El tema político de las últimas semanas es saber quién será el candidato del PRI a la gubernatura de dos años en el estado de Veracruz. Los mejor posicionados han sido desde un principio los dos senadores del partido tricolor, Héctor y José Yunes, ambos rechazaron que hubiera esa absurda y perversa minigubernatura que sólo convenía al grupo en el poder. Al mismo tiempo señalaron que sería muy difícil que el PRI ganara esta elección por la mala imagen existente de las dos últimas administraciones y el hartazgo del votante hacia un instituto político que tiene más de ochenta años de mantenerse como un mal gobierno.

Lo importante es cómo le hará el gobierno estatal para que el sucesor de Javier Duarte de Ochoa obtenga el triunfo. La única fórmula que conocen para convencer al electorado es con fuertes sumas de dinero.

Lo interesante es que cualquiera que sea el candidato de un partido opositor al del gobierno en el poder ya sea de la alianza del PAN-PRD, Morena o algún independiente sin compromisos oficiales es que tiene grandes ventajas por el repudio existente.

Por primera vez en la historia la tienen muy fácil

Para cualquier analista político y en las propias esferas del gobierno federal y del PRI nacional, advierten que la elección de Veracruz la tienen perdida. De todos los estados donde habrá comicios el próximo año es donde el partido tricolor la tiene más difícil.

En el fondo para los legisladores federales Héctor y Pepe Yunes, les conviene no participar, no creo que haya alguien que le guste perder y de antemano saben que el triunfo está muy lejos. No es por sus capacidades sino por la desaprobación mayoritaria que existe hacia su partido político.

No cumplió con lo prometido

Que el gobernador Javier Duarte de Ochoa afirme que no pudo cumplir con lo que en reiteradas ocasiones había prometido que pagaría todos sus adeudos en tiempo y forma. Él había asegurado de frente y mirando a los ojos que era hombre de palabra y que no podía fallar. La fecha clave era antes del 15 de diciembre.

Reconocer que no fue serio para respetar y acatar lo que había prometido, es una situación difícil para un alto funcionario del nivel del gobernador de uno de los estados más importantes del país.

Para empresarios, constructores, hoteleros y todos aquellos concesionarios les afecta seriamente y no pueden argumentar con sus acreedores y empleados que el gobierno estatal no mantuvo su palabra.

Es un tema que no les compete a sus demandantes y exigen con toda razón que se les cubra lo que se les adeuda. Especialmente por el especial significado que tienen en lo económico estas fechas decembrinas.