En 1979 comenzaron las primeras acciones para situar a México dentro de la nueva política que por aquellos años se llamaba de “modernización” o de “liberalización”, y que después tomó el nombre ya de uso común de “neoliberalismo”. La entrada de México al GATT (Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio), con lo que se empezó a liberalizar el comercio exterior de México y la creación del IVA (impuesto al valor agregado), fueron de las principales acciones para comenzar este modelo de desarrollo económico que ha tenido como resultado un magro crecimiento en toda esta etapa (no mayor al 2% anual), crisis económicas recurrentes y fugas de capitales, sobre todo al fin de cada sexenio, y una brecha mayor entre unos pocos que se vuelven cada vez más ricos y en el extremo, una mayor cantidad de pobres cada vez más pobres. De la creación del IVA se derivó un sistema de coordinación fiscal entre las entidades y la Federación, que tenía como propósito hacer una distribución estatal de los recursos que antes obtenía cada entidad federativa de los llamados impuestos sobre ingresos mercantiles, que cada estado imponía a su manera y propósito, y que con los impuestos federales añadidos resultaba en una doble y a veces triple tributación. De este sistema nacieron las llamadas participaciones federales, que primero se distribuían fundamentalmente con una base productiva y poblacional, después se puso énfasis en esta última, y finalmente se ha hecho hincapié en los esfuerzos recaudatorios y fiscalizadores. Para responder a las necesidades particulares de algunas regiones (zona fronteriza, infraestructura petrolera) o compensar cambios en la recaudación como la relativa a la tenencia, al impuesto sobre automóviles nuevos o a los estímulos a la recaudación, se crearon fondos especiales compensatorios. Así, las participaciones federales están constituidas hoy por 12 fondos más los recursos obtenidos por los convenios de colaboración suscritos por cada entidad federativa. Lo anterior viene a cuento por la discusión actual sobre el presupuesto de Egresos de la Federación, una de cuyas partes constitutivas lo son las participaciones federales. El grueso de los recursos a repartir
se encuentra en el Fondo General de Participaciones, formado por el 20% de los ingresos federales (el 80% se lo queda la Federación). Como el manejo de dicho fondo tiene que ver con la recaudación que está creciendo, gracias a las reformas hacendarias que incrementan el número de contribuyentes cautivos y algunos impuestos, el llamado Ramo 28 “Participaciones a Entidades Federativas y Municipios” crecerá 5.3% en términos reales, al pasar de 678 mil 747 millones de pesos en 2016 a 738 mil 548 millones en 2017. Este incremento no se deberá al crecimiento económico, que está pronosticado que crezca sólo entre 2 y 3 por ciento. En Veracruz, el crecimiento en las participaciones federales será menor al promedio nacional, pues sólo se obtendrán 38 mil 490 millones, 1.3% más respecto a 2016. Aunque el Fondo General de Participaciones (lo grueso de las participaciones) se incrementa 3.1% (queda en 1,956 millones) y el Fondo de Fomento Municipal en 5.7% (llega a 104.7 millones), el resto de los fondos (Compensación sobre el ISAN, Impuesto Especial sobre Producción y Servicios, Fiscalización y Recaudación, Venta final de gasolinas, Extracción de Hidrocarburos, Participación del ISR pagado por empleados del estado, REPECOS y por los convenios de coordinación con la SHCP), disminuyen en conjunto 9.1% en términos reales, al quedar en 5 mil 389 millones de pesos. En 2017 tendremos una situación económica difícil en todo el país y de reducciones presupuestarias en los principales programas que inciden en la producción y los empleos. Las participaciones federales constituyen alrededor del 35% de los ingresos totales de Veracruz, importa mucho saber cómo se comportarán el próximo año, lo que dependerá del panorama económico del país y del estado. La próxima Legislatura veracruzana, a instalarse el próximo mes, deberá saber qué se planea en las finanzas a nivel nacional para ubicar el escenario fiscal veracruzano. Los ciudadanos estaremos muy atentos de lo que se discuta y lo que se defina, pues de ello dependerá nuestra suerte en el incierto 2017. Los lectores tienen la palabra.
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