El priista Javier Duarte de Ochoa está haciendo una precampaña mediáticamente impactante.
Todos sus eventos, reflejados en los espacios de la prensa escrita, portales de internet y noticiarios de televisión, muestran auditorios y plazas atiborradas de militantes y simpatizantes del PRI. Concentraciones que han reunido a diez, veinte y hasta treinta millares de asistentes, como ocurrió este domingo 7 en el puerto de Coatzacoalcos, donde el precandidato del partido tricolor recibió la adhesión del poderoso sindicato petrolero que en el nivel nacional comanda Carlos Romero Deschamps.
Esta estrategia tiene inquietos a algunos experimentados operadores políticos del Revolucionario Institucional, pues por tratarse de una mera precampaña de un aspirante “de unidad”, consideran que todavía no era necesario echar en este momento toda la carne al asador, ya que cuando inicie formalmente su campaña entonces se verán obligados a acarrear multitudes mayores porque de lo contrario se estarían mandando señales equivocadas de que su candidatura “no ha crecido” o que por lo menos se mantiene igual, lo que evidentemente buscarán aprovechar sus adversarios.
Por otro lado, la preocupación de algunos duartistas estriba también en lo referente a la legalidad, ya que tienen la certeza de que sus contrincantes intentarán impugnar su candidatura por el lado del tope de gasto de su precampaña.
Este problema, a final de cuentas, no será tal en las instancias legales de la entidad –donde presuntamente tienen el control del Consejo General del Instituto Electoral Veracruzano y de la Sala Electoral del Tribunal Superior de Justicia del Estado– sino en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, al que seguramente recurrirán tarde o temprano los opositores.
Además, algunos operadores de Duarte tienen claro que no necesariamente las plazas repletas se traducen en urnas llenas, y en su opinión consideran que los recursos que ahora están despilfarrando en esta precampaña que se supone es sólo al interior del Revolucionario Institucional, deberían reservarlos para la campaña formal y sobre todo para el mero día de la elección.
Y es que hay quienes recuerdan precisamente la amarga experiencia que el propio Duarte de Ochoa vivió hace seis años como operador financiero de la campaña del gobernador Fidel Herrera Beltrán, cuando unas horas antes de la elección del 5 de septiembre de 2004 no tenían suficientes recursos para cubrir algunos pendientes con cientos de representantes electorales en el estado, los cuales habrían sido cooptados finalmente por los personeros de Miguel Ángel Yunes Linares, quien en esa ocasión maniobró a favor del PAN, cuyo candidato Gerardo Buganza Salmerón estuvo a escasos 26 mil votos de vencer al abanderado priista.

REBELIÓN MUNICIPAL
A unos cuantos días de que se publique la convocatoria del PRI para la selección de sus candidatos a las 212 alcaldías del estado, al gobernador Fidel Herrera y a su “delfín” Javier Duarte se les están complicando los escenarios en algunos municipios importantes.
En Xalapa, por ejemplo, la popular ex diputada federal Elizabeth Morales se ha montado en su macho de que va de candidata a la presidencia municipal o nada, lo que echaría abajo el presunto acuerdo que el gobernador Herrera y Duarte habrían hecho para postular al joven ex secretario del Trabajo, Américo Zúñiga, hijo del ex dirigente priista y ex secretario de Educación, Guillermo Zúñiga Martínez, y ahijado del poderoso empresario peroteño José Yunes Suárez, padre del ex aspirante a la gubernatura, el diputado federal José Yunes Zorrilla.
Elizabeth asegura que le aportaría alrededor de cien mil votos a Duarte en Xalapa, y de paso remolcaría también la candidatura a diputado local de Carlos Aceves Amezcua, un ex funcionario del DIF Estatal cuyo nivel de conocimiento es bajísimo entre el electorado xalapeño, según las encuestas reales.
En Coatzacoalcos, la confrontación entre el alcalde Marcelo Montiel y el diputado local Gonzalo Guízar se recrudeció la semana anterior con la lluvia de panfletos que en contra del legislador fueron lanzados desde una avioneta contratada presumiblemente por un funcionario municipal. Hasta el momento, ni Herrera ni Duarte han podido convencer a Montiel de aceptar la candidatura de Guízar, quien hace tres años se disciplinó para cederle el paso al edil nativo del municipio de Puente Nacional.
En Córdoba, el subsecretario de Gobierno Francisco Portilla se resiste a contender nuevamente por la alcaldía, porque teme que sus enemigos exploten en su contra un escándalo de su vida privada, por una relación extramatrimonial que mantuvo con una ex funcionaria del Ayuntamiento que ya presidió en el trienio 2004-2007.
En Huatusco, cuya alcaldesa Zaira Ochoa Valdivia llegó hace tres años por la alianza PRI-Panal, ahora le ha dado la espalda al partido tricolor, y por compromisos de su padre, el senador Rafael Ochoa, secretario general del CEN del SNTE, apoyará a Miguel Ángel Yunes Linares, del PAN. En este municipio, las mejores cartas del PRI son Juan Carlos Sirgo Martínez, un joven funcionario del Registro Civil del Estado, y el ex alcalde Cosme Crivelli Murillo, director general de Planeación y Evaluación del Gobierno del Estado, quien en 2007 fue sacrificado para imponer a la hija del dirigente nacional del sindicato magisterial.
Y en Pánuco, por donde pretenden postular a la directora del DIF Estatal, Zita Pazzi Maza, no han podido alinear ni neutralizar al alcalde priista Ricardo García Guzmán, quien se habría aliado también con Yunes Linares. Y es que a finales de la semana pasada, del Congreso local fueron enviados un grupo de auditores para intervenirle la Tesorería municipal, pero el ex contralor alemanista los corrió bajo la amenaza de meterlos a la cárcel por estar actuando al margen de la ley, ya que para hacer efectiva esta acción debió ser aprobada sólo por el pleno de la LXI Legislatura del estado.