El riesgo que se corre con el bloqueo, el asedio del gobierno estatal y del rechazo del PRI local, en contra de los senadores José Yunes Zorrilla y Héctor Yunes Landa, es que estos legisladores como enemigos oficiales podrían terminar por desquitarse y como vindicación apoyar al panista Miguel Ángel Yunes Linares en su tarea electoral de que ocurra la transición en el estado de Veracruz.

Entre los cinco Yunes metidos en la política, además de parentesco, existen viejos lazos de amistad. El peligro es que se unan, situación que no han medido los priistas enfrascados en ese fuego amigo.

Está demostrado que los legisladores priistas están en contra de la administración que realiza en Veracruz, el gobernador Javier Duarte de Ochoa y con tal de evitar que continúe algún político con la línea establecida por Fidel Herrera Beltrán. Esta exposición podría tener graves consecuencias y que una importante corriente del PRI se incline por el PAN o con tal de llevar la contraria al gobierno en el poder apoyen al candidato de Morena, el diputado federal Cuitláhuac García, que contaría con el carisma electoral del aspirante Andrés Manuel López Obrador, que encabeza las encuestas para los comicios del 2018.

En política nadie sabe para quien trabaja y los resultados pueden ser adversos si se mantiene la línea dura en contra de los dos senadores priistas que tienen más posibilidades de retener el poder del tricolor en la entidad veracruzana.

Hay ciertas jugadas en las esferas gubernamentales, que por más que se traten de disfrazar para el gobernador Duarte de Ochoa tiene en Alberto Silva, líder estatal del PRI, su delfín para sucederlo. Es el candidato duartista, no fidelista, que lo prepara para los dos años. Es la carta también de Aurelio Nuño, secretario de Educación. Es el tercero en disputa entre Osorio Chong y Videgaray Caso en el gabinete peñista.

Otra versión que se corre en las cúpulas de la ciudad de México, es que el presidente Enrique Peña Nieto, al apreciar las desavenencias irreconciliables entre los dos importantes grupos de priistas, se incline por su amigo el exgobernador Miguel Alemán, con quien aseguraría que no se perdiera en el 2018.

El regreso de Alemán Velazco no implicaría el rechazo de alguna de las corrientes políticas priistas en pugna y en dos años lograría estabilizar la situación económica ya que estaría comprometido el gobierno federal a sanear las finanzas y por ende se podría recuperar la confianza de los inversionistas y hasta rehabilitar la seguridad perdida.

Hablar de Miguel Alemán es decir Flavino Ríos.

Lo único que se pelea en el proceso es quién vaya a ser, para contar con el apoyo del gobernador Duarte de Ochoa la única condición primigenia es que no se puede barrer para atrás. Exige que sean intocables los miembros de su desprestigiado equipo.