En el Carnaval del año pasado, justo cuando la “fiesta de la carne” se desarrollaba con el entonces presidente del comité, Anselmo Estandía Colom, éste hizo una declaración que aunque no le gustó a muchos, es un reflejo de la realidad.
El hoy alcalde boqueño dijo que los patrocinadores del Carnaval de antaño, los que habían estado en los viejos tiempos ya se habían ido, es decir, aquellas firmas comerciales a nivel nacional que se anunciaban durante los paseos.
Aquellas empresas que brillaron sobre todo cuando los desfiles se realizaban en las principales calles del Centro Histórico de Veracruz y que le daban otro toque y otros ingresos a la fiesta del Rey Momo, hacía un buen rato que dejaron de participar en detrimento de esta celebración.
Y aquella vez Estandía Colom fue más allá, al asegurar que lo que estaba haciendo falta para recuperar a esas empresas, era planear con mucho tiempo de anticipación la festividad.
Sobre todo porque tal y como ahora ha sucedido en este año, el comité toma protesta con apenas cuatro meses de anticipación y es muy corto el tiempo para ir a buscar los patrocinios, debido a que la gran mayoría de los que pudieran estar interesados ya cerraron su ejercicio fiscal.
Lo que se tiene que hacer, de acuerdo con Anselmo Estandía, es ir preparando el Carnaval del próximo año inmediatamente que termine el que se está desarrollando.
Es por eso que cada año vemos una fiesta que está en decadencia y unos carros alegóricos que carecen de calidad y que prácticamente son parecidos a los que se usan en municipios más pequeños, pues los empresarios locales argumentan que el costo es elevado para participar como patrocinador.
De ahí que el encargo que le hace el alcalde electo porteño, Ramón Poo Gil, a José Salvatori Bronca es un reto muy complicado porque vuelve a tener el tiempo encima, con la coyuntura de que hay cambio de administración, lo cual siempre afectará por más que la transición del poder sea tersa.
Algo tendrá que hacer el nuevo presidente del comité para mejorar la que es la fiesta más importante de la entidad, porque cada vez son más familias veracruzanas las que por esas fechas huyen de la zona conurbada debido a que consideran que la festividad solo desquicia a ambas ciudades, y además provoca que la delincuencia del fuero común se dispare de manera alarmante.
De nada sirve que el Gobierno Estatal en el sexenio anterior y aún más el actual, hayan hecho suya esta festividad. Pese a los financiamientos y a los apoyos estatales el éxito y la difusión de esta fiesta depende de quien encabeza el gobierno municipal.
El Carnaval no es ya aquel que tenía bailes populares, eventos gratis del pueblo y para el pueblo, la presencia de artistas de primera, y delegaciones internacionales. Ni cubanos, ni brasileños, y muchas veces ni siquiera nacionales han hecho presencia consecutiva en estas fiestas.
Por tanto, las recomendaciones de quien se ha hecho cargo de esta fiesta, como es lo que Anselmo Estandía manifiesta, no deben ser ignoradas.
Callejas, enemigo en casa
La presencia de Juan Nicolás Callejas en el próximo Congreso local es considerada, incluso por priistas, como una manzana podrida.
La presencia del legislador en este gremio augura negatividad para el desarrollo legislativo. Y es que cuando Callejas inició sus descalificaciones públicas contra los movimientos del magisterio veracruzano, que siguieron a la CNTE, quiso escudarse con algunos actores políticos que rápidamente le refutaron su triste realidad.
La inconformidad en Veracruz de los maestros no era en si la misma demanda de la Coordinadora, sino que los maestros aprovecharon la coyuntura para sumar a la inercia disidente, pero en realidad cansados ya del cacicazgo de los Callejas y su complicidad en las anomalías que suceden en el magisterio y sistema educativo.
Por ello, alguien lo frenó de tajo, al decirle “no culpes a los maestros de sumarse al movimiento, más bien su protesta es en contra tu dirigencia”.
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