Por Raymundo Jiménez
Columna: Al pie de la letra
2010-07-04 | 23:14:17
* DERROTA "CANTADA"

Apenas dieron las 6 de la tarde –hora en que, de acuerdo a la leyes electorales locales, se determina cerrar las mesas de votación si es que ya no hubiera más electores formados en espera de sufragar–, los dirigentes nacionales del PAN y PRD, César Nava y Jesús Ortega, respectivamente, se apuraron a proclamar el triunfo de Rafael Moreno Valle en Puebla y de Gabino Cué en Oaxaca.
De las 12 entidades donde ayer fueron electos gobernadores, sólo en las que gobiernan Mario Marín y Ulises Ruiz las alianzas del PAN y PRD habrían logrado arrebatarles el poder a este par de gobernantes emblemáticos del priismo más dinosáurico.
En otros estados, como Veracruz, finalmente se confirmó lo que venía previéndose desde el inicio y desarrollo de las campañas: el claro triunfo del priista Javier Duarte de Ochoa, quien jamás fue alcanzado en las encuestas sobre preferencias electorales por su más cercano adversario, Miguel Ángel Yunes Linares, del PAN.
A pesar del evidente respaldo presidencial, Yunes Linares no tenía realmente ninguna posibilidad de vencer al gobernador priista Fidel Herrera Beltrán, quien seguro de su amplia aceptación popular reflejada en las encuestas, se atrevió a postular a un político joven, formado en la escuela política y gobierno de la Fidelidad, lo que le garantiza a Herrera absoluta lealtad para lo que se le pudiera ofrecer rumbo a la sucesión presidencial de 2012, proyecto que ahora parece complicársele al mandatario veracruzano con las derrotas priistas en Puebla y Oaxaca.
Yunes no podía ganar por varias razones. De los cuatro precandidatos del PAN a la gubernatura, era el más vulnerable de todos por su reciente pasado como funcionario priista represor y autoritario, además de sus presuntos nexos con pederastas y de las sospechas que lo persiguen desde enero de 2001 tras la inexplicable fuga de Joaquín “El Chapo” Guzmán del penal de alta seguridad de Puente Grande, Jalisco.
Su postulación como candidato del PAN, en vez de cohesionar fracturó al panismo veracruzano. La desbandada la encabezó el precandidato Gerardo Buganza Salmerón, quien hace seis años estuvo a menos de 26 mil votos de vencer al priista Herrera Beltrán.
La causa del repudio a Yunes Linares la dio el propio ex dirigente nacional del PAN, Manuel Espino Barrientos, quien en la sesión a puerta cerrada del CEN del partido blanquiazul, en febrero de este año, les recordó a César Nava y a la alta burocracia partidista que en 2006 el propio Felipe Calderón lo había vetado como candidato al Senado, pues el ahora presidente de la República le habría argumentado que no podría hacer campaña con él en Veracruz porque como secretario de Gobierno en la administración del gobernador Patricio Chirinos (1992-1997) se había encargado de reprimir y difamar a los panistas veracruzanos.
Por si fuera poco, el ex director del Issste tampoco pudo hacer efectivo el apoyo de sus padrinos políticos que controlan en el nivel nacional al poderoso sindicato magisterial (SNTE) y al Partido Nueva Alianza (Panal).
Por ejemplo, Elba Esther Gordillo, presidenta del CEN del SNTE, jamás puso un pie en Veracruz para darle el espaldarazo a su campaña electoral. Tampoco vino a esta entidad el dirigente formal Jorge Kahwagi Macari, quien obviamente sólo hace lo que le ordena la maestra.
Fue inexplicable la ausencia de Kahwagi, quien hace tres años asistió como invitado especial a la boda del alcalde de Boca del Río, Miguel Ángel Yunes Márquez, hijo de Yunes Linares.
¿Por qué no acompañó ahora a sus “amigos”? Solamente Kahwagi lo sabe.
En cambio, el único que sí acompañó y apoyó en varios eventos a Yunes Linares fue el senador Rafael Ochoa Guzmán, secretario general del CEN del SNTE. Pero el maestro tenía un doble interés personal y familiar. Su hijo, Ulises Ochoa Valdivia, es el dirigente estatal del Panal, y su yerno Isaac González Contreras –esposo de la alcaldesa de Huatusco, Zaira Ochoa– es candidato a diputado de la alianza yunista “Viva Veracruz” por el XIV Distrito Electoral local.
Yunes, además, le apostaba a la descomposición interna del PRI por la diputa de la candidatura a gobernador entre los grupos priistas. Pero la ruptura no existió, pues el diputado local Héctor Yunes Landa, el más reacio de los aspirantes, terminó sumándose a Javier Duarte, en cuya campaña se hizo cargo de la estrategia de movilización. El ex director del Issste esperaba desprendimientos de la misma magnitud que los de la sucesión estatal de 2004, cuando incluso él mismo renunció públicamente al partido tricolor y apoyó al candidato del PAN, Gerardo Buganza, quien ahora no sólo no le correspondió sino que se adhirió abiertamente a la campaña duartista.
Su otra apuesta fue al éxodo de priistas por las candidaturas municipales. Pero tampoco acertó, pues fueron realmente pocos los militantes el partido tricolor que decidieron correr el riesgo de ponerse la chaqueta azul. Uno de los casos excepcionales fue el del diputado local con licencia Gonzalo Guízar Valladares, quien hizo el intento de llegar a la alcaldía de Coatzacoalcos como candidato del PAN porque nunca pudo superar el veto del alcalde priista Marcelo Montiel.
Vamos, a Yunes Linares lo dejó solo hasta su amigo Carlos Hermosillo Goytortúa, el ex director de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade), a quien el año pasado impulsó como candidato del PAN a la diputación federal por el distrito de Córdoba. El popular ex futbolista fue un sinodal de peso que sus adversarios le pusieron a Duarte de Ochoa para que pasara su primera prueba en las urnas.
Pero ahora, en vez de venir a apoyar a Yunes Linares, el grandote de Cerro Azul, quien actualmente ocupa la Secretaría de Vinculación con la Sociedad del CEN del PAN, ¡prefirió irse al Mundial de Futbol de Sudáfrica!, del cual regresará hasta después del partido final, el próximo 11 de julio.
Así cómo iba a ganar Yunes Linares. A menos que de aquí a mañana ocurriera un verdadero milagro, pero hasta las 8 de la noche de este domingo –dos horas después de haberse cerrado las mesas de votación–, las tendencias electorales favorecían con un rango de entre 7 y 11 por ciento al candidato priista Javier Duarte de Ochoa, según las encuestas de salida de prestigiadas empresas encuestadoras y de la Universidad Veracruzana (UV).
A final de cuentas no hubo sorpresas. La derrota de uno y el triunfo del otro estaban más que cantados desde el principio. Igual que el lejano tercer lugar del candidato de la coalición PRD-PT-Convergencia, Dante Delgado, quien a diferencia de lo que hicieron otros abanderados como en Tlaxcala y Oaxaca, él se negó a declinar aquí por Yunes Linares y dijo que prefería seguir con dignidad que renunciar a su candidatura por migajas de poder.
Ahora sólo falta que Yunes Linares cumpla con su palabra, pues este domingo por la mañana, al acudir a sufragar a su casilla en Boca del Río, dijo que la elección de gobernador “se decide hoy en las urnas, no en los tribunales”.
A ver si es cierto.

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