Tanto en Xalapa como en Coatzacoalcos, el gobernador Fidel Herrera Beltrán decidió cambiar de jugada en la sucesión municipal.
En la capital veracruzana había resuelto primero promover para la alcaldía al joven secretario del Trabajo, Américo Zúñiga, razón por la cual el joven funcionario se separó del gabinete estatal en enero de este año para dedicarse de tiempo completo a recorrer colonias y congregaciones del municipio capitalino.
Sin embargo, desde hace más de un mes, la ex diputada federal Elizabeth Morales comenzó a promoverse también para la presidencia municipal no obstante que el gobernador Herrera le habría dicho originalmente que ella sería candidata a la diputación local.
Pero la comunicadora no cejó en su aspiración por la alcaldía y comenzó a presionar hasta que finalmente logró hacer a un lado al joven Zúñiga para enfilarse rumbo a la candidatura municipal.
Elizabeth es una mujer muy conocida en Xalapa porque desde hace más de diez años conduce programas de radio y televisión en las que apoya con despensas, medicinas, aparatos ortopédicos y ropa, entre otras gestiones más, a gente de las clases sociales más necesitadas.
Por eso su popularidad estaba inicialmente muy por arriba de la de Américo, cuyas preferencias electorales iban creciendo a muy buen ritmo.
Sin embargo, el gobernador Herrera decidió no correr riesgos electorales, por lo que resolvió mandar a su ex secretario del Trabajo como candidato a diputado local, mientras que la señorita Morales será postulada a la presidencia municipal.
La solución pareciera ser de lo más simple, porque además ambos aspirantes –jóvenes los dos– han dado muestra pública de su madurez y civilidad políticas, exhibiéndose como dos correligionarios que han sabido dirimir sus encontrados intereses personales en aras de la unidad de su partido y del proyecto gubernamental que encabeza Javier Duarte de Ochoa.
Sin embargo, el gobernador Herrera y Duarte no deberían confiarse porque este reacomodo de candidaturas en Xalapa parece no haber sido asimilado aún por algunos grupos de interés que ya le habían apostado e invertido a la fallida precandidatura municipal de Zúñiga Martínez.
Una reacción desfavorable habría sido la del diputado federal José Yunes Zorrilla, quien la semana anterior, en Coatepec, fue destapado públicamente por Duarte de Ochoa como el coordinador general de su campaña electoral, pero este miércoles el carismático ex aspirante priísta a la gubernatura mandó el mensaje de que aún no aceptaba dicha invitación que previamente le fue hecha en privado por el propio Javier en el rancho San Julián, de Perote, donde el ex secretario de Finanzas se quedó inclusive a pernoctar.
Y es que entre las familias Yunes Zorrilla y Zúñiga Martínez existen nexos muy estrechos. El empresario José Yunes Suárez, padre del legislador por el distrito de Coatepec, es padrino de Américo Zúñiga. Por esa relación es que en la sucesión estatal de 1992, el entonces candidato priísta a la gubernatura, Patricio Chirinos, y Miguel Ángel Yunes Linares, a la sazón dirigente estatal del PRI, decidieron postular a Guillermo Zúñiga Martínez como candidato a diputado local por el distrito de Perote.
Este reacomodo de las candidaturas de Elizabeth y Américo habría sido tomado como un agravio más para la familia Yunes, cuyo jefe del clan ha tenido serias fricciones con el gobernador Herrera, primero por la sospechosa derrota electoral de su hijo Pepe Yunes como candidato a la senaduría en el 2006; posteriormente por la forma abrupta en que éste fue destituido de la dirigencia estatal del PRI en noviembre de 2008, y últimamente por la manera en que el legislador federal fue burlado y excluido de la contienda interna por la candidatura priísta a gobernador.
El problema ahora con Elizabeth es que otros grupos internos del PRI tampoco vieron bien la forma en que la comunicadora se logró imponer en esta candidatura municipal a la que ha aspirado fallidamente desde 2007 el secretario de Gobierno, Reynaldo Escobar. El riesgo que existe es que desde las entrañas del propio aparato priísta la señorita Morales sea blanco del “fuego amigo” para menguar y así evidenciar su presumida potencia electoral. Y es que en la agitación de esta mezcla de intereses facciosos no ha faltado quien lanzara la voz de alerta de que así como Elizabeth se ha impuesto ahora para llegar a la alcaldía, que no se dude que luego busque saltar en 2012 a la senaduría y en el 2016 al gobierno de la entidad.
En Coatzacoalcos, el gobernador Herrera también decidió modificar su esquema en la sucesión municipal.
Inicialmente había dado línea a favor del diputado local Gonzalo Guízar Valladares, con el cual habría hecho el acuerdo hace tres años de que aceptara ir al Congreso del estado para allanarle el retorno a la alcaldía a Marcelo Montiel. En aquella ocasión el ex diputado federal sureño se disciplinó, bajo el entendimiento de que al trienio siguiente ya le tocaría.
Pero Montiel ha sido su principal detractor y parece haberlo tumbado, pese a la marcha que alrededor de 12 mil simpatizantes realizaron a favor de Guízar el viernes de la semana anterior.
Ayer, en el entorno más cercano a Duarte de Ochoa, se daba como un hecho la inminente postulación a esa alcaldía porteña del secretario de Comunicaciones del estado, Marcos Theurel Cotero, quien sigue sin concluir el puente de Plaza Crystal, de Xalapa, y ha sido señalado de no haber podido comprobar alrededor de 200 millones de fondos federales
Theurel es el candidato que Montiel trató de imponer en 2004. Con este reacomodo, el gobernador Herrera ha resuelto confiarle el proceso electoral al munícipe, quien presuntamente tiene el control político de ese importante bastión que sin embargo dejó perder en la elección federal de 2009.
El riesgo ahora es que Montiel seguramente será torpedeado por otros grupos de poder –entre ellos algunos de filiación priísta, que se sienten desplazados–, los cuales buscarán romper su incipiente cacicazgo surgido hace diez años, cuando llegó por primera vez a la presidencia municipal.