Por Maquiavelo
Columna: Se dice que...
Las malas comparaciones
2014-03-26 | 22:28:02
Nadie olvida el coche compacto Tsuru de Andrés Manuel López Obrador durante su administración como jefe de gobierno de la ciudad de México. Durante sus seis años prohibió que se compraran los miembros de su gabinete alguna camioneta a menos que lo hicieran con sus propios recursos. Estuvieron prohibidos el pago de teléfonos celulares, el aumento del personal administrativo y dejaron de alquilar oficinas fuera del recinto.
Se redujo el gasto corriente en un 36 por ciento. Esto permitió que se hicieron los segundos pisos y el establecimiento del popular Metrobús y se crearan nuevas universidades entre otras obras que permiten que los millones de capitalinos mejoren sus niveles de vida.
A qué viene todo esto, a la petición de miles de ciudadanos que no quieren que se gasten miles de millones en la compra de un lujoso avión presidencial para los viajes de Enrique Peña Nieto. Adolfo Ruiz Cortines usaba el avión militar de la fuerza aérea. Hay mandatarios en el mundo que no poseen una nave para su uso particular. Hasta los Papas viajan en aviones comerciales.

El sueño de Yunes
El senador y aspirante a la gubernatura de Veracruz, Héctor Yunes Landa, no se puede quejar de la gran cobertura periodística que ha tenido en los últimos días sobre sus declaraciones en cuanto a sus anhelos políticos. Es el gran sueño hecho realidad de cualquier funcionario público. Hablen bien o mal, pero que hablen de su persona.
La persona que lo asesora en el manejo público de su figura merece un reconocimiento y si se trata del destacado reportero veracruzano, Esaú Valencia, es una persona que siempre ha guardado su aptitud informativa con una gran sencillez y hasta humildad en su delicado quehacer sobre la importancia que reviste ese renglón de las relaciones públicas.

Entender que el poder es prestado
Si bien es cierto que son raros los funcionarios públicos que entienden que el poder que ejercen es prestado. En todos los casos sin excepción, se termina el ciclo y hay que olvidarse de oficinas, secretarias, choferes, guaruras, viáticos y pagos extraordinarios en las nóminas oficiales.
Todo se termina de improviso y como arte de magia desaparecen los ayudantes y hasta el rostro de sus auxiliares es diferente. El exgobernador Miguel Alemán asegura que el año más difícil de su administración fue el séptimo. Cuando los teléfonos permanecen apagados, no hay nada programado en las agendas y la actividad del pasado se reduce a su mínima expresión.
Por simple educación se sigue anteponiendo a su nombre el de señor y en algunos casos hasta el cargo que ostentaba en el inmediato pasado.
Por todo lo anterior, los cambios oficiales tienen marcado sus tiempos oficiales y cuando se les obliga a renunciar como son los casos de Gabriel Deantes y Edgard Spinoso, resulta muy difícil aceptar la versión que la razón por la que fueron removidos es porque sus ciclos habían terminado.
A nadie se le despide abruptamente porque cumplieron su tarea.
No se debe atentar en contra de la natural inteligencia de la clase política veracruzana. Dejar a la suspicacia una extraña decisión permite que la rumorología tome las más variadas especulaciones que por lo general nunca son positivas.

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