Se insiste por un lado el gobierno priísta de Veracruz proponiendo candidatos afines a su administración por parte de los partidos PAN y PRD con el propósito que no haya alianzas en los próximos comicios estatales e impedir el arribo a la administración estatal de Miguel Ángel Yunes Linares, que se ha convertido en una obsesión enfermiza.

Lo que cueste sale barato, con tal de que no haya coalición de los partidos de oposición. Posiblemente cometan el error de no tomar en cuenta a Cuitláhuac García, del creciente partido Morena, al considerarlo como un enemigo pequeño.

Toda la estructura oficial esta concentrada en impedir que cualquiera de los Yunes ya sean del PRI o del PAN sea el sucesor de Javier Duarte de Ochoa.

El plan desde un principio esta concebido para el fidelista Erick Lagos como el delfín del gobierno en el poder y utilizar como puente el comité estatal del tricolor bajo el control de Alberto Silva Ramos.

Desde un principio se utilizó la estratagema de poner en pugna a los dos senadores del tricolor, con la sutil y vieja política, de que divide y vencerás no cuajó por la amistad de los dos legisladores y que fueron muy burdos los operadores de asegurarles de manera personal que uno de ellos era el elegido situación que no les funcionó.

El feroz golpeteó judicial y hasta de índole penal en contra del legislador Yunes Linares se encuentran con la insalvable barrera de la diputación federal panista, donde el presidente Peña Nieto, tiene que negociar. Si bien la gubernatura del estado de Veracruz no entra en el convenio pero si en el entendimiento que pone a salvo el pellejo del ex director del ISSSTE.

Vienen meses muy difíciles para el gobernante Duarte de Ochoa, los enemigos crecen a medida que termina su administración.

Lo comentaba el ex gobernador Miguel Alemán Velasco, el peor año de cualquier administración es el séptimo. Para Fidel Herrera han sido el séptimo, el octavo, el noveno, el décimo y los que le faltan.

La mayoría de los exgobernadores han tenido sus monumentos o bustos a cuando menos el nombre de alguna calle o avenida , en reconocimiento del que fue el gobernante de una de las entidades más importantes del país.

Se les ocurre a veces ponerles su nombre a una colonia, escuela o biblioteca como simple recuerdo. Para muchos funcionarios y políticos veracruzanos y de otras latitudes, que le deben todo, desde la gubernatura, cargos políticos y hasta grandes fortunas tienen ese ineludible compromiso.

Algo que no le falla al Tío Fide es la memoria.

Y no se trata solamente de servidores públicos, sino también de empresarios constructores, comerciantes y un buen número de periodistas.

Dentro de esa brillante memoria también figuran compromisos incumplidos.