Por Catón
Columna: De política y cosas peores
Lo incomprensible
2013-07-27 | 11:01:38
Sonó el teléfono en la administración del hotel. Llamaba, desesperado, un individuo. “¡Manden rápidamente a alguien al cuarto 1014, piso décimo! –clamó con angustia-. ¡Acabo de tener una terrible discusión con mi mujer, y ella amenaza con arrojarse por la ventana!”.
“Señor –le dijo el encargado-, no podemos intervenir en un problema conyugal. De cualquier modo voy a enviar a alguien de seguridad”. “¡No! –rechazó el tipo-. ¡Envíe a alguien de mantenimiento! ¡La ventana no se abre! ”…
El dueño de la importante corporación hizo llamar al joven ejecutivo y le dijo con solemnidad: “Yupo: hace justamente un año llegaste a la compañía. Empezaste como office boy. Una semana después pasaste a ser encargado del archivo. La semana siguiente fuiste nombrado auxiliar de ventas, y al mes te convertiste en jefe del departamento.
Luego, pasados 15 días, te hiciste gerente nacional de ventas, y un mes después llegaste a subdirector de la empresa. Ahora voy a retirarme, y he pensado en ti para que te hagas cargo de la dirección general y presidas el consejo de administración de la compañía. ¿Qué dices a eso?”.
Respondió el joven ejecutivo: “Gracias”. “¿Gracias? –se irritó el dueño de la corporación-. ¿Después de que en solo un año pasaste de ser office boy a ser director de la empresa y presidente de su consejo de administración, eso es todo lo que tienes qué decir? ¿Gracias?”. “No, señor –se apenó el muchacho-. Gracias, papá”…
Nalgarina Granderriére, joven mujer de prominente antifonario -quiero decir de glúteos abundosos-, decidió tomar clases de equitación. Al terminar la primera lección se apeó del caballo y fue a ver por atrás al animal.
“Señorita -le preguntó intrigado su maestro-, ¿por qué examina usted a su cabalgadura por la parte posterior?”. Respondió Nalgarina: “Porque cuando iba montada en él todos decían: ‘¡Mira qué buen c… el de ese caballo!’, y quise ver si es cierto”…
Decía una sabia mujer (todas son sabias): “Los hombres son como las almohadas: con el tiempo y el uso se ablandan”. (En todos sentidos)…
Se presentó un sujeto en la consulta del doctor Duerf, analista. “Doctor –le comunicó-, mi mujer aquí presente insiste en decir que es invisible”. Replica desconcertado el doctor Duerf: “¿Cuál mujer?”…
En un periódico apareció este anuncio: “Vendo enciclopedia en 45 tomos. Me casé hace un mes y resulta que mi esposa sabe todas las cosas del mundo”…
Celiberia Sinvarón, Himenia Camafría y Solicia Sinpitier, maduras señoritas solteras, estaban conversando en una banca del parque cuando un sujeto se les acercó, se abrió súbitamente la gabardina y se mostró al natural ante ellas. La señorita Celiberia, la más joven de las tres, sufrió un ataque. El sujeto sufrió los otros dos…
Sé que el hombre es un ser racional. Yo, sin embargo, soy muy irrazonable. Por eso procuro siempre entender las razones de las sinrazones de mi prójimo. A veces la tarea resulta superior a mi escasa humanidad, y entonces hago como aquel maestro que para responder a la argumentación de un colega dijo: “El señor tiene razón. Pero no mucha. Y la poca que tiene vale nada”.
Desde hace más de tres décadas he colaborado en la medida de mis imposibilidades con Grupo Reforma, organización ejemplar que ha hecho del ejercicio periodístico un factor de cambio en México. Durante 33 años he escrito cada día mis artículos, todos los días sin faltar ninguno. Jamás en ese tiempo he recibido una consigna, y nunca he sido objeto de censura.
Aun mis demasías y dislates han sido respetados. Por eso no entendí un mensaje que llegó a mi correo. A veces es difícil para mí comprender lo incomprensible. En ocasiones los exabruptos me suenan injustificadamente abruptos, y soy tardo para entenderlos prontos. El diccionario define la palabra “pronto”, en su acepción correspondiente, como “decisión repentina motivada por una pasión u ocurrencia inesperada”.
A nadie acostumbro contradecir, aparte de a mí mismo. Pero sí digo: no. Reforma no deforma. Reforma informa. Se inconforma. Transforma. Sobre todo, forma. En todo el país y más allá de él se reconoce su alto nivel profesional y ético. Buena ocasión es ésta de decirlo. Y también de agradecerlo… FIN.
Mirador
Armando Fuente Aguirre
Historias del señor equis y de su
trágica lucha contra La Burocracia.
El Funcionario del Estado hizo llamar al señor equis y le ordenó:
-Di un número. Cualquier número.
Tembloroso, el señor equis arriesgó:
-Nueve.
Le dijo El Funcionario del Estado:
-Te quedaste muy abajo.
Volvió a arriesgar el señor equis:
-Mil.
-Te fuiste muy arriba –le informó El Funcionario.
El señor equis sigue diciendo un número tras otro. A cada uno de ellos El Funcionario responde: “Te quedaste muy abajo”, o: “Te fuiste muy arriba”. El señor equis seguirá diciendo números hasta que se acaben los números.
¡Hasta mañana!...
Manganitas
afa
“Peligra el Pacto por México…”.
Aunque sea de mal modo
diré que son los partidos
siempre tan descomedidos
que hacen que peligre todo.

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