Por Raymundo Jiménez
Columna: Al pie de la letra
* Caos municipal
2010-03-22 | 23:09:49
Tanto Miguel Ángel Yunes Linares como Dante Delgado y el gobernador Fidel Herrera Beltrán, los tres ex dirigentes estatales del PRI –aunque el actual mandatario veracruzano también presidió el comité directivo priista del Distrito Federal– saben que en todo proceso electoral la prueba de fuego para el partido tricolor siempre ha sido la selección de sus candidatos a un puesto de elección popular, sobre todo a las alcaldías.
Hace seis años, en la sucesión estatal de 2004, Herrera Beltrán estuvo a casi 26 mil votos de perder la gubernatura luego de la complicada selección de candidatos a los 212 ayuntamientos. Y eso que, según algunas encuestas sobre preferencias electorales, el ex senador cuenqueño había iniciado su campaña con 20 puntos de ventaja sobre Gerardo Buganza, del PAN, su más cercano competidor.
En noviembre de 1988, a Delgado Rannauro le tocó operar desde la Secretaría de Gobierno el complicadísimo proceso municipal que se dio en Veracruz inmediatamente después de la polémica elección presidencial de julio de ese mismo año. Pero cuando todo parecía que en la entidad el PRI se perfilaba a una debacle electoral, el ahora precandidato de Convergencia y PT a la gubernatura logró contener a la oposición, lo que presuntamente le valió que casi un mes después el Congreso local lo designara gobernador sustituto para concluir el periodo constitucional de don Fernando Gutiérrez Barrios (1986-1992), quien acababa de asumir la Secretaría de Gobernación por invitación del presidente Carlos Salinas de Gortari.
Nueve años después, Yunes Linares, actual precandidato del PAN al gobierno de la entidad, lo vivió en carne propia como dirigente priista en Veracruz, cuando en la elección municipal de 1997 el PRI perdió por primera vez en el estado más de la mitad de los 210 ayuntamientos que existían en ese entonces en territorio veracruzano. Yunes, quien desde esa época aspiraba a ser gobernador, impuso pésimos candidatos municipales no sólo por sus acuerdos con algunos grupos de poder con miras a la sucesión estatal del año siguiente sino también malorientado por una serie de encuestas “patito” que sus propios colaboradores más cercanos le elaboraron amañadamente.
El saldo, como se recordará, le fue muy desfavorable. El golpe de la oposición fue histórico: gobernaría en 107 municipios, entre ellos el de la capital veracruzana. En esa desastrosa elección municipal se le fue de hecho a Yunes la candidatura del PRI a gobernador.
Por eso ahora el neopanista está a la espera de que los desacuerdos entre los grupos internos del PRI por el reparto de las nominaciones municipales le descompongan y compliquen los escenarios electorales al gobernador Herrera y a su candidato Javier Duarte de Ochoa, quien hasta ahora parece ir en caballo de hacienda rumbo a la gubernatura.
Pero ello dependerá de la capacidad de conciliación y convencimiento que Herrera y su “delfín” logren hacer con los aspirantes inconformes, cuyos intereses personales o de grupo podrían poner en riesgo el proyecto gubernamental que encabeza Duarte.
Este domingo 21, en Xalapa, el abanderado del PRI a gobernador y el alcalde priista David Velasco Chedraui reforzaron la “operación cicatriz” entre Elizabeth Morales y Américo Zúñiga –ambos aspirantes a la alcaldía, aunque finalmente se impuso la ex diputada federal–, cuyos grupos de simpatizantes y aliados dejaron atrás sus piques y diferencias y prometieron apoyarlos para ganar la gubernatura, la presidencia municipal y las dos diputaciones locales con cabecera en la capital veracruzana.
Sin embargo, no en todos los municipios se ha dado la misma muestra de civilidad política y de disposición a sacrificar aspiraciones personales en aras de sacar avante el principal proyecto partidista. En Coatzacoalcos y San Andres Tuxtla, por ejemplo, los diputados locales Gonzalo Guízar Valladares y Manuel Rosendo Pelayo –quien habrían solicitado ayer al Congreso del estado licencia para separarse temporalmente de sus cargos– han demostrado con marchas multitudinarias el respaldo ciudadano a sus aspiraciones por dichas alcaldías, pero ambos enfrentan la resistencia de los munícipes Marcelo Montiel y Marina Garay, los cuales se han empecinado en imponer a sus sucesores.
Lo mismo ocurre en otros municipios estratégicos como Pánuco y Tuxpan, al norte del estado. En el primero, el alcalde Ricardo García Guzmán ha pretendido vetar a la directora del DIF estatal, Zita Pazzi, y en el segundo el munícipe Juan Ramón Gánem –sobrino de Manuel Muñoz Gánem, compadre y sempiterno administrador de Yunes Linares en todos los cargos públicos que el neopanista ha ocupado– está enfrentado con el ex subsecretario de la Sedesma, Alberto Silva Ramos, a quien este domingo el dirigente estatal del PRI, Jorge Carvallo, le fue a levantar la mano como virtual precandidato a la presidencia municipal de ese importante puerto.
Pero en Tuxpan la situación se ha tornado preocupante, pues ha trascendido que la semana anterior Gánem habría boicoteado un evento en apoyo a la precandidatura de Duarte, el cual tuvieron que suspenderlo de última hora.
Así, pues, del tino o desatino en la selección de candidatos a las alcaldías dependerán en buena parte también las posibilidades de triunfo –holgado o apretado– de los tres aspirantes a la gubernatura.
Dentro de una semana, aproximadamente, se verá de qué tamaño es el caos municipal que deberán enfrentar y desactivar los líderes y candidatos de cada partido.

ARDE LA CUENCA

Por cierto, bien dice el dicho popular que “pueblo chico, infierno grande”. Y en Chacaltianguis también se han desbordado las pasiones por la candente sucesión municipal.
Ahí, según nos dicen, el PRI la tendría aparentemente fácil con la postulación del señor Miguel Solano Juárez, a quien apoyan prácticamente todos los líderes de los sectores priistas del municipio –como lo manifestaron recientemente en una carta dirigida al presidente del CDE del PRI, Jorge Carvallo–; sin embargo, el caso parece complicarse porque un influyente sindicato magisterial está tratando de imponer al ex alcalde José Martínez Torres, un profesor que se venía desempeñando como delegado regional de la Secretaría de Educación de Veracruz (SEV), cargo que según sus opositores mal utilizó para hacer proselitismo y promover sus aspiraciones personales.
¿Qué va a pasar en Chacaltianguis si imponen al profe Martínez Torres? Y es que el impugnado ex munícipe tiene en contra –según la carta enviada al dirigente estatal priista– a Rufino Román Jiménez, presidente del Comité Directivo Municipal del PRI; a la lideresa femenil Gudelia Torres Juárez, de la OEMPRI; a Efipanio Monzalve Loyo, representante de la CTM; a Pedro Crisóstomo Molina, de la CNOP; a Jovita Zamudio Torres, de la CROC; al comisariado ejidal Rafael Gómez Zamudio, de la CNC, y, entre otros, a Martha Pérez de Torres, Oficial Mayor y encargada de la Asociación Ganadera Local.
A ver quién se echa ese trompo a la uña.

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