En una sala llena de comunicadores, algunos lanzaban al gobernador, Javier Duarte, preguntas a modo, otros, netamente informativas, y otros más con jiribilla, o astucia periodística, para saber más sobre los temas espinosos.
Por ejemplo, en su entrada del informe, el mandatario, un tanto serio y formal en su intervención ante los medios, pero muy detallado en una cansada lectura de la lista de los 132 jefes de la delincuencia organizada que han sido capturados o “neutralizados” de distintos carteles.
Y se le insistió cuando dijo que a Josele Márquez Balderas, alias “El Chichi”, se le señala como autor intelectual de la muerte de la reportera Anabel Flores, en Orizaba y el ataque al Periódico El Buen Tono, en Córdoba.
Más adelante, en la sesión de preguntas y respuestas, sería orillado a informar cuales son las razones en las que se basa para declararlo como presunto autor, entonces detallaría que se basa en una cuenta de Facebook donde la periodista informaba sobre la delincuencia organizada, y actividades de su profesión.
Debería Duarte aportar más información que lo sustentara pero se acogió a la responsabilidad que toca a la Fiscalía y no a su investidura como gobernante. En medio de la enumeración larga pero detallada de cada uno de los delincuentes que de por lo menos tres grupos criminales fueron detenidos y algunos cayeron abatidos en enfrentamientos, los reporteros sabían que se tenían los datos duros de la nota pero faltaba un poco más.
Ya encarrerada la conferencia de prensa, una pregunta fue lanzada al Ejecutivo que desbalanceó a los presentes. Y es que en la primera fila se hizo acompañar por el secretario de Gobierno, Flavino Ríos Alvarado, el secretario del Consejo Estatal de Seguridad, José Antoni o Nemi Dib, y al coordinador de Comunicación Social, Juan Octavio Pavón.
Se tornó la interacción entonces, un tanto relajada, pero muy sorpresiva para el secretario de Gobierno, cuando la reportera Paty González de Grupo FM, dijo que si Flavino Rios sería el sucesor, ante rumores de que podría dejar el cargo. Primero Duarte atajaría que él no se va, sino hasta el 1 de diciembre que inicia el nuevo periodo de gobierno estatal, y luego respondió que el secretario no puede sucederlo puesto que no es candidato a gobernador.
Cuando la pregunta fue lanzada, para el segundo en el gabinete fue muy difícil evitar la impresión. Se ruborizó, su rostro cambió de color, mientras el gobernador sonreía y lo miraba de reojo.
Y es que mucho se ha cuestionado la lealtad de Rios Alvarado, por lo que este comentario en una conferencia que el tema central era la Seguridad Pública le cayó como bomba.
Más adelante también pasaron lo mismo, el titular del Consejo Estatal de Seguridad, y aunque no se encontraba, hasta se habló de la posible renuncia del secretario particular, Enrique Ampudia Melo, de cuyos nombres ya no hizo mención el gobernador.
UN ESTADO REBASADO. Llamó la atención en su informe ante los medios de comunicación que se hiciera énfasis en torno a que al iniciar este gobierno se encontró con un sistema rebasado. Las autoridades estaban superadas por la delincuencia, diría. Entonces, los delincuentes imponían el miedo a las autoridades, ahora, es al revés. Son “ellos quienes tienen temor a la policía y autoridades”.
Pero al final, lo que se temía, admitir que la delincuencia todavía existe.
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