Por Raymundo Jiménez
Columna: Al pie de la letra
Yunes: Principio de Peter
2018-07-04 | 09:20:45

Quienes conocen bien la trayectoria política del gobernador Miguel Ángel Yunes Linares no se sorprendieron con la derrota electoral de su hijo Miguel Ángel Yunes Márquez.


Y es que tienen bien registrado que desde que militaba en el PRI, el mandatario panista nunca supo operar con efectividad en situaciones electorales adversas. Solamente logró salir airoso en escenarios políticamente cómodos.


Y, en efecto, su historial así lo confirma. En la primera debacle priista de 1988, por ejemplo, perdió la elección como candidato a diputado federal en el trigésimo octavo distrito de la Ciudad de México ante la abanderada del PPS, Marcela Lombardo.


Pero luego, en 1991, triunfó en el distrito rural de Huatusco, en un proceso electoral en el que el PRI arrasó en los 300 distritos electorales del país luego de la súbita recuperación del partido tricolor durante la primera mitad de la presidencia de Carlos Salinas de Gortari mediante la eficaz operación del Programa Nacional de Solidaridad (Pronasol).


Al año siguiente, en 1992, también salió airoso como presidente del CDE del PRI y coordinador de la campaña del candidato a gobernador Patricio Chirinos, pues el salinato todavía estaba en la plenitud del poder, lo que hizo que el senador Miguel Alemán Velasco y el gobernador sustituto Dante Delgado se alinearan con la candidatura del desconocido ex titular de la SEDUE.


Sin embargo, en 1997, cuando quiso ser candidato a la gubernatura, Yunes, quien había saltado de la Secretaría de Gobierno a la dirigencia priista para operar la elección municipal, fue apabullado por sus adversarios internos que apoyaron a la oposición.


Una historia muy similar a la ocurrida en los comicios del domingo pasado, en los que su primogénito y él no sólo fueron víctimas de traiciones sino que tampoco supieron contener el “Efecto López Obrador” que ciertamente fue mucho más devastador que el de Cuauhtémoc Cárdenas 21 años atrás.


Pero en 2010, cuando contendió por primera vez como candidato del PAN al gobierno de Veracruz, Yunes tampoco supo imponerse a su Némesis, el gobernador Fidel Herrera Beltrán, quien se dio el lujo de ponerle como contendiente a Javier Duarte, el regordete ex secretario de Finanzas y Planeación que apenas un año antes había sido postulado a la diputación federal por el distrito de Córdoba, su primer cargo de elección popular.


En cambio Yunes, con 36 años de trayectoria política, con todo el apoyo del presidente Felipe Calderón y una gran bolsa de recursos ahorrados durante su gestión como director general del ISSSTE, fue vencido por el bisoño político fidelista.


En 2016, paradójicamente, Duarte, con su desastroso gobierno y arrogancia, fue el principal factor para allanarle a Yunes el camino a la gubernatura, misma que ahora el panista no pudo retener para su hijo pese a que echó mano de los recursos y del aparato del gobierno del estado para tratar de heredársela.


De seguro volverán a intentarlo en 2024. Pero ya serán otras circunstancias totalmente diferentes.

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