Ha surgido en las esferas estudiantiles y magisteriales de la Universidad Veracruzana una candidata con gran fuerza para la rectoría doctorada en Ciencias de la Administración, Clara Medina Sahagón que conjunta metas e ideales de las nuevas generaciones.
Quiere cambiar la propuesta universitaria donde se garantice al egresado el empleo de acuerdo a sus estudios, no lo que ocurre generalmente donde laboran en actividades ajenas para lo que estudiaron. Trastocar a la UV de la mala fama adquirida sobre el nivel de estudios de determinadas facultades, donde destacan por su bajo nivel Medicina y Comunicación.
Clara Celina como se le conoce, se ha desempeñado como vice-rectora en la región de Poza Rica-Tuxpan, institución donde ha laborado durante 29 años, además de participar como candidata a la Rectoría de la UV en los períodos 2005-2009 y 2009. Como legisladora presidió la Comisión de Educación y Cultura. Dentro de sus propuestas figura que los egresados pueden crear sus propias fuentes de empleo que les permita independizarse con nuevas tecnologías.
Dejar la imagen de que la UV era una fábrica de desempleados.
La doctora Medina Sahagón pretende crear conciencia para preservar la integridad de la familia en esta época en que el estado es sacudido por una ola de violencia. Busca promover la participación de los padres en las clases cuando se impartan materias de educación sexual y reproductiva.
Sería la primera mujer rectora, no obstante que la gran mayoría de los universitarios en todo el país pertenecen al género femenino.

“No soy gato de nadie”

Tenía que ocurrir en Xalapa donde por lo regular los estudiantes y los burócratas estatales y federales es un voto generalizado en contra del PRI, donde se les ocurrió lanzar como candidato a un gato, el animal doméstico que acaba con las ratas. Con el lema que “a los jalapeños les conviene votar por otro animal”.
Ha creado una revolución en las redes sociales la idea de lanzar como candidato a Morris, que es un gato que aparece en las fotografías de manera atractiva, al igual que el sinnúmero de espectaculares que inundan al estado. Es la mejor muestra que la ciudadanía ha dejado de creer en los partidos políticos.

Un buen libro

Han pasado más de seis años que iniciara el gobierno de Felipe Calderón la llamada guerra contra el narcotráfico, los elevados costos del combate contra las drogas, en cuanto a los gastos económicos, el costo político y de manera sobresaliente el número de muertos y ejecutados son descomunales, y se llegó a la grave conclusión que la estrategia seguida está condenada a un rotundo fracaso.
Bajo este punto de partida, Rubén Aguilar y Jorge G. Castañeda, destacados analistas políticos mexicanos , en su libro “ Los saldos del narco” van desmenuzando este problema y plantean un nuevo camino que modifican sustancialmente la estrategia seguida por los gobiernos.
Para ello, se basan en una copiosa revisión de hechos y cifras que se contemplan en datos oficiales, con los cuales demuestran que los planes y premisas adoptadas por el nuevo gobierno de Peña Nieto son insostenibles.
Hay varias interrogantes que se plantean en este libro: ¿El problema de las drogas debe enfocarse desde la perspectiva de la salud pública o de seguridad nacional? ¿México está pasando de ser un país productor, y de paso a uno consumidor? ¿Debe ser el ejército el protagonista principal de las acciones gubernamentales? ¿Es verdad que el incremento de la violencia y los enfrentamientos de los cárteles se derivan del paso de armas por la frontera norte?
Es de esos libros que no se pueden dejar con una señal para seguir más tarde, se pica en la lectura y hasta que se termina. Lo interesante es conocer la opciones alternativas, donde México en lugar de enfrentarlas o aceptarlas con resignación, debe colocarse a la cabeza de los países que confrontan el mismo problema desbrozando nuevos caminos.