevista con el periodista Eduardo Ruiz Healy –conversación que se puede consultar en el portal de YouTube–, la actual coordinadora del grupo legislativo del PAN en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, Josefina Vázquez Mota, declaró que “nosotros no podemos aceptar el voto por voto porque la ley lo prohíbe, si la ley no tuviera esta consigna nosotros no tendríamos ningún problema en abrir todos los paquetes electorales.”
Las declaraciones de la ex secretaria de Educación Pública fueron hechas después de las polémicas elecciones presidenciales de julio de 2006. Vázquez Mota, en ese entonces coordinadora de la campaña de Felipe Calderón Hinojosa, sostuvo en esa entrevista que la ley prohibía la apertura de todos los paquetes electorales y el recuento voto por voto, tal como lo exigían en esa ocasión el candidato perredista Andrés Manuel López Obrador y los más de 14 millones de electores que habían votado por él.
En esa ocasión, doña Josefina salió al paso de los reclamos del abanderado de la alianza PRD-PT-Convergencia y de sus seguidores que denunciaban “fraude” en el primer conteo de votos el día de la elección, y con la ley en la mano argumentó que sólo en casos muy concretos se debían abrir los paquetes electorales. “No es un capricho de Felipe Calderón, los votos se contaron el domingo”, reiteró categórica a su entrevistador.
Como ya se sabe, en la elección presidencial de 2006 el candidato del PAN ganó con un margen de medio punto porcentual al perredista López Obrador.
A raíz de esa experiencia en la elección federal, en las entidades de la República Mexicana fueron reformados los códigos electorales para prever una situación similar.
En Veracruz, dos años antes, en la sucesión estatal de 2004, también se había dado un escenario post-electoral muy parecido ante el estrecho margen en la votación obtenida por el candidato del PRI a la gubernatura, Fidel Herrera Beltrán, y el abanderado del PAN, Gerardo Buganza Salmerón, cuya diferencia fue alrededor del 1%, o sea, poco más de 25 mil votos a favor del priista.
Por esas razones es que en diciembre de 2008, la Sexagésima Primera Legislatura del Congreso Local le dirigió al gobernador Herrera, para su promulgación y publicación en la Gaceta Oficial del Gobierno del Estado, el Código Electoral número 307 para el estado de Veracruz, en cuyo artículo 244, fracción X, inciso A, estipula muy claramente en cuanto al recuento total de votación de las casillas en la sesión del cómputo, que “si al término del cómputo se establece que la diferencia entre el candidato presuntamente ganador y el ubicado en segundo lugar es igual o menor a un punto porcentual, y existe la petición expresa del representante del partido que postuló al segundo de los candidatos antes señalados, el consejo respectivo deberá proceder a realizar el recuento de votos en la totalidad de las casillas” y que, “en todo caso, se excluirán del procedimiento anterior las casillas que ya hubiesen sido objeto de recuento”.
Miguel Ángel Yunes Linares, candidato del PAN a la gubernatura, ha retado a Javier Duarte, del PRI, a que se abran todos los paquetes electorales y se recuente voto por voto. El panista se niega a reconocer las cifras del Programa de Resultados Electorales Preliminares contratado por el Instituto Electoral Veracruzano, que con el vaciado del 96 por ciento de las actas de escrutinio le dan al abanderado del Revolucionario Institucional una distancia de casi tres puntos porcentuales sobre el partido blanquiazul, ventaja que se traduce en más de 70 mil votos.
Esto no es cosa de berrinches, caprichos o amenazas. La ley es la ley, y candidatos y partidos políticos –todos por igual, trátese de quien se trate– deben actuar y atenerse conforme a lo establecido por el Código Electoral.
Si las autoridades electorales pasaran por alto el ordenamiento legal y accedieran a hacer lo que a cada candidato le viniera en gana, nada más habría que imaginar el caos que se armaría y a final de cuentas sería cuento de nunca acabar, pues no solamente son tres aspirantes a la gubernatura sino también más de 636 candidatos a presidentes municipales y por lo menos 90 contendientes a la diputación local por el principio de mayoría relativa.
La actitud bravucona de Yunes Linares no sorprende. Es la misma que habría adoptado si hubiera perdido no por 70 mil sino también por 300 mil, 500 mil o muchos más votos.
Desde el inicio y durante su precampaña y campaña se la pasó descalificando e insultando a los consejeros y funcionarios del Instituto Electoral Veracruzano.
Siempre le apostó a la judicialización del proceso electoral, pues vio que era muy remoto un posible triunfo electoral debido al fuerte posicionamiento del PRI y del gobernador Herrera Beltrán, combinado con la desbandada de panistas y el rechazo del PRD y Convergencia a una alianza con el PAN, como sí se dio en otros estados como Oaxaca, Puebla y Sinaloa, donde la oposición rompió la octogenaria hegemonía priista.
Pero aquí, por ejemplo, Yunes nunca pudo mostrar antes de la elección una sola encuesta que lo ubicara muy cerca o arriba del candidato del PRI en las preferencias electorales.
Es más, no son pocos los que se dicen sorprendidos de que en la votación de este domingo lograra acercarse tres puntos debajo de Duarte. ¿Lo hizo limpiamente? Quienes conocen su forma de operar electoralmente, aseguran que no. Le imputan las mismas mañas y malas artes que él a su vez le adjudica a su más odiado rival, el gobernador Herrera Beltrán, desde la compra de votos hasta la intimidación con policías y porros.
Muchos saben, por ejemplo, que cientos de millones de pesos destinados a programas federales de apoyo al campo, para el combate a la pobreza y etiquetados para miles de adultos mayores fueron manipulados en Veracruz para impulsar su candidatura.
Hasta al presunto uso del aparato de espionaje del gobierno federal se habría recurrido para minar la popularidad del gobernador priista de Veracruz, al difundir conversaciones telefónicas privadas de Fidel Herrera grabadas clandestinamente.
Ahora dice que si no se abren todos los paquetes electorales y se recuenta voto por voto, él no reconocerá el triunfo del candidato priista y que recurrirá a los tribunales electorales y a la movilización popular.
Al parecer, su memoria es tan convenenciera que no sólo simula ignorar lo que establece muy claramente el Código Electoral vigente para el estado de Veracruz sobre la sesión del cómputo, sino que también hace como que se le olvida lo que en la polémica sucesión presidencial de 2006 su correligionaria Josefina Vázquez Mota tuvo que salir a aclarar cuando López Obrador y los millones de sus seguidores también exigían un recuento de casilla por casilla.
“Nosotros no podemos aceptar el voto por voto porque la ley lo prohíbe, si la ley no tuviera esta consigna nosotros no tendríamos ningún problema en abrir todos los paquetes electorales”, contestó Vázquez Mota a quienes, como ahora Yunes –quien presuntamente está 3% abajo del priista Duarte–, se negaban a aceptar su derrota electoral por lo cerradísimo de la votación, de apenas medio punto porcentual.
¿Será el de Yunes Linares otro caso de mesianismo tropical?

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