Por Marco Antonio Medina Pérez
Columna: La escena veracruzana
La respuesta está en el viento
2016-10-17 | 09:16:55
Tremenda polémica internacional causó la decisión del Comité del Premio Nobel de Literatura de este año al otorgar el galardón más reconocido de las letras en el mundo a Bob Dylan, cantor de memorables composiciones musicales que para muchos no corresponden al rango del citado premio. Yo defiendo la postura de que ese premio es un reconocimiento a una expresión poética que no por haber sido separada insistentemente del ámbito de lo culto y lindar por popular con el espacio de la mercantilización del arte, deje de expresar una forma de ser y de hacer poesía. Los cantautores no son sino herederos de los primeros poetas errabundos que “cantaban” la crónica de los sucesos de los pueblos: aedos en la antigua Grecia, bardos en la cultura celta, juglares en la Edad Media, trovadores del Renacimiento, cantores de protesta en la más reciente época. En Bob Dylan, quien tomó su nombre de batalla de ese otro gran rebelde de la poesía inglesa, Dylan Thomas, se reconoce a una generación que tuvo la osadía de oponerse a la guerra y al “modo de vida americano” que ayer como hoy conducen inevitablemente al desastre mundial y a la guerra. Y por otro lado el premiado es representativo de toda una pléyade de cantores en el mundo
que han unido poesía, música y protesta contra injusticias y tiranías, de los que en América Latina han surgido con fervor, múltiples y gigantes: Víctor Jara, Violeta Parra, Atahualpa Yupanqui, Silvio Rodríguez, por citar unos cuantos. Y en España Paco Ibáñez y Serrat, por considerar otros. Y en Francia Jacques Brel y George Brassens, para nombrar unos más. En fin, cada pueblo sigue forjando trovadores y produciendo cantos, como continúa creando poesía, drama, novela, cuento, ensayo, crónica, oratoria, géneros y subgéneros de eso que llamamos literatura. Al pensar en la actual escena veracruzana, donde se escenifica el más reciente acto de una comedia en las alturas lo mismo que una tragedia que cimbra la base social, pensamos en algunas de las preguntas que hace Bob Dylan en su célebre “La respuesta está en el viento”. Cuántos caminos debe recorrer un hombre/antes de que le llames “hombre”; Cuántas veces deben volar las balas de cañón/ antes de ser prohibidas para siempre; Cuántos años pueden vivir algunos/antes de que se les permita ser libres; Cuántas
veces puede un hombre girar la cabeza/y fingir que simplemente no lo ha visto. Cuántas muertes serán necesarias, antes de que él se de cuenta, de que ha muerto demasiada gente. Nosotros podríamos hoy preguntar: ¿cuánta más impunidad se deberá acumular/antes de lograr un solo acto de justicia?; ¿Cuántos periodistas quedarán aún sin voz/antes de protegerlos del crimen y la amenaza? ¿Cuántos miles de millones seguirán robados/al pueblo sin que caiga un solo responsable?; ¿Cuántas fosas clandestinas habrá que descubrir/antes de que el poder se rinda a la evidencia?; ¿Cuántos jóvenes seguirán siendo perseguidos/antes que caigan de los discursos oficiales? ¿Cuánto tiempo más resistirán los petroleros/la ignominia del desempleo y el atropello?; ¿Cuántos pactos y componendas habrá aún más/para engañar y someter la voluntad de un pueblo? ¿Cuánto más aguanta un pueblo que ha aguantado tanto/antes que las vendas caigan y sean los ojos libres?; ¿Cuánta más comedia envolverá la tragedia/cuánta más tragedia enlutará los hogares?
A la vista de todos se ha presentado una renuncia que no es sino un parto de los montes, después de muchos meses en que toda lógica republicana hubiera apuntado a un juicio político del gobernante saliente y un juicio administrativo y penal al entrante. A estas alturas de la corrupción y la impunidad que vive Veracruz, nadie cree que Duarte será juzgado y castigado, ni que los 9 mil millones de pesos desviados, según la Auditoría Superior de la Federación, sean recuperados. Ni que el próximo gobierno cambie un milímetro la situación actual. Lo que vemos hoy en día, a la vista de todos, es una componenda en ciernes en donde, en efecto, el gobierno federal negocia los términos de su relación con un lenguaraz gobernador entrante que amenaza, sólo para lograr, para sí mismo, impunidad en las denuncias que lo involucran, a él y sus familiares, en delitos de enriquecimiento inexplicable. Parece que por hoy la respuesta está en el viento. Los que creemos en la necesidad de un cambio verdadero pensamos que la respuesta debe estar en los ciudadanos. Que éstos tomen la palabra.
marco.a.medinaperez@ gmail.com

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