Silverio Quevedo Elox
¿Por qué no se va Javier Duarte?
El gobernador Javier Duarte de Ochoa vive unos de los momentos más difíciles en su desempeño como gobernador, pero también enfrenta el reto más importante de su vida política, y por ende para el partido con el que llegó al poder.
En medio de esa lucha de desgaste, pérdida de credibilidad, torpedos de los enemigos pero también de los amigos, y quizá traiciones hasta en su propio gabinete, el Ejecutivo tiene una consigna: Deberá, con su estilo y con la estrategia propia, así como la estructura que como priísta ha logrado armar, sacar adelante la elección de la mini gubernatura.
Pero aún con las especulaciones y muchas veces, dando hasta por hecho la salida del cargo del mandatario veracruzano y aunque se sumaran las voces de los sectores social y privado demandando abandone esa responsabilidad, para el PRI y su candidato sería el “harakiri”.
Dos razones saltan al escenario:
Una es que tiene la imperiosa necesidad y encomienda a su vez, de allanar la atmósfera electoral y dejarla lo más tersa posible para el candidato priista que busca sucederlo.
Y dos, en Los Pinos por ningún motivo quieren que en la entidad con el segundo padrón de votantes más alto el PRI tenga un descalabro. Fuentes cercanas al centro del poder, aseguran que existe todo el respaldo para el abanderado tricolor.
Y es que los analistas se preguntan simple y llanamente, sobre lo que pudiera ocurrir si en este momento, Javier Duarte dejara de ser el mandamás en la política en la entidad, y dejara todo en manos del equipo yuneslandista. Simplemente, afirman, no había un control sobre la estructura, pues en el PRI la cabeza es nueva, los operadores de Duarte dejarían de trabajar por la causa, y el liderazgo de éste se desmoronaría dejando expuesto a las bases al mejor postor. Algo que persigue sin duda con obsesión el adversario panista y primo de Héctor, Miguel Ángel Yunes, para poder llevar a su río agua revuelta del tricolor.
En contraparte, para Duarte, con todo y lo cuestionado que pueda estar su desempeño como gobernador, el estado golpeado por la inseguridad, problemas ya sabidos en la economía estatal, es un activo más que importante para el PRI con miras al 2018, sabedores que sus resultados en los procesos electorales pasados lo avalan, todavía por encima de los logros del reconocido operador electoral, Fidel Herrera, su antecesor.
De esta forma, solo en las pasadas elecciones para diputados federales, el PRI logró 16 de los 21 distritos en disputa. Acción Nacional apenas logró tres y MORENA dos.
MUY EN CORTO
DE QUÉ LADO JUEGA FLAVINO? El secretario de Gobierno, Flavino Ríos Alvarado juega a hacerse inteligentemente tonto en el gabinete duartista.
Es el segundo hombre en importancia, y lejos de abonar a sus responsabilidades como tal, mantener la estabilidad política y paz social, parece que pretende lo contrario.
De entrada se le ha descubierto realizar movimientos de funcionarios y buscar la incorporación de personajes afines a Héctor Yunes a algunos cargos en el gobierno estatal, a fin de quedar bien con éste.
Y es que al no ser autorizado para salir a sumarse a la campaña de Yunes Landa como era su deseo, el de Minatitlán, se lanza contra los funcionarios que si tienen la venia para hacerlo, sumándose al proyecto, con trabajo político. Se ha descubierto por ejemplo, que Flavino se ha dedicado a golpear mediáticamente a más de dos funcionarios de primer nivel, llámese secretarios, Quienes ya tienen las pruebas en la mano, y cuyo trabajo lo realizan fuera de horario de oficina, para no trasgredir las leyes electorales.
Lo que si es criticable es que ocupe la estructura del gobierno para realizar este golpeteo con fines personales.
Y las lenguas de doble filo piensan que su pasividad puede ser hasta con un maquiavélico fin, que no es nada descabellado pensarlo, y es dejar que Duarte siga cargando con todo el peso de las situaciones que se presentan en la entidad, para que se de tan anhelada solicitud de licencia, siendo él el que por Ley pase a ocupar el cargo de gobernador aún cuando sean los últimos meses. Como dicen el privilegio de ser gobernador aunque fuera un día, nadie lo rechaza.
La “mala trama” puede quedar al descubierto en cualquier momento. Y quizá hasta que sea quien ha colocado piedritas en el camino para que la entidad no salga de la ebullición, pues su trabajo para amortizar la paz y estabilidad social, como encargado de la política interna, no se ve por ningún lado.
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