Por Marco Antonio Medina Pérez
Columna: La escena veracruzana
La dupla Carstens y Meade
2016-10-10 | 09:38:50
La dupla Carstens y Meade sigue haciendo de las suyas. La tijera del Sr. Meade, secretario de Hacienda, como el alza en la tasa de interés del gobernador del Banco de México, tienen nuevamente en la picota el crecimiento económico del País y con ello los niveles de empleo y de ingresos para la mayoría de los mexicanos. La persistencia de los signos ominosos en la escena económica no ofrece nada halagüeño ni para este fin de año ni para el próximo. Apenas hace unos días nos enteramos por nuestro periódico IMAGEN de Veracruz que la inflación ha repuntado a 2.97% anual, cuando éste ha sido el principal indicador cuidado por el gobernador Carstens. Este repunte tiene que ver sobre todo con la devaluación de nuestra moneda que en septiembre llegó a rebasar la marca de los 20 pesos por dólar. En octubre la tendencia alcista seguirá por obra del incremento a la tasa de interés interbancaria ordenada por Cartens a 4.75%. Esto, aunado al recorte presupuestal aplicado en este año y el que veremos el próximo, si se aprueba en sus términos el proyecto de paquete presupuestal presentado por el Sr. Meade, no augura sino una mayor disminución de los pronósticos de crecimiento para éste y los próximos años. Ya el último sondeo del Banco de México realizado entre 37 especialistas derivó en un promedio de crecimiento económico del país de 2.1%, cuando en agosto era de 2.2. La devaluación en curso tiene impacto en la inflación y en la producción, al aumentar los precios de los insumos y productos utilizados en determinados sectores productivos. Por su lado la elevación de la tasa de interés incrementa el costo del crédito, mientras que la reducción presupuestal en programas sociales e inversión pública disminuye el consumo y la inversión productiva. El Sr. Meade justifica el exorbitante crecimiento de la deuda pública por un lado, como un elemento para salir de la crisis de 2009 (véase entrevista en el diario La Jornada del 6 de octubre pasado); por el otro, como medida para “acompañar a las reformas estructurales, en particular la hacendaria, se estimó que valía la pena mantener este estímulo por la vía del gasto, siempre en la inteligencia de que era temporal”. Además, hubo un crecimiento más bajo de lo estimado
por lo que la relación deuda/PIB creció. Igual efecto ha tenido la devaluación de la moneda, según Meade. Y, por último, los apoyos hacia PEMEX y la CFE (se entiende fiscales y crediticios) explican otra parte de la deuda. El caso es que todas estas medidas han sido aplicadas por los mismos personajes de la vida política del país y por los mismos responsables de la política económica. Ahora nos queda claro a los mexicanos una parte del costo de las reformas estructurales; la hacendaria nos ha salida cara, 5.5% del PIB, según el Sr. Meade. Pero sumando 1.7 puntos por el mal desempeño de la economía, derivado de las propias reformas estructurales, tenemos que 7.2% del 12% del PIB en que ha crecido la deuda en los últimos 6 años se explican por la decisión del gobierno de Peña Nieto de ahondar en las reformas estructurales que nos tienen al borde de una nueva crisis económica del tamaño de la de 2009. El alza en la tasa de interés de referencia es sólo un dulce para el apetito voraz del sector financiero. El riesgo país, medido por las calificadoras internacionales, ya dio cuenta el mes pasado de los graves problemas para mantener a México en las expectativas de inversión del gran capital. Por lo pronto la confianza de los consumidores, medido por el INEGI, volvió a caer, 6.8% anual y 1.8% mensual, las más altas desde 2010. Y el índice de confianza para 2017, medido por la manera como ven los consumidores la situación para el próximo año es realmente pesimista: este índice decreció 14.8% en un año, de septiembre de 2015 a septiembre de 2016. En el escenario veracruzano esta grave situación nacional se verá todavía más ennegrecida por los boquetes y desfalcos presupuestales de la hacienda pública estatal, los niveles de deuda desbocada, los fracasos de las políticas de fomento económico, las pensiones no pagadas, las deudas a la Universidad Veracruzana, los proveedores sin soluciones de pago, en fin, los rezagos estructurales de un estado devastado por un régimen que no ha llegado a su fin y que tampoco tendrá fin con un gobierno como el de Yunes Linares que no será, como ya se observa por todas partes, más que más de lo mismo. Los lectores tienen la palabra.
marco.a.medinaperez@gmail.com

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