Por Catón
Columna: De Política y Cosas Peores
La inocencia sexual
2013-09-07 | 21:50:03
Doña Macalota le dijo al doctor Ken Hosanna que su marido, don Chinguetas, no oía bien. El facultativo examinó al señor y le hizo algunas preguntas. Al término del examen le dice aparte a doña Macalota: “Su esposo, señora, presenta un caso claro de sordera testicular”. “¿Sordera testicular? -se asombró la mujer. “Sí -confirma el médico-. Oye perfectamente bien, pero se pasa por los éstos todo lo que usted le dice”...
Un tipo le comentó a otro: “Considero a mi mujer un objeto sexual”. “¿Por qué?” -pregunta el otro. Responde el primero: “Cada vez que le pido sexo, objeta”...
La romántica chica le dijo a su libidinoso galán: “Hazme el amor como en las películas”. Respondió él: “¿Las películas que ves tú o las que veo yo?”...
El Padre Arsilio se cansó de que numerosas feligresas de su parroquia le dijeran al confesarse: “Padre: cometí adulterio”. Así, las reunió a todas y les dijo: “En adelante no digan: ‘Cometí adulterio’. Digan: ‘Me caí’. Algunas señoras, divertidas, le contaron eso a sus maridos. Sucedió que el Padre Arsilio salió de vacaciones, y en su ausencia lo sustituyó un curita joven. El novel sacerdote se sorprendió porque en el confesonario muchas señoras le decían: “Padre: me caí”.
De inmediato fue a hablar con el presidente municipal y le dijo: “Señor alcalde: mande usted arreglar las banquetas de las calles. Muchas señoras se caen”. Al escuchar aquello el alcalde soltó la carcajada. Le dijo con enojo el novel sacerdote: “No sé de qué se ríe usted, señor. Su esposa me dijo que nada más en lo que va de esta semana se ha caído tres veces”. (Nota: y apenas era miércoles)...
El maduro señor era entrevistado por una joven reportera. Le dijo: “Y a mi edad, señorita, soy capaz de hacer el amor cuatro veces seguidas”. La entrevistadora pensó que no había oído bien y le dijo: “¿Podría usted repetir eso?”. “Claro que sí -respondió con orgullo el carcamal-. Con media hora de descanso”...
Terminado el trance de amor dice Mensilio a Pirulina: “-Debo hablarte con franqueza: tú no eres la primera mujer con quien hago esto”. “-En ese caso yo también te hablaré francamente -responde Pirulina-. Tienes mucho que aprender”...
El rico jovenzuelo -rico, pero feo y tonto- pregunta emocionado a su linda compañera del bachillerato: “-¡Oh, Susiflor! ¿Crees que alguna vez aprenderás a amarme?”. “-Supongo que sí -contesta ella-. Después de todo también aprendí trigonometría y cálculo integral”...
Viene ahora un cuento que no entendí...
Le dice el pretendiente al papá de su novia: “-Quiero casarme con Susiflor, don Poseidón”. Pregunta el severo genitor: “-¿Tiene usted casa?”. “-No’’ -responde el galancete. Inquiere don Poseidón: “-Y entonces ¿dónde la va a poner?”. Contesta el muchacho: “-Donde siempre. Para eso no hemos necesitado casa”... (No le entendí).
En un vuelo internacional un señor conoce a un sultán de oriente. Entablan conversación, y le pregunta el señor: “-Perdone la curiosidad: ¿cuántas esposas tiene usted?”. “-Quinientas’’ -le contesta el sultán-. “-¡Fantástico!” -exclama el señor lleno de admiración-. “-Ni tanto -dice el sultán-. Imagínese: quinientos pares de pantimedias secándose en el baño”... Simpliciana se emocionó bastante cuando su nuevo amigo le dijo que si podía hacerle una preguntita. Ingenua, pensó que el tipo deseaba saber si tenía novio. “-Claro, Procacio -le contesta muy ilusionada-. Puedes hacerme esa preguntita”. Y le dice el sujeto: “-¿Fías?”... Afrodisio Pitongo, galán concupiscente, invitó a cenar –con aviesas intenciones, claro- a una linda chica. Ya en el restorán el lúbrico individuo sintió ganas de ir al pipisrúm. Le dijo a la muchacha: “En seguida regreso, linda. Voy a saludar a una amiga muy querida que luego te voy a presentar”... FIN.

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