Mónica Lewinski trataba de pasar inadvertida cuando era becaria de la Casa Blanca, pero invariablemente la reconocían: era la que siempre traía tierra en las rodillas. (No entendí este comentario, y eso que le di vueltas durante más de una hora)...
La del alba sería -zeugma o adjunción se llama esta figura, tan bellamente usada por Cervantes- cuando Augurio Malsinado supo que aquel día no iba a ser su día: al hacer de las aguas se mojó el pantalón de la piyama, y no pudo acostarse ya con ella. Pensó que de seguro Esquilo habría visto en ese acontecimiento un ominoso agüero. Volvió a dormirse, sin embargo, y soñó que el mundo entero estaba tomado por la CNTE, cuyas mesnadas habían puesto un cerco alrededor del ecuador y no dejaban que nadie cruzara al otro lado.
Se despertó bañado en sudor frío, que es como la gente debe despertar cuando tiene una pesadilla. Hizo sus abluciones, se vistió y salió a la calle sin despedirse de su esposa, que dormía desde las 3 de la tarde del día anterior. En el trabajo las cosas no fueron nada bien: don Algón, su jefe, andaba de mal humor, pues al parecer la secretaria andaba en sus días de luna, por lo cual la muchacha tenía que dedicarse a trabajar, y eso molestaba mucho al salaz ejecutivo.
Cuando llegó a su casa por la noche Malsinado cenó unas hojuelas de maíz en seco, único alimento que en el refrigerador y en la cocina pudo hallar. Fue a la recámara y vio en la cama a su mujer, sin ropa y presa de gran nerviosidad. Lo de la desnudez lo atribuyó don Augurio al calor, y lo del nerviosismo a la situación en Siria. Se acostó, y ya se iba a dormir cuando oyó un ruido abajo de la cama. Se asomó y preguntó en voz alta: “¿Hay alguien ahí?”. “No” -le respondió una voz de hombre. “Extraña cosa -le dijo Malsinado a su mujer-. Juraría que escuché un ruido abajo de la cama”...
Hay días, en efecto, en que todo sale mal. Hoy por hoy vivimos en la República horas de desasosiego. Yo me he esforzado en orientarla -mis cuatro lectores son testigos-, pero ella no escucha mis admoniciones y se desvía del camino por causa de malos cálculos o falta de consejo. Sucede ahora que maestros y maestras pertenecientes al SNTE están haciendo causa común con la CNTE, pues también ellos temen a las evaluaciones: se han enterado de que los exámenes contienen preguntas muy difíciles, como por ejemplo quién escribió el Quijote, o cuál es la capital de Francia. Algunos observadores de nuestra vida pública se preguntan si a la maestra Gordillo no se le defenestró antes de tiempo.
Al menos la señora tenía control sobre su gremio, y habría evitado estos inusitados brotes de insurrección que la reforma educativa ha provocado en el sindicalismo oficialista. Hay males necesarios a los que es peligroso remover cuando se va a emprender un cambio. No es posible hacer política sin usar algo de política, y ésta consiste muchas veces en saber esperar.
Desde luego el hecho de usar a la Maestra y luego darle el golpe tiene mucho de maquiavélico, pero ¿acaso la política pragmática no es en buena parte maquiavelismo? Cuando las cosas no se hacen a su tiempo, el tiempo puede deshacer las cosas...
Afrodisio Pitongo, hombre proclive a la concupiscencia de la carne, acudió al gabinete del doctor Duerf, analista especializado en el mundo onírico, o sea de los sueños. Le dijo: “Tuve una espantosa pesadilla. Soñé que estaba con diez hermosísimas coristas. Las había morenas, rubias, trigueñas, pelirrojas, platinadas...”.
El doctor se puso una mano en la barbilla, en actitud meditativa. (Cuando hacía eso cobraba un 10 por ciento más en la consulta). Le dijo a su paciente: “No me parece, señor Pitongo, que su sueño haya sido una pesadilla.
Por el contrario, encuentro deleitoso y placentero eso de soñarse entre diez hermosas coristas”. Replica Afrodisio, mohíno y atufado: “Es que yo era la tercera de izquierda a derecha”. (Nota: una de las platinadas)...
Meñico Maldotado, infeliz joven con quien se mostró avara la naturaleza en la parte correspondiente a la entrepierna, invitó a una linda chica a su departamento. Le dijo con sonrisa aviesa que le iba a dar “una cucharadita de amor”. Llegó la hora de los hechos, y Meñico se mostró al natural ante la chica. Le vio ella la menguada parte y comentó: “Ahora entiendo por qué me dijiste eso de la cucharadita. Mi novio anterior tenía pala”. (Tampoco le entendí)... FIN.
MIRADOR
Por Armando Fuentes Aguirre
La belleza me asalta a cada paso y me dice: “¡Ríndete!”.
Aterriza el jet y se dirige lentamente hacia la plataforma. A través de la ventanilla veo, suspendido en el aire, un gavilán de los que en Ábrego se llaman “papaloteros”.
Aletea como una mariposa para mantenerse en un hilo del viento. De pronto cae en súbita picada, y se levanta luego llevando en el pico una pequeña presa, ratón o lagartija, no alcanzo bien a ver.
Hay belleza en esta repentina estampa de la vida y de la muerte.
La naturaleza está en todas partes, incluso donde no queremos que esté la naturaleza.
También la vida y la muerte -son una misma cosa- están en todas partes.
¡Hasta mañana!...
MANGANITAS
POR AFA
“... No podrá López Obrador hacer su manifestación en el Zócalo...”.
En el fragor del debate,
y en no muy lucida copa,
la CNTE le dio una sopa
de su propio chocolate.