Por Raymundo Jiménez
Columna: Al pie de la letra
2010-06-15 | 13:11:21
Hace tres años, en la sucesión municipal de 2007, el candidato del PRI a la alcaldía de Huatusco iba a ser Cosme Crivelli Murillo, quien ya había gobernado ese municipio del centro del estado.
Pero, de última hora, los acuerdos de la cúpula gobernante modificaron este escenario priista. Para complacer al senador Rafael Ochoa Guzmán, secretario general del CEN del SNTE, de Palacio de Gobierno salió la orden al Comité Directivo Estatal del PRI para que se nominara a Zaira Ochoa Valdivia, la hija del dirigente magisterial.
Y es que, en esa elección, el Revolucionario Institucional iba aliado con otros partidos, entre ellos el de Nueva Alianza (Panal), creado el sexenio pasado por la maestra Elba Esther Gordillo, la presidenta del SNTE.
Crivelli, entonces, fue sacrificado en el último momento y como premio de consolación le dieron un cargo en el gobierno del estado.
La hija del senador Ochoa no tuvo ningún problema para ganar la alcaldía de Huatusco. En esa elección, la aplanadora priista arrasó en más de 150 de los 212 municipios de la entidad y en 28 de los 30 distritos electorales locales.
Sin embargo, los acuerdos entre la familia Ochoa y el gobernador Fidel Herrera y su “delfín” Javier Duarte de Ochoa se vinieron abajo en el proceso electoral federal de 2009, pues Ulises Ochoa Valdivia, otro hijo del secretario general del CEN del SNTE, se postuló como candidato del Panal a la diputación federal por el distrito de Huatusco. Y pese a los apoyos sindicales y millonarios recursos que le inyectó su padre a su campaña electoral, el junior perdió por un apretado margen de aproximadamente 3 mil votos contra el abanderado priista Felipe Amadeo Flores Espinosa, un experimentado político que ya había sido representante popular de esa región ante el Congreso de la Unión.
Quién sabe qué acuerdos por debajo del agua habrían hecho los Ochoa en Palacio de Gobierno, pues funcionarios cercanos al gobernador Herrera y hasta el propio dirigente estatal del PRI, Jorge Carvallo Delfín, daban por perdido el distrito de Huatusco no obstante que en el bunker de Flores Espinosa, con el cien por ciento de las actas electorales, se declaraban triunfadores.
Ulises Ochoa impugnó el triunfo priista, pero el Tribunal Federal Electoral validó el resultado de la elección.
El hijo del senador Ochoa, en cambio, fue reivindicado por su papi como dirigente estatal del Panal, posición que ha ocupado para aliarse con su ex jefe, Miguel Ángel Yunes Linares, quien hasta marzo de 2009 lo tuvo cobrando en la Delegación estatal del Issste, y arremeter con todo contra el gobernador Herrera, quien presuntamente le “incumplió” en la elección federal del año anterior.
Por eso, ayer, al presentar en conferencia de prensa al ex funcionario de la Universidad Veracruzana (UV) Jorge Ramírez Juárez como candidato del Panal a la alcaldía de Xalapa –¡cuando sólo faltan 20 días para la elección!–, Ulises Ochoa lanzó la invitación “a la gente que quiere decir hasta aquí a la corrupción, la simulación y la mentira que tanto dañan la convivencia cotidiana y han empeñado el futuro de Veracruz”. Pero además, hasta ahora, se dio cuenta que el gobierno del PRI, su ex aliado, tiene “sumido en los últimos cinco años” a Veracruz en un estado de postración.
Eso no fue todo. El vástago del senador Ochoa se atrevió a declarar que “en Veracruz existe una creciente ola de inseguridad que busca inhibir la participación ciudadana en las urnas el próximo 4 de julio en el estado”, y que sus candidatos a la gubernatura y alcaldías han sido víctimas de la guerra sucia, de acosos y de intimidaciones, por lo que demandó que se convocaran a las fuerzas armadas y a las corporaciones policíacas federales para garantizar la tranquilidad de los veracruzanos en lo que resta de las campañas electorales y el propio día de los comicios.
Pero Veracruz no es Chihuahua ni Tamaulipas, donde anteayer fueron ejecutados docenas de ciudadanos.
El verdadero temor de Ulises Ochoa, su familia y candidatos es que ya tienen el pulso real de las encuestas y saben que las preferencias electorales no les favorecen en el estado con Yunes Linares ni en su propio municipio y distrito con cabecera en Huatusco, donde van a volver a perder igual que en julio de 2009.
Y es que el candidato del PAN-Panal a la diputación local es su cuñado Isaac González Contreras –esposo de la alcaldesa Zaira Ochoa–, quien difícilmente podrá vencer al dirigente cafetalero José Julio Espinosa, postulado por el PRI; mientras que para la presidencia municipal la victoria está más que cantada a favor del ex alcalde Cosme Crivelli (“sacrificado” hace tres años por la hermana del dirigente estatal del Panal), el cual lleva en su planilla como síndico al popular ex panista Urcino “El Pollo” Méndez Gálvez, quien en las elecciones federales de 2009 fue clave para la derrota del hijo del senador Ochoa, ya que como abanderado del PAN a la diputación federal ganó en el municipio de Huatusco, lo que finalmente inclinó la votación distrital a favor del priista Amadeo Flores.
Por eso es que Ulises, su parentela y aliados no pueden ocultar su nerviosismo y desesperación.
Hace unos días, Liébano Sáenz, de la encuestadora Gabinete de Comunicación Estratégica, escribió sobre “el argumento de la ilegitimidad como coartada” en su columna que publica un diario de circulación nacional. En ella, el ex secretario particular del ex presidente Ernesto Zedillo advertía que “debe preocupar que en fechas recientes el dirigente nacional del PAN haya adoptado el discurso del PRD para justificar los magros resultados que aparentemente han generado sus decisiones en el terreno electoral. Un hecho inédito: el partido gobernante se vuelve descalificador de los comicios e instituciones electorales”.

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