Hay ciertos aspectos que la clase política no toma con seriedad lo que significa en su real dimensión el poder, ya lo mencionaba en el último tramo de su administración, el entonces gobernador Fidel Herrera Beltrán, lo que calificó como de gran trascendencia como se ejercía el “pinche poder”.

Qué es lo que realmente cruza por la mente del gobernador Javier Duarte de Ochoa sobre la decisión que tomará para decidir quién será su sucesor, si bien no le corresponde esta designación, en el fondo se pone a medir fuerzas y sabe que cuenta con el apoyo de la mayoría del Congreso local, con el agradecimiento incondicional de los nuevos diputados priistas, la presión económica que puede ejercer para que los alcaldes acaten lo que les pida, por último, los funcionarios de su gabinete y el líder estatal del PRI, así como su grupo, le deben el cargo y su incorporación a la nómina estatal.

Poniendo en la balanza todas estas fuerzas políticas poco le importa que el presidente Peña Nieto o miembros de su gabinete llámense Osorio Chong o Luis Videgaray quieran poner alguien que les convenga para su proyecto del 2018. Mucho menos significa que el presidente de su partido, Manlio Fabio Beltrones, quiera meterse en el proceso electoral veracruzano, por todo lo anterior tampoco le interesa que los inmanejables senadores José Francisco y Héctor Yunes se vayan a oponer al candidato que él elija.

De acuerdo a su estado de ánimo trivializa el interés e importancia de esas personas y todos ellos le importan cada día menos.

El sabe el día y el momento en que ejercerá el “pinche poder” que le enseñara como biblia su guía y maestro quien fuera su antecesor.
No hay poder, hay abuso de poder, nada más.

Para esto del cambio se está preparando Duarte de Ochoa y sin medir consecuencias él quiere tomar la decisión de quién será el gobernador de dos años, un acariciado proyecto que lo elaborara junto con Fidel Herrera, para estar en el momento político para ponerle condiciones al candidato presidencial del PRI en el 2018. Estrategia de gran alcance que es lo planeado detenidamente con la entonces inconcebible gubernatura de los dos años.

Todo poder humano está compuesto de tiempo y paciencia. Es una conspiración permanente.

Sobre esta especulación no debe sorprender que el candidato priista sea finalmente el diputado federal, Alberto Silva Ramos o el empecinamiento del verdadero cerebro de la minigubernatura, el cuenqueño Fidel Herrera, de meter a su espejo Erick Lagos.

No se puede perder de vista que después de las elecciones a Duarte le quedan unos cuantos meses en el gobierno y puede hacer lo que quiera como despedida.

¿Queréis conocer a un hombre? Revestirle de un gran poder. Máxime cuando se convierte en una adictiva y poderosa droga y se decide a ejercer a plenitud el “pinche poder”.