El panorama político
de la entidad cambió
drásticamente
con la modificación
de la ley electoral que
obliga a la elección
de un gobernador
por dos años. Lapso
que a la mayoría de
los interesados en
este quehacer de los
servidores públicos
se les hace muy corto
y se olvidan que es el
mismo tiempo en
que ejerció el poder
estatal Fernando Gutiérrez Barrios, considerado
como uno de los mejores ejecutivos estatales al
poner en orden a varios caciques regionales que
habían hecho de Veracruz una tierra sin orden.
Con el anterior gobernador Agustín Acosta
Lagunes habían proliferado varias bandas de
delincuentes mejor conocidos como la sonora
matancera y el posicionamiento político y de arbitrariedades
de familiares cercanos al propio
gobernante y de Cirilo Vázquez Lagunes en el
sur del estado.
Gutiérrez Barrios
no se anduvo por las
ramas y a unos les
dio oportunidad de
salirse del estado y
a otros los guardó
en los reclusorios.
En aquel entonces
no se permitía que
ningún gobernador
dejara deudas pendientes
a sus sucesores
lo que permitió
a Dante Delgado
transformar el puerto
de Veracruz.
Situación difícil
la que tuvo que confrontar
el gobernador Javier Duarte de Ochoa por
el brutal endeudamiento de Fidel Herrera Beltrán.
Un gobernador de dos años le permite dejar una
buena huella si hace un buen trabajo a favor de las
clases marginadas de los veracruzanos.
A pesar de los calificativos de los legisladores
federales como Uriel Flores Aguayo que los califica
como un minigobernador o pinchurriento
gobernador. Donde tiene razón es en el gasto que
encierra estas dos elecciones estatales seguidas
la del 2016 y del 2018 donde no habría ningún
ahorro.
Lo que si coincide es con Duarte de Ochoa, que
él podría crear un acuerdo multipartidista para
lograr por el período de dos años un candidato
de unidad que no tuviera que competir y con ello
se evitarían las costosas campañas electorales.
El PRD rojo no daría problemas por la sumisión
existente, siempre y cuando les reporte utilidades
de tipo económico.
El diputado perredista Jesús Velázquez propone
un gobierno de coalición que emane de todas
las fuerzas políticas y que sea el congreso local el
que ratifique a los miembros del gabinete en esta
breve administración estatal de transición.
Para este corto período tienen grandes posibilidades
cualquiera de los tres senadores veracruzanos
o un funcionario local donde destaca
Alberto Silva Ramos por su labor concomitante y
el cambio de la armónica imagen del gobernante
Duarte de Ochoa. Trabajo que permite ahora lo
que sería en el pasado una imposible tarea de
postular un gobernador de unidad.
Por otro lado el legislador local Julen Rementería
apoya la homologación de los comicios estatales
como fuente de ahorro de recursos públicos
y aprovecha la presencia de los reporteros de la
fuente para aplaudir la idea del cambio de dirigencia
estatal del PAN.
Su propósito es medir fuerzas con el grupo de
los Yunes Linares-Márquez que cuentan con el
apoyo del comité nacional, situación diferente
con lo que proponen los azules locales sobre quien
debe mandar en el estado.