Por Raymundo Jiménez
Columna: Al pie de la letra
El ‘(d) efecto Calderón’
2010-03-23 | 22:27:23
Forjado en la cultura del presidencialismo priista, Miguel Ángel Yunes Linares suponía seguramente que con el apoyo del presidente Felipe Calderón era más que suficiente para imponerse primero como candidato del PAN a gobernador de Veracruz, y luego arrasar en las elecciones montándose en los recursos, programas sociales y estructura del gobierno federal en la entidad.
Pero a Yunes se le han ido complicando cada vez más los escenarios electorales. Para empezar jamás imaginó que Gerardo Buganza, el ex aspirante panista más resentido, le fuera a hacer el tremendo boquete que hasta ahora le ha abierto en Acción Nacional con la desbandada de militantes y líderes regionales que cada vez van en aumento por todo el territorio veracruzano.
Hace seis meses, por ejemplo, Alejandro Vázquez Cuevas, uno de sus principales aliados –ex dirigente estatal del PAN, coordinador del grupo legislativo del partido blanquiazul en el Congreso local y recién designado coordinador general de la campaña de Yunes– ya anticipaba desde entonces que el senador Juan Bueno y Julen Rementería, quienes acababan de hacer público su pacto con Buganza en la ciudad de Córdoba, terminarían por sumarse a la perfilada candidatura del director general del Issste; sin embargo, de Gerardo expresaba sus reservas aunque estaba confiado en que del Comité Ejecutivo Nacional o de la Presidencia de la República hablarían con él, le ofrecerían un buen cargo en el gobierno federal y terminaría disciplinándose ante la postulación del ex priista.
Pero como ya se ha visto, los cálculos de “El Pipo” Vázquez y por ende de Yunes Linares fallaron totalmente sobre la inesperada reacción de Buganza, a cuya renuncia como militante del PAN se han ido sumando las de otros connotados líderes y personajes del partido blanquiazul, algunos de los cuales, como el ex diputado federal, Agustín Mollinedo, se han sumado públicamente a la candidatura del priista Duarte de Ochoa.
A diferencia de lo que ocurrió hace seis años, cuando el divisionismo al interior del PRI estuvo a punto de hacer naufragar la candidatura del senador Fidel Herrera –pues en aquella sucesión gubernamental Tomás Ruiz y el propio Yunes de plano renunciaron al partido tricolor, mientras que el ex dirigente nacional priista Gustavo Carvajal Moreno trató de reventar el proceso interno del Revolucionario Institucional–, ahora Duarte de Ochoa ha ido sumando adeptos hasta del propio PAN, en tanto que el neopanista no ha podido frenar el éxodo de bugancistas y de otros correligionarios que han hecho público su rechazo a la candidatura impuesta de Yunes.
Además, el “precandidato único” del PAN ha cometido el error estratégico de nombrar como coordinador de su campaña a Vázquez Cuevas, cuya dirigencia se caracterizó por golpear a líderes y personajes de otras facciones y corrientes internas del panismo veracruzano.
La descomposición de Acción Nacional podría recrudecerse todavía más –igual como podría ocurrir al interior del PRI también—con la próxima selección de candidatos a presidentes municipales y sobre todo con la designación de los próximos diputados de representación proporcional, que en la LXII Legislatura del estado podrían sumar alrededor de 15.
Y es que en su intento por imponer en las principales alcaldías y acomodar en la diputación a sus incondicionales y los de algunos de sus aliados más cercanos, Yunes no sólo ha cerrado espacios a otras expresiones panistas sino que está mandando también una señal equívoca de su anticipada derrota.
Para desgracia del virtual abanderado del PAN a la gubernatura, el principal impulsor de su candidatura, el presidente Calderón, ya no siente lo duro sino lo tupido con el problema de la inseguridad en el norte del país, cuya crisis ya impactó la relación bilateral con el gobierno de Estados Unidos.
Yunes, por ejemplo, ya no podrá colgarse en su campaña de la figura ni de los “logros” en materia de seguridad pública del presidente Calderón, cuya renuncia, por cierto, es una de las banderas que han comenzado a usar en este proceso electoral algunos precandidatos del PRD a la diputación local y a la gubernatura, como Vladimir Cruz Acosta y Victoria Gutiérrez Pérez, la cual acaba de declinar a favor del convergente Dante Delgado.
Al ex director del Issste, pues, le han desfondado su candidatura con la irrefrenable desbandada de los bugancistas y le han trastocado el discurso medular que ya tenía preparado para su campaña, el cual se centraba en la seguridad pública, materia en la que el neopanista se considera todo un experto luego de haber manejado a la policía preventiva y los reclusorios del estado como secretario general de Gobierno; por su paso como director general de Prevención y Readaptación Social, dependiente aún de la Secretaría de Gobernación; subsecretario de Seguridad Pública federal y secretario ejecutivo del Consejo Nacional de Seguridad Pública.
Y es que la crisis de seguridad no se focaliza en Veracruz sino a cientos de kilómetros, en la frontera norte del país. Nuestra entidad, según las propias estadísticas de la administración calderonista, es la cuarta más segura de la República Mexicana. Y aunque ciertamente se dan algunas situaciones de violencia e inseguridad –pues, la madrugada de ayer, en la ciudad de Veracruz, elementos de la Marina repelió a un grupo de delincuentes, con saldo de dos muertos–, pero es innegable también que éstas nada son en comparación con los constantes enfrentamientos y las ejecuciones masivas que los grupos del crimen organizado realizan en otros estados como Chihuahua, Nuevo León, Baja California Norte, Tamaulipas, Michoacán, Guerrero, etcétera, etcétera, etcétera.
Claro está que tampoco hay que bajar la guardia.

¿REGRESA YUNES?
Por cierto, hablando de otro Yunes, ¿será que Héctor, primo de Miguel Ángel, regresará a ocupar su curul en el Congreso local?
La pregunta se hace porque este martes 23, su suplente, Juan Callejas Ortiz, solicitó licencia para separarse de su cargo porque pretende inscribirse como precandidato del PRI a la alcaldía de Actopan.
El distrito electoral de La Antigua, pues, no puede quedarse sin representante ante la LXI Legislatura del estado.
Habrá que ver si el de Yunes Landa será un “retorno sin gloria”, ya que el ex subsecretario de Gobierno todavía estaba a la espera de que el Tribunal Federal Electoral dictaminara sobre el recurso de impugnación que promovió contra el proceso interno del PRI para seleccionar al candidato a la gubernatura.

REBELIÓN PRIISTA
Donde se van a poner sabrosas las cosas son en Coatzacoalcos y San Andrés Tuxtla, ya que los diputados locales de ambos distritos, Gonzalo Guízar Valladares y Manuel Rosendo Pelayo, también solicitaron licencia para contender por las alcaldías de esas cabeceras distritales.
Por su decisión, los legisladores ya mandaron la señal inequívoca de que no darán marcha atrás a sus aspiraciones.
Y es que en el caso de Guízar se ve que ya se cansó de disciplinarse cada tres años, de ser el “ya merito”, y que sólo un grupo de poder siga encaramado en la alcaldía porteña.
Ambos casos son de los pocos que el PAN y Miguel Ángel Yunes Linares podrían capitalizar para su causa, pues los diputados locales de Coatzacoalcos y San Andrés Tuxtla mostraron recientemente con sendas marchas de simpatizantes el capital político que le podrían abonar al candidato a gobernador del partido blanquiazul.

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