Por Raymundo Jiménez
Columna: Al pie de la letra
2010-07-11 | 22:02:43
* CUENTAS ALEGRES

Elizabeth Morales anda cacareando los 96 mil 506 votos que consiguió en la elección del pasado 4 de julio, la cifra más alta que un candidato priista a la presidencia municipal de Xalapa ha logrado obtener en toda la historia de la capital veracruzana.

Así, pues, la ex diputada federal xalapeña casi cumplió con la cantidad de sufragios que le había ofrecido al gobernador Fidel Herrera Beltrán para convencerlo de que ella era la mejor opción del PRI para sumarle más votos al tricolor y al candidato a la gubernatura, Javier Duarte de Ochoa.

Esa proyección electoral fue la que supuestamente motivó que de última hora el gobernador Herrera decidiera tumbarle la candidatura municipal a Américo Zúñiga Martínez, y que terminara por nominar al joven ex secretario del Trabajo como candidato a la diputación local.

Pero la ecuación política les falló. Elizabeth Morales no logró sumarle los 96 mil 506 votos a Duarte, quien en Xalapa –el asiento de los tres Poderes del Estado, y a donde el gobernador Herrera y su familia tramitaron después de los comicios de 2009 su cambio de domicilio ante el Registro Federal de Electores– fue aplastado electoralmente por Miguel Ángel Yunes Linares, del PAN.

Sobre lo endeble y fallido de esta expectativa fueron advertidos oportunamente el gobernador Herrera y su delfín Duarte de Ochoa, pues a ambos se les recordó que en la sucesión estatal de 2004 ya se había repetido también el mismo fenómeno del voto diferenciado, pues hace seis años en Xalapa el candidato del PRI a presidente municipal, Ricardo Ahued Bardahuil, había obtenido alrededor de 78 mil votos –la votación más alta hasta antes del 4 de julio de 2010–, pero que en cambio el PRI había perdido la elección de gobernador y las dos diputaciones locales ante los candidatos de la alianza PRD-PT-Convergencia.

El argumento de Elizabeth, quien inicialmente había sido perfilada para ser candidata del PRI a la diputación local por el distrito urbano de Xalapa, era que ella, si se le postulaba para el Congreso del Estado, sólo haría campaña por Duarte en la mitad del municipio xalapeño, pero que si la nominaban para la alcaldía entonces estaba en posición de trabajar el voto a favor de todos los candidatos priistas –a gobernador y diputados locales– en todas la áreas urbanas, las populosas colonias periféricas, unidades habitacionales y congregaciones de la capital veracruzana, calculando que le sumaría al menos a Javier Duarte alrededor de cien mil votos, ¡cerca del diez por ciento de lo que los estrategas y operadores electorales duartistas esperaban obtener en los otros 211 municipios del estado!.

Sin embargo, Duarte fue el único que perdió la elección en Xalapa, pues Elizabeth Morales ganó holgadamente la alcaldía y Américo Zúñiga y Carlos Aceves –el desconocido ex director Jurídico del DIF estatal, quien según las propias encuestas de la ex diputada federal habría iniciado la precampaña con un bajo nivel de conocimiento de apenas el 2 por ciento entre el electorado xalapeño– lograron vencer a los candidatos del PAN, Eduardo de la Torre Jaramillo y Miguel Rodríguez Cruz (el primero ex diputado federal y el segundo ex dirigente estatal de la FTSE y ex diputado local) así como al senador convergente José Luis Lobato Campos, quien fue postulado por la alianza de izquierda “Para cambiar Veracruz”.

¿Qué fue lo que le falló al PRI en Xalapa, que todos ganaron menos al que le debían asegurar primero una rotunda votación?

Y es que la capital veracruzana era un bastión electoral clave para el candidato priista a la gubernatura, cuyas proyecciones pronosticaban una ventaja clara en la votación global de más de diez puntos porcentuales sobre Yunes Linares, del PAN, quien finalmente –según las cifras preliminares– terminó por acortar el margen en un apretado 2.9 por ciento.

MOTA: MAL AGÜERO

Los amigos del ex diputado federal de Coatepec, Adolfo Mota Hernández, le están recomendando que se vaya a dar una “limpia” a Catemaco, pero más pronto que rápido.

Y es que dicen que desde hace seis años persigue una especie de mal fario al ex dirigente estatal del PRI.

En 2004, por ejemplo, como presidente del CDE del Revolucionario Institucional Mota estuvo a punto de perder también la elección del gobernador Fidel Herrera, quien ganó con un apretado margen de casi 26 mil votos.

Y ahora, antes de incorporarse a la campaña de Javier Duarte de Ochoa, el joven político coatepecano había fungido como delegado del Comité Ejecutivo Nacional del PRI en el estado de Sinaloa, donde le tocó operar la postulación del candidato priista Jesús Vizcarra, quien perdió la elección el domingo antepasado frente a Mario López Valdés, (a) “Malova”, de la alianza opositora PAN-PRD-Convergencia.

Por si fuera poco, el partido tricolor perdió este 4 de julio la presidencia municipal de Coatepec, la cual fue recuperada por el PAN.

Y aunque es cierto que el PRI postuló a un pésimo candidato, al diputado local Julio Hernández –poco carismático y además nativo de la congregación de Bella Esperanza, lo que presuntamente le valió el natural rechazo del influyente electorado conservador y clasista de la cabecera municipal–, pero Mota era de los que aseguraban que, aunque de manera apretada, pero que el recomendado de la maestra Acela Servín Murrieta, fundadora y lideresa moral del SETSE, iba a salir airoso en esta elección.

Le falló. Adolfo debería ir a Catemaco antes de agosto próximo.

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