De manera malévola se manejó en las columnas que se había llegado a un acuerdo privado entre los senadores Jose y Héctor Yunes, donde el primero iría por la dos años y el segundo buscaría la de seis.

Con la última declaración en Coatzacoalcos del legislador Yunes Landa que él sería el próximo gobernante a partir del próximo año, al parecer se rompió el supuesto pacto o el otro motivo es que para el 2018 como se junta con la elección presidencial y nadie quiere que repita un priísta por lo ocurrido en el desastroso sexenio de Peña Nieto, la situación electoral se pone color de hormiga para los candidatos del tricolor.

Más vale pájaro en mano que los que están volando.

Los dos senadores priístas han reconocido que cualquiera de los comicios el del 2016 y 2018, ganar la elección estatal estará muy difícil. Máxime que para la de seis años los partidos políticos colocarán a sus mejores cartas y el candidato presidencial en esa ocasión arrastra a los aspirantes de provincia.

No es secreto que el PRI se pudiera ir hasta el tercer lugar como ha ocurrido en el reciente pasado.

Lo interesante es lo que ocurre con la supuesta alianza entre el PAN y el PRD donde este último partido encuentra con posibilidades de ganar la gubernatura con un buen candidato ante la feroz andanada del PRI en contra de Miguel Ángel Yunes Linares y considerando que el tricolor está muy devaluado con el pésimo actuar del gobierno federal y estatal.

Podría dar la sorpresa el PRD si proyecta alguien con el carisma y carácter de lo que fuera la izquierda en el pasado.

El pleito con Duarte

Sería interesante conocer el por qué el gobernador del estado, Javier Duarte de Ochoa no tiene ninguna relación con ninguno de los senadores veracruzanos que representan a la entidad en esa Cámara.

¿Cuál es el fondo de esa enemistad declarada de manera pública?
También existe el antecedente que el actual gobernante no pasó por ese cargo legislativo como lo han hecho una gran mayoría de los gobernadores anteriores.

La única conclusión es que el candidato priísta que aspire a la gubernatura tiene que ser un declarado enemigo de los dos últimos gobernadores.


Le llueve al Tío

Los náufragos no eligen el puerto.

Eso le esta pasando al Tío Fide con su nombramiento como cónsul en Barcelona. Algunos aseguran que el barco se está hundiendo por eso el destierro. Al ex gobernador de Veracruz le ha llovido en serio.

Para rematar la nota de ocho columnas del diario de Barcelona donde ubica al Tío Fide como un funcionario relacionado con los poderosos cárteles mexicanos.

La objetividad y la ética informativa en el caso de los políticos prácticamente no existe. Nada en lo político suscita tantos enemigos como caer en desgracia.