Por Raymundo Jiménez
Columna: Al pie de la letra
Drama en palacio
2018-06-27 | 09:46:37

No sólo el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares, sino también los cortesanos que han ido saltando de otros barcos partidistas a la nave del naufragante yunismo azul deben estarse tronando los dedos ante las últimas tres encuestas que sitúan al primogénito del mandatario estatal del PAN en segundo y hasta en tercer lugar en las preferencias electorales a sólo cuatro días de la elección.


¿Podrá Yunes remontar en los comicios del próximo domingo la tendencia adversa que su hijo no ha podido revertir pese a todo lo que desde el gobierno del estado ha hecho y dilapidado por tratar de levantar su polémica candidatura a lo largo de este año?


Y es que ayer dos periódicos capitalinos –Reforma y El Heraldo de México– publicaron sus propias mediciones con resultados muy similares ya que Cuitláhuac García, de MORENA, le saca dos y tres puntos porcentuales de ventaja, respectivamente, a Miguel Ángel Yunes Márquez, del frente PAN-PRD-MC. Pero, el día anterior, Transparencia Ciudadana A.C. dio a conocer una encuesta de la firma Millot Etudes Politiques, en la que García Jiménez obtiene 34.7% de la intención de voto, seguido por el priista Pepe Yunes Zorrilla con 30.5%, y en tercer lugar Yunes Márquez con 24.9% de las preferencias.


¿Qué más, de lo que ha hecho hasta ahora, tendría que realizar en las siguientes 96 horas Yunes Linares para conseguir que su primogénito se alzara con la victoria en los comicios de este 1 de julio? Aparentemente no le quedaría nada más que recurrir a las típicas triquiñuelas del fraude electoral. Porque a estas alturas ya debió haberle quedado suficientemente claro que él y su vástago no están compitiendo en realidad contra Cuitláhuac García, el diputado federal xalapeño con licencia que apenas lleva tres años de haber obtenido su primer cargo de elección popular, sino que su verdadero enemigo a vencer se llama Andrés Manuel López Obrador, el candidato presidencial que en este proceso electoral ha venido punteando en todas las encuestas y que amaga con arrasar en las urnas, remolcando a los demás abanderados de su partido.


Esto, obviamente, lo ha encolerizado. Saber que su hijo, con más trayectoria política que el morenista -dos veces alcalde de Boca del Río y diputado local en un par de Legislaturas-, se desploma, que las encuestas inclusive reflejan que la disputa final por la gubernatura podría estar entre MORENA y el PRI, partido que a pesar del boicot yunista sigue creciendo en las preferencias porque cuenta con mejor campaña y candidato.


Pero ha trascendido también que últimamente al gobernador se le observa mucho más inquieto porque han surgido indicios de que una sombra muy pesada podría entorpecer sus aspiraciones sucesorias. Su némesis, el que más daño le ha hecho en las urnas, estaría por mover piezas estratégicas en el momento oportuno para derrotarle por enésima ocasión.


Así son los juegos del poder. Y hay razones de sobra para que Yunes esté muuuuy nervioso.


 

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