Por Raymundo Jiménez
Columna: Al pie de la letra
El ejemplo de Germán
2010-06-21 | 21:55:36
Quien sabe si Felipe Calderón Hinojosa ya despertó de su reciente viaje por Sudáfrica, pero no estaría mal que alguien le avisara al presidente de la República que el país es un caldero casi en ebullición debido a la excesiva candela que su partido, el PAN, le está atizando a los procesos electorales en las 12 entidades donde el próximo 4 de julio se elegirán gobernadores, y cuya mayoría de sus candidatos no ha logrado atraer la preferencia del electorado.
Y es que a la reprobación de la jerarquía de la Iglesia Católica a su estrategia de combate a la delincuencia organizada, y del manifiesto malestar de un importante sector de las Fuerzas Armadas que ha condenado públicamente el dictamen de la Comisión Nacional de Derechos Humanos sobre el caso de dos menores de edad acribillados presuntamente por una patrulla militar en el estado de Tamaulipas, ahora el presidente Calderón enfrenta el airado reclamo de la cúpula priista por el espionaje telefónico clandestino que desde el gobierno federal presumiblemente se habría realizado contra algunos gobernadores del partido tricolor que estarían operando a favor de sus candidatos.
La reacción del PRI se debe a que ellos acusan que también desde las delegaciones federales se manipulan en beneficio de los abanderados del PAN programas de apoyo al campo y otros como los de Oportunidades, Piso Firme y Setenta y Más.
El propio Calderón, en el proceso electoral del año pasado, vino a apoyar abiertamente a algunos de sus candidatos a diputados federales. En 2009, por ejemplo, en un descarado espaldarazo al ex futbolista Carlos Hermosillo, ex titular de la Conade, el presidente viajó expresamente a Córdoba para anunciar un paquete de obras viales. Pero Hermosillo fue aplastado electoralmente por Javier Duarte de Ochoa, actual candidato priista a la gubernatura.
El problema de Calderón es que como el segundo presidente de la alternancia en México no ha hecho sentir su liderazgo ni autoridad para pactar con los gobernadores y líderes de todos los partidos políticos un juego electoral limpio, sin parcialidades ni intromisiones gubernamentales de ningún nivel.
Al contrario, el mandatario panista sigue echándose encima a los gobernadores del PRI que tienen bajo su poder 17 de las 31 entidades federativas del país.
Con Calderón, la investidura presidencial ha sido objeto de la peor denigración pública.
Y es que luego de las pintas que a principios de febrero de este año fueron inscritas en bardas de Ciudad Juárez, Chihuahua, donde lo llamaban “asesino” y “traidor a la patria” por la masacre de los jóvenes ocurrida en esa ciudad fronteriza, hace apenas tres semanas, en Saltillo, Coahuila, aparecieron otras leyendas en muros y anuncios electrónicos en contra del jefe del Poder Ejecutivo federal.
“Calderón: Por andar de borracho estás hundiendo al país” y “Calderón: Cuando tomes no manejes. Atentamente El País”, fueron los mensajes que aparecieron en al menos seis muros ubicados en diversas colonias de Saltillo. En tanto, varios letreros luminosos lucían las siguientes leyendas: “Calderón corrupto”, “Calderón sinvergüenza”, “A Greg (Sánchez, candidato de la alianza PRD-PT-Convergencia a la gubernatura de Quintana Roo) sí, ¿A tu compadre cuándo lo detienes?”, en alusión al senador panista Guillermo Anaya, quien efectivamente encompadró con el presidente y es el más fuerte aspirante del PAN al gobierno de Coahuila. El senador Anaya acusó directamente al gobernador Moreira de estar atrás de los ataques contra Calderón.
“Por supuesto que es el gobernador y su hermano (Rubén Moreira, líder del PRI en Coahuila y fuerte aspirante a la gubernatura). Esto es un acto cobarde porque ya lo había anunciado con ‘el que se lleva se aguanta’”, dijo el senador panista.
En efecto, las pintas contra Calderón aparecieron un día después de que Moreira externó su enojo por la circulación de un cómic panista. “El que se lleva se aguanta. Después que no anden llorando porque uno les contesta. Ahí andan como gallinas descabezadas diciendo que soy muy peleonero”, advirtió el mandatario priista de Coahuila.El cómic de 32 páginas narraba la historia de una familia que se disgusta por la detención de dos mujeres que protestaban contra el uso electoral de la Tarjeta de la Gente, en alusión a la aprehensión de dos regidoras panistas ocurrida hace tres meses en La Laguna. Los personajes criticaban al gobierno de Moreira por la actuación de la Policía Estatal y por la renovación de placas vehiculares.
Ahora, la Presidencia de la República y el CEN del PAN han abierto la confrontación contra los gobernadores Ulises Ruíz, de Oaxaca; Fidel Herrera, de Veracruz, y Mario Marín Torres, de Puebla, contra los cuales han divulgado grabaciones telefónicas clandestinas.
El presidente Calderón y su secretario de Elecciones, César Nava Vázquez, formalmente dirigente nacional del PAN, parecen haber olvidado tan pronto la actitud digna y ejemplar de Germán Martínez Cázares, quien hace precisamente un año renunció a la presidencia del CEN del partido blanquiazul luego del descalabro electoral que sufrió en los comicios tanto para elegir diputados federales, gobernadores, presidentes municipales y diputados a Congresos estatales. En esos comicios, Acción Nacional perdió las gubernaturas de San Luis Potosí y Querétaro. Además no pudo arrebatarle al PRI las gubernaturas de Campeche, Colima y Nuevo León. Y en la Cámara de Diputados pasó de ser la primera fuerza política a ocupar la segunda minoría. En cuanto al Estado de México perdió el llamado “corredor azul”, con las alcaldías de Naucalpan, Cuatitlán Izcalli, Tlalnepantla y Atizapán.
Por eso, al día siguiente de las elecciones de julio de 2009, Martínez Cázares presentó su renuncia a la presidencia del PAN. En un mensaje de apenas cinco minutos, el ex secretario de la Función Pública detalló que su gestión “no alcanzó el éxito esperado en la conducción del esfuerzo generoso de los panistas; tampoco fue posible convertir de manera legítima y democrática la aprobación que tiene el presidente Calderón entre los ciudadanos en confianza para los candidatos del PAN”.
Por ello, aseveró, “la derrota es el momento más claro para demostrar que en Acción Nacional hay dignidad, ética de la responsabilidad y cultura de la dimisión”.
Martínez no culpó de su derrota a los gobernadores priistas; al contrario, felicitó “con sinceridad democrática (…) a los vencedores de otras fuerzas políticas”. Y remarcó que esperaba que su renuncia también sirviera “para reconstruir puentes entre adversarios políticos y construir los acuerdos legislativos que están demandando los mexicanos”.
Germán sabía, por supuesto, bajo qué reglas había jugado: las mismas que imperaron en la polémica sucesión presidencial de 2006.
Pero ahora César Nava, su sucesor, y candidatos como Miguel Ángel Yunes Linares, de Veracruz, están actuando totalmente al revés porque ya tienen claro que las preferencias electorales no les favorecen ni las podrán revertir en los próximos ocho días que legalmente les quedan de campaña.

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