Silverio Quevedo Elox
Anilú Ingram y Sedesol, bajo la lupa
La exdiputada local y excandidata a diputada federal, Anilú Ingram Vallines, ha asumido un cargo que la pone en el ojo del huracán. Y no precisamente porque ella así lo haya querido.
Precisamente asume una responsabilidad bajo la conciencia de lo que significa ser delegado de la dependencia federal enfocada a atender y combatir la pobreza, sabiendo que estará bajo la lupa.
Y es que es la Sedesol quien puntualmente está en estricta vigilancia por el tipo de programas de asistencia social que maneja. Por algo al tomar posesión este lunes la porteña centró su discurso en que será una “delegada de a pie” y que buscará recorrer toda la entidad veracruzana para saber qué requiere realmente la población.
Hace tres años, en abril del 2013, la Sedesol quedó en evidencia por videos de supuesta corrupción y planeación para un mal uso de los programas con fines electorales. Escándalo nacional que derivó con la renuncia del entonces delegado, Ranulfo Márquez y seis más.
La delegación de Sedesol en Veracruz es la más grande del País, además del número de habitantes que tiene la entidad por las necesidades que reclama la misma pobreza y marginación de las comunidades y también en el cinturón urbano.
Estos hechos y esas circunstancias al tratarse de una dependencia de suma importancia, son los tiempos previos a la renovación del Congreso Local y la gubernatura, que la hacen estar más que vigilada en cuanto a la delegación y el accionar de Ingram Vallines.
Al PRI y al gobierno puede serle hasta útil que se va un personaje que estaría más que cuestionado al frente de esa oficina como lo es Marcelo Montiel, y por ende la figura fresca y transparente como funcionaria, Anilú puede generar más confianza a los detractores para que no se desate una fiscalización profunda hacia la Sedesol.
Por ello, es de evaluar que una de las tareas principales en las que se está poniendo atención dijo la delegada, es que se use los recursos “de manera eficaz y transparente para que cuando se le revise el ejercicio tenga toda la información a la mano”.
De esta manera, en el priísmo, de donde no puede negar su origen la ex legisladora, tendrán la certeza que no habrá más damnificados políticos, como en su momento le tocó a Ranulfo Márquez y a Salvador Manzur.
Anilú debe tener muy en cuenta esta situación vivida y por si fuera poco lo ocurrido un año después, en julio de 2014 a la delegada de Sedesol en Nayarit, a quien en redes sociales también se le exhibió con audios donde supuestamente planeaba campañas a favor del PRI en las elecciones estatales.
Días posteriores, Noemí Galindo Ponce, fue sancionada la delegada a quien se le escuchaba que en su poder ya tenía las credenciales de elector y prometía apoyos como gasolina, compra de tiempo aire y teléfonos celulares para que los líderes movilizaran a la gente.
Anilú tiene una doble responsabilidad. Con la población y con los que le brindaron la confianza. La prioridad obvio, la ciudadanía. Ojalá así lo tenga claro.
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